Condena de 23 años de prisión, por abusos sexuales a menores, para el excuidador de la Casa Cuna

Palacio de Justicia de Santa Cruz, en la avenida Tres de Mayo

Tenerife Ahora

Santa Cruz de Tenerife —

La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha dictado sentencia y en ella ha condenado al excuidador de la Casa Cuna (sita en Santa Cruz de Tenerife) Julio Carrillo González a 23 años de prisión por la comisión de tres delitos de abusos sexuales y por utilizar a menores para la elaboración de material pornográfico, informó este jueves Radio Club Tenerife-Cadena SER.

El fallo considera probado que Julio Carillo abusó sexualmente de tres menores residentes en el centro social (que es propiedad del Cabildo de Tenerife y se gestiona desde esta administración pública) desde 2006 y que el que fuera cuidador en esa institución aprovechaba su condición de educador desplegando una intensa actividad para doblegar a sus víctimas con el objetivo de que mantuvieran relaciones sexuales con él, bien mediante “la entrega de dinero, de regalos o incluso tras quitarles las sanciones disciplinarias impuestas por el centro”.

La manera de actuar del condenado era siempre la misma: abusaba sexualmente de los menores y posteriormente les sacaba fotografías de contenido pornográfico. En este aspecto, tal y como quedó acreditado en el juicio, celebrado en noviembre de 2016, el condenado responde a un perfil de “depredador sexual” y además ejercía un control absoluto en la voluntad de sus víctimas, hasta el punto de que una de ellas, años después de los hechos, seguía manteniendo relaciones con el acusado, informó el mismo medio radiofónico local.

En la sentencia de la Audiencia Provincial tinerfeña, se condena a Carillo a indemnizar con 15.000 euros a cada una de las víctimas y al pago de la misma cantidad al Cabildo de Tenerife, al ser la institución responsable del Hogar Sagrada Familia, también conocido en la isla como Casa Cuna.

Las tres víctimas, ya mayores de edad, han sufrido un auténtico calvario durante los últimos diez años, y ha quedado acreditado que todos ellas han experimentado “ansiedad, depresión, inseguridad en su identidad sexual y un sentimiento de desagrado con su propio cuerpo”.

Contra este fallo de la Audiencia, cabe recurso de casación en el Tribunal Supremo.

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