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Opinión - Pedir perdón y que resulte sincero. Por Esther Palomera
Sobre este blog

Espacio de opinión de Tenerife Ahora

En lo alto de su cama

a

Fer D. Padilla

Siempre baila al compás…

-omitamos esta rima-,

sabe qué palabra usar

para nombrar tonterías,

al querer resucitar

desastres, idioteces, pesadillas.

Libros firmados, zarpados

de barcos a otra isla,

enaneces y evagrines,

sagrada simbología.

Orfeo, Caronte, Eurídice

nunca fueron solo simple mitología.

Oye a cada momento

canciones de otros días

que no suenan a alegría

y no en balde son culpables

de hacer incansable su sonrisa.

Conjuros inexplicables

esperando a la vuelta

de concurridas esquinas,

paseos interminables de piedra

hecha de magia divina,

que una persona perpetra

solamente en esta vida.

Dibuja en las ventanas

de cada coche esa casa,

su misma caligrafía

y en las ventanas de su alma

escribe otros finales

para historias terminadas.

Las percibe en las estelas

dibujadas en el agua

de los charcos, por las ruedas,

o si echa una ojeada a

semáforos que recuerdan

una lluvia que no cesa.

Mantiene conversaciones

melancólicas y eternas

con sus amados fantasmas

de navidades pasadas.

Les cuenta cómo va todo

con mapas en sus murallas,

por si quiere ella hallarle

y dejar de dar la espalda.

Responden: “Ni bien ni mal.

No retrocede ni avanza.

Nada parece sorprender,

nada le trae la calma“.

Qué paradójico es

haber el fuego tocado

y acabar con quemaduras

en una de esas dos manos

que siguen protegiéndole

si decide contar algo

completamente sincero,

totalmente desarmado,

como en aquellas fotos

en las que disfrutaba observando

la calidez de las noches

del final de ese verano

que empezó antes de marzo.

Pensará “¡Qué disparate!,

… ¿ser lo primero y lo último que hace siempre, pensarme?

Cuando el día acaba

captura instantes mentales

de atardeceres malvas

que antes solían ser

un cielo en viva llama

y en tristes exposiciones,

los cuadros que, cada noche,

pinta con la mirada

en un lienzo construido

en lo alto de su cama.

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