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La industria de las armas se cita con el Ejército en Madrid para vender su tecnología para la guerra del futuro

Carro de combate equipado con un dispositivo de control remoto expuesto en la Feria Internacional de Defensa y Seguridad , que se celebra en Madrid.

Carlos del Castillo

Mientras el poder político decide el color de los gobiernos nacional y autonómicos tras los comicios del 28A y 26M, la industria de armamento internacional se cita en Madrid con los altos mandos de las Fuerzas Armadas para decidir en qué se empleará el presupuesto militar de las próximas décadas. Este miércoles ha comenzado en Ifema la primera edición de la Feria Internacional de Defensa y Seguridad (Feindef) para definir las tecnologías que darán forma a la guerra del futuro, o “Entorno operativo 2035”, como lo denomina el Ministerio de Defensa.

Una guerra que, en palabras del Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), el general Fernando Alejandre, se caracterizará por “una prevalencia de las operaciones en el ámbito urbano” y una “inevitable presencia de la población civil en las zonas de operaciones e interactuando con nuestras fuerzas”, así como por los “límites difusos entre enemigos, amigos y neutrales, entre países y organizaciones o incluso en el dominio en que se combate (tierra, mar, aire, espacio)”.

Alejandre ha sido el primer conferenciante de una Feria que cuenta con un notable apoyo político. El Ministerio de Defensa ha ofrecido apoyo institucional y la Comisión Europea la ha respaldado como parte de la política Europa de la Seguridad y la Defensa. “Es muy importante que se celebren este tipo de ferias para conocer los productos industriales que existen”, ha defendido la ministra de Defensa, Margarita Robles, que ha visitado Ifema la mañana de este miércoles.

Hasta 150 empresas de 11 países han montado expositores en los 14.000 metros cuadrados de Feindef. Están presentes más de 40 delegaciones oficiales de 27 países distintos. La voluntad es que este encuentro se celebre cada dos años y sea una referencia de la posición que ocupa España en el mercado internacional de armas.

La industria militar española mantiene desde años el séptimo puesto en la lista de máximos exportadores del mundo, solo por detrás de las superpotencias (EEUU, Rusia y China) y los tres grandes ejércitos europeos (Reino Unido, Francia y Alemania). No obstante, tras pasar casi una década mercadeando sus productos fuera de España, la industria ha lanzado la primera Feindef también para recordar al Gobierno que ha llegado el momento de renovar las grandes inversiones en armamento.

Las entregas (y con ellas, la carga de trabajo) de los actuales Programas Especiales de Armamento que José María Aznar lanzó en los 90 para renovar el material de las Fuerzas Armadas están próximas a finalizar. José Luis Rodríguez Zapatero los amplió hasta superar los 30.000 millones de desembolso total, de los que España aún adeuda unos 18.000 millones. Con las últimas fragatas F-110, tanques Pizarro y cazas Eurofighter aún por entregar, la cúpula militar y la industria están de acuerdo en que hace falta un nuevo compromiso.

“La incertidumbre, la necesidad de adaptación continua que determinará el entorno operativo futuro hacen que la única constante en la búsqueda del objetivo para disponer de una fuerza conjunta eficaz sea el cambio”, ha enfatizado Alejandre.

Una de las primeras decisiones que tomó el Consejo de Ministras del PSOE tras acceder al Gobierno en junio de 2018 fue asegurar que mantendría al menos 5.000 de los 11.000 millones de nuevo gasto militar que se había comprometido a invertir la antecesora de Robles en el Ministerio, María Dolores de Cospedal. No obstante, Robles anunció que los 6.000 restantes solo habían sido aplazados a ejercicios posteriores, y que el Ejecutivo socialista ya estudiaba cómo afrontar la nueva hipoteca para armamento.

Las líneas en las que emplear ese dinero se han definido entre el “Entorno operativo 2035” y el documento Perspectiva de la Industria de Defensa, presentado este miércoles en la Feindef por el secretario de Estado de Industria, Raül Blanco, y por los mandos de la Dirección General de Armamento y Material de las Fuerzas Armadas.

La cúpula militar ha celebrado la presentación de estos documentos, pese a recordar que llegan más tarde de lo esperado. “Las incertidumbres de todo tipo, ya sean políticas, ya sean presupuestarias, han influido ligeramente en el retraso de su aprobación definitiva pero los nuevos escenarios han servido para desarrollar esas capacidades futuras y para aportar tendencia sobre cómo conectar la tecnología existente con la que será necesaria para que nuestras Fuerzas Armadas sigan siendo capaces de cumplir misiones”, ha afirmado en su discurso el Jemad.

Soldados cíborg y pata de jamón

En esa guerra del futuro los soldados fusionarán su cuerpo con la tecnología para aumentar su resistencia ante la falta de sueño, el alto estrés y las altas cargas de trabajo. La toma de decisiones se apoyará en la inteligencia artificial (o “inteligencia competitiva”, como la denominan los militares) para evaluar grandes cantidades de información recogidas por la multitud de sensores montados en vehículos no tripulados desplegados sobre el campo de batalla. Estas son algunas líneas que se describen en ese Entorno operativo 2035, aunque lo expuesto este 2019 en la Feindef no recuerda tanto a la ciencia ficción.

Simuladores, juegos de guerra avanzados, dispositivos que aumentan la conectividad de las plataformas de combate tradicionales, materiales con mejoras de rendimiento, drones y sobre todo, muchas “tecnologías de doble uso” (denominación técnica de material militar que puede emplearse en entornos civiles) era lo más repetido en los expositores. Y entre las empresas de armas, un gran stand de El Corte Inglés para vender “calidad de vida del soldado”, con grifo de cerveza y pata de jamón para agasajar a los oficiales que lo visitan.

El colectivo antimilitarista Desarma Madrid ha protestado a primera hora contra la presencia de la Feindef en la capital y el apoyo que le ha brindado el Gobierno y el Ayuntamiento de Madrid. “Todo ello se produce a espaldas de la ciudadanía, que sigue manifestando su profundo rechazo a este macabro negocio”, exponen en un manifiesto contra la Feria, recordando la repulsa suscitada cuando se conoció la venta de bombas de precisión a Arabia Saudí. Los activistas han sido desalojados por la Policía.

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