Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

The Guardian en español

“Todos los que rodean a Trump piensan que es un fanfarrón, un idiota y que no está capacitado para el cargo”

Michael Wolff durante una entrevista en el programa PBS Newshour el 8 de enero de 2018.

Edward Helmore

Nueva York —

Una cena con almejas y trucha alpina en la casa de Michael Wolff en el Greenwich Village fue el escenario inicial de un libro que, en palabras del propio autor, se ha convertido en “un acontecimiento político internacional”.

Entre los invitados estaban el expresidente de Fox News, Roger Ailes, despedido del imperio Murdoch tras ser acusado de acoso sexual y a punto de jubilarse en Palm Beach, y Steve Bannon, que se convertiría en heredero de la corona de Ailes sobre los medios políticos de derecha y que solo seis semanas antes había orquestado el sorprendente triunfo electoral de Donald Trump.

“Ya hacía seis meses que a Roger lo habían despedido de Fox, así que no se trataba de una persona poderosa, sino todo lo contrario”, asegura Wolff a The Guardian, sentado en un sillón frente a la chimenea de su estudio. La invitación a Bannon vino después. “Se lo pregunté de repente: ‘Viene Roger a cenar a casa, ¿te apuntas?'”.

Mientras la tormenta generada por Fire and Fury, el libro de Wolff, arrasa a Trump, Bannon y la Casa Blanca, Wolff se pregunta si aquella noche de enero de 2017 Ailes le dio el visto bueno, quizá por el postre de Babá al ron, cuando la antorcha del republicanismo populista pasaba de un hombre a otro. “A menudo he pensado que es posible que sucediera eso”, afirma Wolff.

De cualquier modo, ésa es la historia de la creación de un libro que destruyó cualquier ilusión sobre cómo es la Casa Blanca de Donald Trump.

Las repercusiones inmediatas del libro son de sobra conocidas. Entre ellas está la destrucción de la relación entre Bannon y Trump y entre Bannon y sus jefes de Breitbart, así como los extraños esfuerzos de Trump para demostrar que, contrario a la opinión de su entorno, según relata Wolff, está mentalmente capacitado para su cargo.

“Las cosas que han tenido mayor repercusión me parecen bastante aleatorias”, señala Wolff. “Todo es explosivo porque así es Donald Trump. Es una persona tan anómala, tan diferente a lo que debería ser, que todo lo que hace parece a cierto nivel absurdo”.

“Yo no sé si el presidente está clínicamente fuera de sus cabales. Lo que sé, por lo que he visto y lo que me ha dicho la gente que lo rodea, es que Donald Trump es una persona muy impredecible, irracional, por momentos casi incoherente, obsesionado consigo mismo a un nivel desconcertante y que manifiesta todos estos rasgos de una forma que hace que cualquier persona razonable se pregunte ‘¿qué es lo que sucede aquí?, ¿qué es lo que no funciona?’”, cuenta Wolff.

Esta semana, Trump pidió una reunión entre ambos partidos sobre inmigración y seguridad de las fronteras. “Esto claramente lo hizo para parecer cuerdo, en respuesta al libro”, dice Wolff. La reunión fue extraña por más de una razón, incluida la ansiedad de Trump por mostrarse de acuerdo con todo el mundo.

“Se ajusta a otra de las premisas del libro”, señala Wolff. “No le importa. Lo único que quiere es que otra persona haga el trabajo que debe hacer él. Solo le importa ganar y la naturaleza del triunfo no le interesa”.

“He conversado con muchos amigos de Donald Trump. Él funciona bajo la idea de que es una persona que negocia, pero todos me dicen que nunca ha negociado nada. Una negociación requiere una comprensión al detalle. Es un proceso metódico y esto él no lo puede hacer.”

La actuación planificada no duró mucho. Pronto Trump había vuelto a su personalidad habitual, refiriéndose a Haití, El Salvador y gran parte de África como “países de mierda”, provocando una nueva ola de indignación.

“Este tío es tonto”

En vísperas de la publicación del libro, Wolff y sus editores se enfrentaron a los intentos de Trump de impedir legalmente que este viera la luz. Esto solo logró darles más ánimos para publicar el libro, después de que The Guardian informase por primera vez sobre su contenido.

“Es otro ejemplo de cómo es cuando pierde el control”, dice Wolff. “Sé que todo el mundo intentó detenerlo, pero era imposible. Su cabeza ya había explotado, entonces hizo lo que ningún presidente habría hecho jamás: intentar denunciar a alguien por difamación e invasión de la privacidad”.

“Hay dos formas de verlo. Me escandalizó el ataque al bastión constitucional que supone nuestro trabajo como periodistas y nuestro estilo de vida como estadounidenses. Por otro lado, este tío es tonto. Lo único que ha logrado es publicitar aún más mi libro. Pareciera que se dispara en el pie cada vez que tiene la oportunidad”.

Para Wolff, lo único que ha cambiado en su vida hasta ahora es que ha tenido que mantener las persianas cerradas para evitar a los paparazzis ocasionales. Cuando sale de su casa, se encuentra con que gente desconocida le pide hacerse selfies con él. 

Aunque Trump lo niegue, Fire and Fury es un libro autorizado por el caótico modus operandi que maneja el presidente. Tras escribir perfiles relativamente positivos de Bannon y Trump para Hollywood Reporter, Wolff se unió a la fila de sumisos buscadores de empleo en la Torre Trump cuando este ganó las elecciones.

“Le dije al presidente: ‘Me encantaría ser un observador en la Casa Blanca’. Él pensó que le estaba pidiendo trabajo, entonces le aclaré: ‘No, no. Lo que quiero es escribir un libro’. Su rostro cambió. De pronto había perdido el interés por completo. Así que le presioné un poco. Le dije que realmente quería hacerlo, y al final me dijo ‘Vale, sí, no hay problema’”.

Así comenzó la aventura en Washington para este típico periodista polémico de Nueva York. Los registros de visitantes de la Casa Blanca muestran que Wolff entró al edificio más de 20 veces en los primeros ocho meses del nuevo gobierno.

“Fui con la intención de mostrarme como un periodista con una misión, pero es difícil hacer eso cuando todo el mundo literalmente te ignora”, indica Wolff. “Te conviertes en un mueble, en alguien tan patético que la gente hace el esfuerzo de entretenerte”.

“Entonces me decían ‘¿a quién estás esperando?’ y yo decía que a Bannon, que nunca jamás cumple con las reuniones que tiene planificadas. Entonces me decían ‘Ah, vale, ¿quieres volver otro día?’. Y de pronto me encontraba en la oficina del jefe de Gabinete”.

Fire and Fury  ha recibido numerosas críticas, especialmente de los periodistas que cubren la información política en Washington. La semana pasada, el presentador de CNN, Jake Tapper, dijo en el programa de Seth Meyers que el libro “no respeta ninguna de las normas”. También dijo que había cierta “justicia poética” en que un libro así defina la presidencia de Trump.

Las críticas se han enfocado principalmente en errores de ortografía y otros en la comprobación de datos relativamente menores. “La verdad es que cualquier libro de este tipo tiene errores, pero no cualquiera se convierte en un acontecimiento político internacional”, remarca Wolff.

Este tipo de críticas enmascara una cuestión mayor: Wolff se ha comido la cena de sus detractores, como suelen hacer los lobos. Parece que hacía falta la mirada de un escritor para mostrar claramente las verdaderas características de la Casa Blanca de Trump.

“Están atrapados en la maleza”, señala Wolff sobre la prensa estadounidense. “Yo claramente no lo estoy. Es obvio que he logrado transmitir esta historia de una forma que le llega al público, le impacta y la comprenden”.

El problema para la prensa de Washington, igual que para el resto del mundo, es que se ha normalizado lo absolutamente anormal que es la presidencia de Trump. “Al principio decíamos ‘no debéis normalizar esto’. Pero eso es lo que han hecho. Cada día hay una nueva noticia explosiva que te hace olvidar lo que sucedió ayer”, explica Wolff.

“Entonces de pronto sale este libro, que pone las cosas en contexto y todo el mundo –literalmente todo el mundo– piensa ‘vaya, ahora lo comprendemos’. La prensa de Washington ha hecho que la gente se sienta asustada, confundida e insensibilizada, y de pronto, por como han reaccionado ante el libro han podido decir ‘Vale, lo entiendo”.

“Tuve acceso a una verdad a la que nadie más tuvo acceso, no porque no la supieran. Todos los que rodean a Trump piensan que es un fanfarrón, un tonto, un idiota, alguien que no está capacitado para cumplir con las obligaciones de su cargo. Pero nadie lo había dicho así, aunque los periodistas de Washington hablan con las mismas personas con las que hablé yo y les dicen las mismas cosas”. 

“Este libro no son mis impresiones”

Wolff ha sido acusado de no responder claramente cuánto tiempo ha pasado junto al presidente. La Casa Blanca sostiene que nunca tuvo una reunión en el Despacho Oval. Wolff no dice haberla tenido.

“Déjame que lo aclare, he tenido aproximadamente un total de tres horas de conversaciones con Donald Trump entre junio de 2016 y ahora. Algunas de esas conversaciones tuvieron lugar durante la campaña, otras durante la transición (entre las elecciones y la toma de posesión) y otras en la Casa Blanca”, asegura.

En la página 92 de Fire and Fury, Wolff escribe: “El 6 de febrero, Trump realizó una de sus típicas llamadas no solicitadas llenas de furia y autocompasión a un periodista de Nueva York, sin ninguna presunción de confidencialidad”. La llamada duró 26 minutos, según Wolff, en los que el presidente atacó a varios pesos pesados de los medios de comunicación, negó los rumores sobre la influencia que Bannon tenía sobre él y dijo que no era “el tipo de persona” que usa bata de baño.

Se puede suponer que la llamada fue al propio Wolff. “Permitidme no decir quién recibió esa llamada”, dice. Wolff insiste en que nunca quiso utilizar la primera persona en el libro, una técnica que se remonta al Nuevo Periodismo de los años 60.

Wolff asegura que no le interesa la política. Que lo que le fascina es la gente, el poder y las circunstancias sin precedentes que llevaron al triunfo de Trump.

“Sucedió esto que no debería haber sucedido, que ninguna lógica indicaba que podía suceder. Pero ya está hecho, así que ¿qué hacemos ahora? Este libro no es sobre mis impresiones, es un libro sobre las impresiones de la gente que le rodea. Para mí era importante no poner el foco en mi relación con el presidente ni en mis impresiones”, aclara.

Según Wolff, Bannon dijo que la reunión de Donald Trump Jr. (el hijo mayor) con los rusos en la Torre Trump en junio de 2016 fue “una traición” y predijo que “le van a hacer picadillo en las cadenas de televisión”. Estas palabras le costaron su excomunión.

Wolff supone que Bannon ya estaba en retirada. ¿Pero cómo pudo cometer la imprudencia de insultar al hijo de su jefe? ¿Estaba borracho? “No, no estaba borracho. Yo nunca lo he visto borracho, aunque lo he visto rechazar tragos muchas veces”.

“Mi teoría es que él creyó que Roy Moore (el candidato republicano al Senado por Alabama) iba a ganar. Eso habría aumentado el poder de Bannon y disminuido el de Trump. Bannon habría comenzado el 2018 con muchísimo poder. Había llegado a la conclusión de que Trump, además de ser idiota, era un obstáculo para su auténtico programa populista”, explica.

¿Qué piensa ahora Wolff de Bannon? “Me siento un poco culpable porque lo puse en una posición en la que él no quería estar. Pero ya es mayor y sabía muy bien los riesgos que asumía al hablar conmigo”.

Wolff, que no revela si ha vuelto a hablar con Bannon desde que dejó la Casa Blanca, dice que se quedó con la duda de “si es el mejor estratega del mundo o solo un tío que no sabe cuándo dejar de hablar”.

Pronto, Wolff comenzará su gira por Europa. Parece tranquilo, pero confiesa que ha pasado noches sin dormir, incluida aquella después de que The Guardian consiguiese un ejemplar de Fire and Fury y Trump entrase en erupción.

Wolff cree que no habrá otro presidente famoso, dice que no ve a Oprah Winfrey como candidata y aclara: “Esto servirá de lección para muchos.” También admite que esas podían funcionar como famosas palabras finales (que luego no se cumplen).

“Mira, olvida todo lo demás. Esta es una historia fascinante, con personajes fenomenales. Trump es un personaje asombroso. Bannon es, en mi opinión, un regalo del cielo. Y encima tenemos a Scaramucci, a Jared Kushner… Es demasiado bueno para ser real”, sostiene.

“Este experimento está sucediendo. Hagamos presidente a alguien que sea exactamente lo opuesto a lo que creemos que es y debe ser un presidente. Ése es el experimento. Lo positivo es que la gente ya se ha dado cuenta de que el experimento ha fallado, incluso gran parte de la gente que le votó”.

Traducido por Lucía Balducci

Etiquetas
stats