Geoparques, territorios de resiliencia reforzados por la COVID-19

Madrid, 10 jul (EFE).- Como ha ocurrido en otros espacios, la naturaleza ha ganado terreno en los geoparques como consecuencia del confinamiento por la pandemia de la COVID-19 y ha salido reforzado un modelo de desarrollo compacto y resiliente de contacto con la naturaleza y de apoyo al producto local.

Este viernes, el paisaje de las comarcas granadinas de Guadix, Baza, Montes y Huéscar ha entrado a formar parte de la Red Mundial de Geoparques de la Unesco, con lo que España aporta ya 14 espacios a la lista.

Entre ellos, el geoparque de la Costa Vasca, cuyo director científico, Asier Hilario, asegura a Efe que “el coronavirus y el confinamiento que se ha derivado de él ha demostrado que el modelo con el que venimos trabajando desde hace años funciona”.

Hace meses, cuando nadie podía imaginar que una pandemia paralizaría un planeta entero, que un virus desconocido iba a privar de libertad a toda una sociedad y que la idea de disfrutar de la naturaleza y de los productos de la tierra iba a cambiar radicalmente nuestra idea del ocio, los geoparques se mostraban ya como proyectos de desarrollo local.

Estos espacios de alto valor geológico “no tendrían sentido sin sus gentes”, subraya Asier Hilario, y por eso apuestan por dinamizar el mundo rural al tiempo que fomentan la cultura y el turismo..

El geoparkea Euskal Kostaldea, perteneciente a la Red Europea y Global de Geoparques desde 2010 y declarado Geoparque Mundial de la Unesco en 2015, “está totalmente operativo” en su red de senderos a pie y sus trayectos en barco, ajustado a los protocolos de sanidad y en grupos más reducidos.

“Tenemos que ser conscientes de que tenemos un producto que se va a demandar más y eso puede acarrear nuevos riesgos al atraer más gente de la debida, por lo que habrá que estar preparados y establecer las medidas oportunas para que ese flujo esté controlado y no afecte negativamente al espacio”, señala este geólogo.

En su opinión, “el confinamiento nos ha enseñado a apreciar algo tan sencillo como que vivimos en un país donde la naturaleza es generosa, donde se puede pasear por ella en cualquier momento del año, y nos ha ayudado a entender que ese contacto con la naturaleza es necesario, que nos aporta cosas positivas y que debemos reivindicar que continúe con buena salud”.

La cultura, la educación, la divulgación y el apoyo a los productores locales están en el empeño de los geoparques, un modelo que, según Asier Hilario, “nos creemos” y que puede servir de inspiración a otros organismos.

“La mayoría de geoparques cuentan con una red de colaboradores, que suelen ser productores, establecimientos o empresas de turismo activo, comprometidos a explicar a sus visitantes lo que es un geoparque a cambio de formación, promoción y contratos directos”, explica.

Fruto de esta colaboración surge la llamada “cesta geogourmet”, que en el caso del Geoparque de la Costa Vasca contiene un trozo de queso, una lata de atún y una botella de txakoli y se vende en las oficinas.

De esta manera, “el visitante tiene contacto con el producto local, lo adquiere fácilmente y el productor siente que este proyecto le beneficia y le da cobertura (...) se trata de apostar por productos locales que se mueven bajo estándares de calidad ambiental, reforzar esas cadenas y fomentar su consumo”.

Durante el confinamiento, el geoparque ha continuado abierto, pero las leyes no permitían las visitas, por lo que sus gestores “hemos aprovechado para asesorar a nuestros colaboradores sobre la manera en que poco a poco podían ir reabriendo sus negocios y acceder a las diferentes subvenciones”. explica Asier Hilario.

Además, han puesto en marcha a través de las redes sociales con el hastag #RespiraGeoparques una campaña para promocionar estos espacios como una salida natural a los duros meses de confinamiento.

“Nuestro lema es ‘Geoparques: territorios de resiliencia’, porque estamos seguros de que cuando las cosas se hacen a nivel local y colaborativo se consigue que un territorio sea más fuerte y resiliente a futuros desafíos”.

Cristina Yuste