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The Guardian en español

China celebra el 50 aniversario de la Revolución Cultural en silencio 

El Gobierno chino prefiere que el controvertido aniversario pase desapercibido.

Tom Phillips

Pekín —

Pekín ha preferido que el 50 aniversario de uno de los momentos más devastadores y determinantes de la China del siglo XX transcurra en el más absoluto de los silencios. 

Este lunes se cumplió el 50 aniversario de la Gran Revolución Cultural Proletaria auspiciada por el presidente Mao; una década de confusión política y social. 

El 16 de mayo de 1966 un documento del Partido Comunista que alertaba de que algunos individuos estaban conspirando para acabar con el Partido Comunista e instaurar una “dictadura de la burguesía” supuso el nacimiento de un movimiento que tuvo consecuencias catastróficas para la población china. 

El documento marcó el inicio de un periodo sin precedentes, dominado por la agitación, el derramamiento de sangre y el estancamiento económico, y que solo terminó tras la muerte de Mao, en septiembre de 1976. Sin embargo, este lunes los periódicos de la China continental optaron por no mencionar el aniversario de la Revolución Cultural. 

El tabloide del partido, Global Times, ni siquiera mencionó la efeméride y publicó un reportaje sobre la indignación de las autoridades de Pekín por un informe del Pentágono en el que se detallan sus proyectos de reclamación territorial en el Mar del Sur de China. 

Por su parte, el Beijing Morning Post publicó artículos sobre Donald Trump y sobre el ex alcalde de Londres, Boris Johnson, que ha comparado el proyecto político de la Unión Europea con el proyecto de Hitler. El Beijing Times también ignoró el aniversario y dedicó la portada a un artículo sobre los esfuerzos de la policía por encontrar a niños desaparecidos. 

Los medios de comunicación del país, controlados en gran parte por el Gobierno, no han informado sobre ningún acto de conmemoración oficial y a los académicos chinos se les ha prohibido hablar sobre este tema tan delicado. “Los expertos no pueden conceder entrevistas sobre la Revolución Cultural” explica un académico al periódico canadiense The Globe and Mail

“Las autoridades creen que si mostramos la peor parte de la Revolución Cultural los ciudadanos podrían cuestionar el sistema político”, señala Wang Youqin, autora de Las víctimas de la Revolución Cultural, una investigación de tres décadas de los asesinatos vinculados con los Guardias Rojos. 

Roderick MacFarquhar, un experto en la Revolución Cultural de la Universidad de Harvard, explica que el presidente Xi Jinping teme que alguien pueda utilizar la efeméride para recordar los hechos más oscuros del pasado del Partido Comunista. Más concretamente, se ha intentado evitar de plano que se reflexione en torno al papel clave que desempeñó Mao en unos hechos que sembraron el caos en China a partir de 1966 y que causaron la muerte de dos millones de personas.

“La verdad más incómoda que Xi Jinping no puede digerir es el papel que desempeñó Mao”, explica MacFarquhar: “Mao vivió años de gloria gracias a ese caos. Acariciaba la posibilidad de una guerra civil…Lo último que quiere Xi Jinping es que se hable de la Revolución Cultural porque perjudica la reputación de Mao”. 

En Hong Kong, que forma parte de China pero que goza de mayores libertades democráticas gracias al acuerdo suscrito en 1997 mediante el cual este territorio volvió a quedar bajo el control del gobierno de Pekín, los medios de comunicación sí han informado sobre esta dolorosa efeméride. 

Una columna publicada en el principal periódico en inglés de Hong Kong, The South China Morning Post, señala que: “Cincuenta años más tarde, el partido no ha sabido cómo abordar esta experiencia traumática y no ha logrado que se haga justicia”. “Si el partido teme revelar la verdad sobre su propio pasado y se niega a aprender de los errores ¿Cómo puede ver con claridad la dirección correcta que debe tomar en el futuro?”, añade.

La Revolución Cultural se originó a partir de un estallido de violencia por parte de los Guardias Rojos en Pekín. Medio siglo después, los académicos siguen sin ponerse de acuerdo sobre el impacto que esta década ha tenido sobre la China contemporánea. 

La obsesión por el control

Daniel Leese, un experto en la Revolución Cultural de la Universidad de Friburgo y que está estudiando el legado de Mao, indica que una de las consecuencias de esa década ha sido la obsesión de los líderes chinos por la estabilidad política. “Desde el punto de vista del Partido Comunista, es evidente que uno de los legados más importantes es que nunca deberías perder el control, siempre deberías mantener el poder y no deberían existir distintas facciones dentro del partido”, afirma. 

Leese subraya que “para los líderes del partido es fundamental presentar estos diez años como un periodo que no estaba sumido en la más absoluta anarquía porque, al fin y al cabo, siguen gobernando el país”. MacFarquhar, autor de La última revolución de Mao, indica que a pesar de que ha pasado medio siglo, no se ha dilucidado el papel que desempeñaron muchos ciudadanos de a pie en ese violento periodo. 

“En mi opinión, el aspecto más terrible de la Revolución Cultural no fue que el país se sumiera en un caos auspiciado por Mao. Lo realmente terrible fue que tras ese pistoletazo de salida, los chinos fueron muy crueles los unos con los otros”, puntualiza.

“No es como si un comandante nazi hubiese dado la orden de matar a 6.000 judíos. Los ciudadanos simplemente empezaron a pelearse y a matarse unos a otros, y las luchas entre las facciones de los Guardias Rojos fueron especialmente sangrientas. Les dieron licencia para matar”.

Algunos grupos de izquierdas que consideran que la Revolución Cultural fue la edad de oro de la igualdad social y de la rectitud ideológica han desafiado el intento de las autoridades de restar importancia al aniversario. En un acto conmemorativo celebrado en la provincia de Shanxi, un grupo de neo-maoístas mostraban cartas rojas en las que se podía leer “las ideas de Mao son invencibles” y “Larga vida a la Gran Revolución Cultural Proletaria”. En una manifestación en la ciudad de Dalian, los participantes blandían retratos de Mao y carteles con la afirmación: “Navegar por el mar depende del timonel”.

Zhang Hongliang, un destacado estudioso maoísta, ha señalado que los adversarios del partido comunista han manipulado la efeméride de este lunes para desestabilizar al gobierno del país. “Su auténtico propósito no es mostrar su rechazo hacia la Revolución Cultural; lo que quieren es utilizar esa década para negar de plano el liderazgo del Partido Comunista”, ha indicado. “Incluso si esa campaña fue un error, han pasado los años y deberían pasar página”.

Wang Youqin, la académica que estudia la Revolución Cultural, indica que no se debería permitir que estas personas nieguen las muertes y el sufrimiento que dejó tras de sí ese periodo. 

Lamenta el hecho de que, a diferencia de Camboya, donde el Tribunal para el enjuiciamiento de los Jemeres Rojos ha investigado los actos de genocidio llevados a cabo bajo el liderazgo de Pol Pot, a las víctimas de la Revolución Cultural se les ha negado la posibilidad de reencontrarse con su pasado: “Me alarma el hecho de que medio siglo más tarde todavía no tenemos un informe completo sobre la Revolución Cultural. Es una lástima”. 

La académica indica que está convencida de que los ciudadanos de a pie podrían marcar la diferencia si recuerdan y comparten las experiencias vividas durante la tumultuosa década. “La situación cambiará,” ha indicado Wang “si hacemos un esfuerzo y contamos la verdad, la gente nos escuchará”. 

Traducción de Emma Reverter

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