¡Y yo más!

Y llegó Pedro Sánchez, según dicen por ahí, el presidente más guapo de Europa. Y nada más llegar a derrocar al PP, el partido más corrupto de Europa, mediante la moción de censura que más rápidamente se ha convocado para ser resuelta en la historia de nuestra democracia, apoyado por las fuerzas políticas que más comprometen su trayectoria y el destino de este país, como Podemos o ERC, toma posesión de su cargo lo más velozmente posible y en un tiempo más que meteórico conforma un gabinete de ministros (y ministras, sí señora) que no se sabe de dónde se ha sacado la combinación, porque al parecer está configurado por personas a cada cual más brillante y más experimentada, salvo en alguna contada excepción.

Todos nos hemos quedado de lo más anonadados, y hasta un poco más esperanzados de poner fin a la era más oscurantista de los últimos tiempos, porque, según dicen los medios, este es el Gobierno más femenino (o feminista, cosa que está por ver) en la historia de España, donde hace poco más de ochenta años algo así era impensable. Y de hecho ha incorporado casi el doble más de mujeres que de hombres.

Dicen también que esta apuesta es un gran gesto que lo honra, hasta que llegue alguno y diga lo contrario, que lo que abunda en el Gobierno sea más bien la discriminación positiva que el gesto hacia las mujeres, o que a nuestro presidente le gusta más verse adornado por un buen grupo de mujeres (o como dice el bulo, por un “aquelarre de sabihondas”). Por eso, espero que las ministras sean más eficientes gestionando que meros floreros para darle más postín a Pedro Sánchez.

En cualquier caso, él ha optado por fiarse más de las mujeres que de los hombres para que lo acompañen en su equipo, además de fichar a los elementos más experimentados, de más edad que él mismo, más prestigiosos; los llaman tecnócratas, o sea, que nos van a gobernar, si los dejan, una serie de técnicos que de esto saben más que los ratones coloraos. Se dice por esos mentideros que, nada más escuchar en la órbita de Cifuentes que había un astronauta en las filas del Ejecutivo, ya estaban pensando en hacerse un máster de astronauta.

Ellos mismos, los socialistas del nuevo Gobierno, se han autodenominado como los que tienen más dignidad. No dudo de que de momento tengan más dignidad que la pandilla de bandoleros que formaba el partido saliente, pero se trata nada más que de la dignidad de ellos, porque ya veremos si hay más dignidad para nosotros los ciudadanos, unas pensiones más dignas, unos sueldos más altos, más puestos de trabajo, más cobertura de agentes de seguridad, unas leyes más tolerantes, una justicia más eficiente, una sanidad más enfocada a nuestro bienestar, más ayudas para los autónomos, más para dependencia, más, más, más... Sobre todo voy a ver si habrá más dignidad para la figura de los profesores, que está siendo de lo más denostada, y más libertad de opinión para la prensa, más inversiones en cultura, en educación y en ciencia.

Aunque el número de escaños cada vez sea más y más pequeño para el partido que gobierna, dicen en algunos medios que los españoles nos fiamos más del Gobierno de Sánchez que del de Rajoy. De lo que sí podemos estar seguros es de que va a haber más exigencias por parte de todos los socios que le ayudaron a llegar al sillón presidencial. Sobre todo me estoy imaginando a los Torra y los Puigdemont pidiendo su parte de la tarta. En cualquier caso, pasar por el Gobierno de Sánchez creo que era lo más justo en este momento, por pura higiene democrática. A veces menos es más.