El Museo de Historia de Tenerife exhibe la lencería de su 'fondo de armario'

Algunas prendas de lencería de los siglos XIX y XX.

Tenerife Ahora

Santa Cruz de Tenerife —

El Cabildo organiza para este jueves, día 26, a partir de las 19:00 horas, una visita guiada a una de las colecciones de textiles e indumentarias con las que cuenta el Museo de Historia y Antropología de Tenerife, en su sede de la Casa Lercaro, en La Laguna.

Dirigida al público adulto, y de la mano del experto Juan de la Cruz, los asistentes podrán disfrutar de la actividad denominada Entretelas, a través de la cuál se pretende que conozcan una selección de piezas particulares, únicas y especiales sin el cristal de las vitrinas, y que están ubicadas normalmente en los almacenes. En esta ocasión se atenderá a la ropa interior femenina de los siglos XIX y XX.

En esta nueva edición de Entretelas se aborda cómo a lo largo de la historia, la ropa interior femenina ha ido evolucionando en formas, dimensiones y usos, a la par que la sociedad que la genera.

Las modas se reducen a un tapar y enseñar, comprimir y liberar o aumentar y reducir. Así, antes del siglo XIX apenas consistía en una camisilla, algún tipo de bragas o calzones, medias y varias prendas tipo corsé, que modificaban la silueta del cuerpo. Más tarde, durante las etapas históricas de El Directorio, El Consulado y El Imperio francés, la moda se inspira en la antigüedad griega y romana, propugnando vestidos largos, sencillos y semitransparentes, lo que propició que se usase muy poca ropa interior que era sencilla y de color carne.

A mediados del siglo XIX se incrementa el  peso y volumen de vestidos y faldas,  a la vez que se difunde la creencia de que llevar muchas prendas era bueno para la salud, por lo que se favoreció el uso de abundante ropa interior. Durante esta época, las mujeres vestían un sinfín de prendas, tales como camisilla de manga larga, corsé, cubre corsé, camisa, calzones y muchas enaguas hechas con lino fino, batistas de algodón y franela, a veces almidonada. Desde entonces, la ropa interior se hizo más atractiva con abundantes bordados y encajes en los cuellos, mangas y bordes.

Cuando está acabando la centuria comienzan a utilizarse otros materiales en su fabricación, como la  seda o la lana. Más tarde se comercializó el punto de algodón y, en 1890, la viyela ─tela mixta de lana y algodón─, usada, en un principio, solo para ropa de hombre.

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