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Feriantes y chicharreros “de corazón”

Miguel Escamilla (i) en una de las atracciones infantiles de la feria de Santa Cruz con motivo del Carnaval

Rosa Cárdenes

Santa Cruz de Tenerife —

Hasta quince de las atracciones que hay en la feria situada en la entrada de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, con motivo del Carnaval, pertenecen a la misma familia. Son los Escamilla, expertos en distintas atracciones, entre ellas los cochitos locos o chocones, como los conoce mucha gente en Tenerife, o cochitos de choque, como se les llama en Gran Canaria, isla en las que algunas de estas pistas han estado con frecuencia.    

Se trata de tres hermanos cuyos padres, feriantes, viajaron hasta las Islas en la década de los sesenta, para quedarse en Tenerife con su tómbola. Después de trabajar durante años en el negocio familiar, tres de sus cuatro hijos montaron sus propias empresas dedicadas a las atracciones.

Atracciones Sanpol Escamilla es una de ellas y tiene ahora mismo en Santa Cruz cinco atracciones, tres de ellas son pistas de cochitos infantiles. La otra empresa es Escamilla SL, que ha puesto a disposición del publico el pulpo, el master y el drag, entre otras atracciones.

La tercera es Escamilla e Hijos. Su propietario, Miguel Escamilla, relata que llegó joven a Tenerife “donde hice la mili y me casé con una gomera; aquí vivo desde entonces, soy chicharrero de corazón”.

Este hombre, que da trabajo a varios miembros de su familia, es el propietario de la Autopista de Jarama, a la que este año le han puesto luces Leed o de bajo consumo. Es una de las principales novedades de esta pista en la que se hallan “coches italianos anti-impacto, con amortiguación, que compramos hace tres años”, señala.

“No tenemos un duro pero siempre estamos invirtiendo en mejorar las cosas”, apunta Miguel Escamilla mientras coloca un cinturón de seguridad en uno de los cochitos de las atracciones para los más pequeños. Recalca que su empresa, donde también trabajan su mujer y sus dos hijos, genera empleo pues también trabajan para él seis empleados fijos, además de otros cinco trabajadores temporales.

Admite que este es un negocio que ha dado mucho dinero pero remarca que “las cosas cambiaron con la crisis”, e insiste en los muchos gastos que tienen que hacer frente los feriantes, como cualquier empresa, “como los 2.000 euros que gastamos los primeros días en gasoil para poner en marcha tres motores y todavía no había arrancado la feria, pues el Ayuntamiento dice que la luz es cosa nuestra”. 

Además insiste en la seguridad de la feria en general y de sus atracciones, en concreto, conocidas en otros lugares como Gran Canaria, adonde viajará en mayo para instalarlas en Telde, y luego San Fernando y Vecindario.  

Muy cerca trabajan varios jóvenes en una de las pistas de cochitos de Atracciones Sanpol Escamilla, dirigida por Eduardo y su madre, Amparo, una veterana de las ferias. En esta empresa trabajan habitualmente cuatro miembros de la familia y cuatro trabajadores contratados.

Esta empresa solo se mueve en la isla de Tenerife, donde tiene un sinfín de recursos dado el número de fiestas que celebran sus 31 municipios, como señala el marido de una de las hijas de Amparo, Pablo González, que también trabaja en el negocio familiar.

Remarca que mucha gente cree que todos los feriantes vienen de fuera de la isla y desconocen que existen empresas en Tenerife dedicadas a este sector del entretenimiento y diversión. “Yo soy de Santa Cruz, mi hija estudia en el colegio 25 de Julio, somos gente normal y trabajadores que pagamos nuestros impuestos”, recalca este joven, quien destaca el “buen ambiente” que se respira entre los profesionales que estos días se dedican a hacer divertir a niños y mayores.    

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