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Maricón sí, pero que no se note

Julio Concepción

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El 28 de junio se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Orgullo LGBTI, un día de visibilidad para celebrar avances y para seguir reivindicando cotas que nos equiparen en igualdad legal y real a las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales.

Todavía queda mucho por hacer, muchos retos y desafíos para lograr la plena igualdad de colectivos vulnerables como el de las personas trans, que a día de hoy siguen viendo conculcados sus derechos más elementales a una vida digna, sufriendo acoso y discriminación ante la dictadura de género que impone un modelo binario y estereotipado de ser hombre o mujer.

Esta semana muchas instituciones en Canarias mostrarán la bandera arcoíris en las fachadas de sus edificios públicos en apoyo a las políticas de igualdad para simbolizar lo evidente: que solo podemos construir un mundo más justo, más libre, cuando se muestra a la luz lo que durante siglos se ha ocultado y estigmatizado.

La política debe ser el arte de construir horizontes comunes en los que ondee la bandera de las luchas sociales. El arte de visibilizar aquello que secundamos sin subterfugios. Sin refugio a los argumentos que discriminan, a subterráneos pasadizos que acomodan al machismo más rancio y violento en una cultura cisexista y heteropatriarcal, cuya máxima es el odio a lo diferente, a lo diverso.

En nuestra tierra veremos que el Cabildo de Gran Canaria, el de Fuerteventura y otras instituciones, entre las que se incluye el Gobierno de Canarias, ondearán la bandera LGBTI como muestra de apoyo a los derechos que tanto nos han costado conquistar gracias a muchas activistas que nos precedieron y que se partieron la cara literalmente para que hoy podamos visibilizarnos y disfrutar de ellos, de sentirnos orgullosas de ser quienes somos, respetados en nuestra diversidad sexual y de género.

En el Orgullo de 2016, el grupo de Podemos pidió al Gobierno insular que izara por primera vez la bandera arcoíris en su fachada, acompañando a la de Tenerife. Su respuesta fue de lo más peregrina, al decirnos que no habían encontrado una bandera lo suficientemente grande para subirla al mástil.

Este año hemos vuelto a insistir para que la casa de todas y todos los tinerfeños se ponga al frente de este Orgullo LGBTI 2017 haciendo ondear dicha bandera. Pero esta vez, para sorpresa nuestra, su argumento ha sido que por motivos técnicos y protocolarios resulta complicado subir la bandera al mástil. Y uno se pregunta: ¿cómo pudieron subir las seis banderas que están ahí flameando? La respuesta deja en evidencia a unos políticos atrincherados en el machismo y el cispatriarcado más rancio para no tener que herir a una parte de su electorado, el más ultraconservador.

Una misoginia que no permite visibilizar aquello que de boquita dicen promover. Apoyan pero invisibilizan para tenernos a todas contentas. Los colectivos y personas que nos dimos cita el 24 de junio en la reciente manifestación del orgullo LGBTI en Santa Cruz de Tenerife observamos como ante una manifestación multitudinaria el grupo de gobierno en el Cabildo de Tenerife prefería no manifestarse. Una manifestación del orgullo de la calle y de la vergüenza institucional.

La ATI tinerfeñista más rancia y derechosa, tras más de 30 años en el poder, entiende que el Cabildo de Tenerife es suyo, de su propiedad. Cada grifo, cada azulejo, cada mesa, cada bolígrafo y cada subvención que concede son suyos. Todos conocemos la ola de transfobia, homofobia y machismo que recorre Europa y nuestro país. El Cabildo de Tenerife, como casa común de todas las tinerfeñas y tinerfeños, es también el espacio donde se deben respetar y visibilizar las luchas sociales que los colectivos organizados desarrollan para conseguir una isla más justa e igualitaria. Ni un solo miembro, ni colectivo, ni asociación LGBTI de nuestro archipiélago, debería pasar por alto este atropello a nuestros derechos.

Ya son dos años con excusas vergonzosas ante una decisión que es puramente política. El PSOE no debe poner sus sueldos en un pacto de gobierno por encima de nuestros derechos, que es lo que hace cuando guarda silencio y se presta a este mísero acuerdo de no izar una bandera que representa la lucha de la comunidad LGBTI en nuestra tierra. Nuestros derechos no se pactan. La LGBTIfobia se atrinchera en el Cabildo de Tenerife, en sus políticos y en su miseria machista y misógina.

El 28 de junio, Coalición Canaria, con la complicidad del PSOE, nos encerrará de nuevo en el armario de la historia. Ese espacio donde podemos existir sin molestar. Ser sin ser notados. Ocultos a los ojos de la sociedad.

Ese día en nuestra isla contemplaremos un mástil vacío lleno de prejuicios. Un grupo de gobierno en el Cabildo de Tenerife que nos apoya a cambio de que nadie se entere. El presidente Carlos Alonso habrá llegado a la conclusión de que ¡cada palo aguante su bandera! Ellos, el del machismo más rancio. Y nosotras la estaca de sus prejuicios. ¡Te queremos maricón!... pero que no se note.

*Consejero de Podemos en el Cabildo Insular de Tenerife

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