Un estudio apunta que los delfines buscan la compañía de los calderones por “curiosidad”

Ballena piloto o calderón, muy comunes en aguas canarias

EFE

Santa Cruz de Tenerife —

Los delfines que habitan en las aguas que circundan La Gomera buscan de forma recurrente la compañía de los calderones, mucho más grandes que ellos, por razones que parecen responder tanto a la seguridad como a la alimentación, pero que también tienen que ver con la curiosidad.

La Comisión Ballenera Internacional (IWC, por sus siglas en inglés) acaba de publicar un trabajo que describe una novedosa asociación entre dos especies de mamíferos marinos, realizado por una asociación alemana que lleva años estudiando a los cetáceos de La Gomera, MEER, y la Universidad de Greifswald (Alemania).

Sus dos autores, Fabian Ritter y Jan Nikolai Bünte, recuerdan que la isla de La Gomera es uno de los enclaves del planeta con mayor diversidad de cetáceos, con 23 especies documentadas en sus aguas, entre ellas, las dos protagonistas de esta investigación: el delfín mular (Tursiops truncatus) y el calderón tropical, también conocido como ballena piloto (Globicephala macrorhynchus).

Estos dos investigadores han recopilado todos los datos de avistamiento disponibles de las dos especies en La Gomera durante dos décadas (1995-2014), tanto los recogidos por entidades conservacionistas, como los proporcionados por una empresa local que ofrece a los turistas excursiones de observación de cetáceos.

En ese período, se contaron en La Gomera 2.769 avistamientos de delfines mulares y 2.515 de calderones tropicales, y prácticamente una de cada cinco veces se les observó juntos (569 ocasiones).

Este trabajo subraya que los avistamientos de calderones y delfines juntos no son puntuales, sino repetidos a lo largo de todo el periodo y en todas las estaciones del año, por lo que no parecen causales. Pero ¿quién sigue a quién?, se preguntan.

Los autores resaltan que hay varios indicios que permiten pensar que son los delfines los que buscan la compañía de los calderones, unos animales que pueden llegar a pesar entre tres y cuatro toneladas, entre cinco y seis veces más que el mular.

En primer lugar, los grupos mixtos de estas dos especies siempre han sido vistos en las aguas profundas que constituyen el hábitat preferido de los calderones, no en otras más someras y cercanas a la costa; en segundo lugar, casi siempre hay más calderones que delfines; y por último, no es raro ver crías de calderón en los grupos, mientras que los mulares que los acompañan son mayoritariamente adultos.

Este trabajo plantea que los delfines pueden buscar la compañía de los calderones por tres razones: porque les ofrecen protección frente a depredadores como los grandes tiburones, porque les ayudan a localizar presas, sobre todo calamares (el alimento que preferido de las ballenas piloto) y también, simplemente, por “socializar”.

“La curiosidad y el juego podrían ser la motivación principal. De hecho, se han observado relaciones de afinidad entre las dos especies y, a veces, se ha visto a delfines mulares adultos con crías de calderón, que prácticamente tienen su mismo tamaño. Y las interacciones que se han observado son en su gran mayoría de naturaleza no agresiva”, apuntan Ritter y Bünte.

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