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The Guardian en español

Australia pide perdón por ignorar durante décadas los abusos sexuales a menores en todo tipo de instituciones

Scott Morrison, primer ministro australiano, abraza a una de las víctimas durante la ceremonia oficial de disculpa.

Melissa Davey

El Gobierno australiano ha pedido formalmente perdón a las víctimas de abusos sexuales durante su infancia. Lo ha hecho este lunes después de que una investigación de cinco años descubriera que durante décadas gobiernos, escuelas, clubes deportivos, iglesias, organizaciones asistenciales y otras instituciones no hicieron lo suficiente por mantener a salvo a niños y niñas.

“Les creemos”, afirmó el primer ministro, Scott Morrison, frente a las más de 800 personas que acudieron al Gran Salón del Congreso australiano. Entre los asistentes había víctimas, supervivientes, activistas y familiares.

“La cuestión a la que nos enfrentamos hoy es demasiado horrible como para formularla, mucho menos responderla: ¿por qué los niños de nuestro país no fueron amados y protegidos? ¿Por qué se traicionó su confianza?”, señaló. “Aunque no podemos ser tan frívolos como para pretender tener una respuesta, debemos tener la humildad de agacharnos ante aquellos que fueron abandonados y rogarles que nos perdonen”, añadió. “Es la disculpa de un país que busca con la compasión atravesar una oscuridad en la que ustedes vivieron mucho tiempo. Nada de lo que podamos hacer ahora corregirá los males infligidos a los niños de nuestro país”.

Políticos retirados y en ejercicio lloraron cuando se leyó la disculpa. Entre los asistentes había personas con el nombre de seres queridos que habían sido abusados, pero que ya habían fallecido o que no habían podido asistir. En una decisión poco común, el turno de preguntas programado para la tarde se retrasó un día porque así lo pidieron los sobrevivientes.

En diciembre, la comisión institucional de abuso sexual infantil de Australia formuló 409 recomendaciones al presentar sus conclusiones. Entre ellas hay 122 que involucran directa o indirectamente al Gobierno nacional, que ha coordinado con los estados y las jurisdicciones territoriales un plan de reparación. También se ha comenzado ya el programa de reformas radicales en la Iglesia Católica y otras instituciones religiosas. Pero la disculpa es el reconocimiento formal de que los niños fueron ignorados y los abusos encubiertos.

El discurso se retransmitió en directo para todo el país. En el estado de Victoria se fijaron cuatro lugares de observación para los enfermos, los ancianos y los que no podían permitirse el lujo de viajar hasta Canberra, donde tiene su sede el Parlamento. También se pudo ver en la Ópera de Sydney (Nueva Gales del Sur) y por la televisión nacional se retransmitieron las historias personales de varias víctimas, relatadas por Morrison y por el líder de la oposición, Bill Shorten.

“Los crímenes de abuso sexual rutinario ocurrían en escuelas, iglesias, grupos de juventud, grupos de boy scouts, orfanatos, hogares de acogida, clubes deportivos, hogares comunales, organizaciones asistenciales y hogares familiares también”, dijo Morrison. “Sucedía en todos los lugares donde un depredador pensaba que podría salirse con la suya, donde el funcionamiento de esas organizaciones permitieron que sucediera porque cerraron los ojos. Sucedió día tras día, semana tras semana, mes tras mes, década tras década, un tormento implacable. Cuando un niño hablaba, no le creían y los crímenes seguían cometiéndose con impunidad. Un superviviente me dijo que habló con un maestro sobre el abuso que sufría y el maestro se convirtió en el siguiente abusador. Rompieron su confianza y traicionaron su inocencia. Se aprovechaban de su poder y posición para cometer unos crímenes malvados y oscuros”.

El discurso de Shorten reflejó el enfado que todavía sienten muchos supervivientes y sus familias. Dijo que los niños continúan siendo abusados hoy. También, que para juzgar de verdad al Parlamento, lo importante será “lo que ocurra a partir de ahora”. “Lamentamos que el abuso, la agresión sexual y la violación de los niños sigan ocurriendo y siendo encubiertos (…) Y lamentamos que todos en este Parlamento no hayamos hecho lo suficiente para garantizar que no vuelva a suceder. Demasiados niños australianos siguen viviendo sus vidas sin protección contra ese riesgo”, añadió.

La sala estalló en un aplauso cuando mencionaron a Julia Gillard, la exprimera ministra de Australia. Fue ella la que en 2013 creó la comisión real por abusos sexuales institucionales contra niños sin la que cientos de crímenes no habrían salido a la luz y las reformas habrían sido retrasadas o ignoradas. “Aquí es donde quería estar, junto a los supervivientes y a sus familiares y amigos, les agradezco el gran honor que me han hecho por este reconocimiento en la sala, significa mucho para mí”, dijo cuando la invitaron a subir al escenario del Gran Salón.

Muchos lloraron de alivio y dieron gracias por las disculpas, pero también había un ambiente de enfado y frustración. Unos espectadores gritaron mientras se leía formalmente la disculpa. “¿Por qué esas instituciones siguen recibiendo dinero público?” y “dejen de financiarlas”, decían. Otros interrumpieron al Gobierno para que terminara con la detención de niños refugiados en la isla de Nauru y para que reconociera a los niños abusados en el Ejército. Para otros, la disculpa fue un paso más en el proceso de sanación.

El abogado, escritor y superviviente de abusos Manny Waks viajó hasta Canberra desde Israel, donde vive ahora, para representar a los integrantes de la comunidad judía australiana que sufrieron abusos. “Esta ha sido una experiencia muy difícil para muchos de nosotros, confiamos en que esta disculpa histórica del Gobierno tenga el efecto deseado, ayudar en el proceso de sanación de las muchas personas afectadas por el flagelo del abuso sexual infantil dentro de las instituciones”, dijo.

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