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Ya hemos llegado al planeta donde las pantallas se doblan y todo se controla por voz

Samsung Galaxy Fold

Carlos del Castillo

Berlín —

Había un anuncio de televisión que decía que los teléfonos que llevamos cada día en el bolsillo eran más potentes que el ordenador de abordo de la nave Apolo 11, que llevó a Neil Amstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins a la Luna. Aquella computadora, que cumplió 50 años este agosto, no era un poco menos potente, sino que su desventaja se contaba por millones: su procesador era millones de veces más lento y tenía millones de veces menos memoria que el Samsung Galaxy Fold, la estrella del IFA 2019, la feria de tecnología más importante de Europa que se celebra cada año en Berlín.

La principal novedad de este terminal y la característica que lo ha hecho tan esperado por la industria es que su pantalla se dobla. Con este modelo Samsung se convierte en el primer gran fabricante que consigue poner un móvil con pantalla plegable en el mercado, tras tener que retrasar su lanzamiento en abril por fallos en el diseño, detectados cuando se distribuyeron las primeras unidades entre los periodistas. El dispositivo llegará a España a mediados de octubre y su precio será de 2.000 euros, aunque está a la venta desde este mismo viernes en Corea del Sur.

Con el Galaxy Fold Samsung gana una carrera, y también con una pizca de geoestrategia. La empresa surcoreana competía con Huawei para ser la primera en plantar su bandera en el planeta de las pantallas plegables, pero tras el bombardeo comercial de EEUU y el veto para seguir utilizando Android en sus dispositivos por parte de Google, la compañía china decidió retrasar la salida a la venta de su teléfono contorsionista. Huawei asegura, eso sí, que la guerra comercial no tiene que ver con esta decisión y que el retraso se debe a problemas similares a los que en su día sufrió Samsung.

¿Por qué plegable?

Esa carrera para desarrollar esta tecnología persigue seguir ampliando la pantalla del teléfono sin que pierda la capacidad de guardarse en el bolsillo u obligue a manejarlo a dos manos. Los teléfonos con pantallas que se acercan a la del nuevo Samsung, que tiene 7,3 pulgadas, se meten de lleno en una crisis existencial. Hacen llamadas, pero se parecen más una tableta que un teléfono. De hecho, el sector ha acuñado el nombre de phablets (unión de phone y tablet) para este tipo de móviles con gigantismo.

“Los usuarios han respondido positivamente a pantallas más grandes, y el factor revolucionario de Galaxy Fold es que ofrece una pantalla inmersiva de gran tamaño, sin renunciar a la portabilidad”, ha explicado el presidente de la división de móviles de Samsung. El truco de su nuevo aparato es que la pantalla grande se dobla hacia dentro, quedando otra por fuera de tamaño más contenido. Esa es la que se mira para consultar la hora y se termina 20 minutos después tras un bucle de notificaciones de redes sociales, correo, mensajería y otra vez correo, mensajería y redes sociales sin que sepamos muy bien cómo hemos acabado ahí. La grande queda para reproduciones de vídeo, juegos, o una navegación más parecida a la de un ordenador, con hasta tres aplicaciones mostrándose a la vez.

El Galaxy Fold no tardará demasiado en estar acompañado de otros plegables en las tiendas. Además de Huawei, se ha filtrado que Motorola (Lenovo) prepara una versión propia inspirada en su clásico V3, en el que esta vez toda la parte interior estaría ocupada por una pantalla. Google también está en ello y es esperable que Apple aparezca para mejorarlo todo cuando ya sea una tecnología más o menos consolidada, como suele hacer la marca de la manzana.

En la tecnología de consumo, las pantallas que se doblan se consideran una pequeña revolución. Eso sí: de momento la revolución plegable será para unos pocos. El Galaxy Fold es a la vez tableta y teléfono y cuesta lo mismo que una buena tablet y un muy buen teléfono, juntos. Un capricho del nivel de otra de las estrellas del IFA de este año, la televisión enrollable de LG, que la marca (también surcoreana) ha traído a Europa tras presentarla en EEUU a principios de año. La pantalla de este modelo es capaz de esconderse en su peana, algo que solo parece útil si se dispone de unas buenas vistas tras la televisión.

Desde el stand de la marca en IFA explican a eldiario.es que su televisión enrollable tiene tres modos de uso: a pantalla completa, como una televisión normal; un segundo modo desplegándola parcialmente y, por último, con la pantalla plegada en la base y en el que solo se reproduciría sonido.

'Inteligencia' para todos

Varios miembros de las marcas expositoras han explicado a eldiario.es que esperan que el 2019 marque la pauta para los lanzamientos de los dos o tres próximos años. Si las pantallas plegables van a marcar una línea de desarrollo en televisores y móviles, para el resto de tecnología del hogar va a ser, sin duda, la conectividad.

En IFA 2019 todo está conectado. Los dispositivos inteligentes, como los llama la industria, se han hecho con el control. Ya no hablamos de frigoríficos que mandan una notificación cuando se acaban los huevos o un horno que se maneja con el móvil, sino de macetas inteligentes, cerraduras inteligentes, comederos para mascota inteligentes, humidificadores inteligentes.

Ante las noticias que avisan de los riesgos de gran cantidad de información que suben a la red estos dispositivos, quedando almacenada en los servidores de sus empresas, hay marcas que están apostando por diferenciarse haciendo que sus dispositivos sean seguros por diseño. Es el caso de Netatmo, una empresa que fabrica cámaras de seguridad interiores y exteriores que incorporan reconocimiento facial, pero que no suben las imágenes a la red.

“Nosotros podemos asegurar la seguridad de nuestros dispositivos, que se conectan al teléfono del usuario por red local cuando está en casa, o usando un túnel VPN cuando está fuera. Pero si el usuario decide vincularlos con un asistente, ya no podemos asegurar lo que pasa con sus datos, responde Jofre Torrents, responsable de producto de Netatmo, al ser preguntado por la privacidad de si su cámara se conecta con un asistente como Alexa, de Amazon. En IFA 2019, el principal reclamo que usan los expositores de los dispositivos inteligentes ya no es que estos se pueden conectar a la red y manejar desde una aplicación, sino que son compatibles con Alexa y, por tanto, pueden recibir órdenes por voz.

Los carteles que indican las órdenes que se le pueden dar a Alexa para que haga funcionar casi todo lo expuesto en IFA 2019 están por toda la feria. Y la feria tiene 26 pabellones. Muchos dispositivos también presumen de su compatibilidad con otros asistentes, como el de Google. Todos aspiran a convertirse en el cerebro de la casa robot. A no ser que el consumidor lo rechace por completo, parece que esta es la tendencia que se impondrá poco a poco en los hogares, máxime cuando el gigante sueco Ikea ha anunciado recientemente que creará un departamento completo solo para mobiliario inteligente.

Cuando se pregunta a los expositores por los agujeros de privacidad que han salido a luz este verano en relación con los asistenes virtuales (Google, Facebook, Amazon, Apple y Microsoft han reconocido este verano que su personal, o el de empresas subcontratadas para ese fin, ha escuchado y transcrito audios privados de sus usuarios), la mayoría de empresas se encoge de hombros.

eldiario.es ha recibido la invitación para asistir a la feria IFA 2019 celebrada en Berlín a través de Netatmo, que ha corrido con los gastos del viaje.

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