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The Guardian en español

Islandia planea aplicar restricciones a Airbnb en medio de su gran explosión turística

Las caídas al vacío en Detifoss / C. P.

Caroline Davies

Islandia está dispuesta a contener la explosión de Airbnb mientras trata de equilibrar el récord de turistas y proteger sus espectaculares paisajes vírgenes y su tradicional estilo de vida. La legislación propuesta, que podría convertirse en ley esta semana, pretende restringir el número de días que los residentes pueden ofrecer alquiler en sus propiedades a través de Airbnb a 90 días antes de verse obligados a pagar impuestos.

La decisión se ha producido cuando la población de la isla de 335.000 habitantes se prepara para recibir a 1,6 millones de visitantes este año –lo que supone un incremento del 29% con respecto al año pasado– atraídos por los glaciares, los fiordos, los campos de lava, las primaveras calurosas, las rutas de senderismo y el sol de medianoche.

Esta es una de las medidas encaminadas a controlar el rápido incremento de visitantes, incluidas las bandadas de seguidores de Juego de Tronos que acuden a la isla para ver las localizaciones del rodaje.

El turismo ha sido la salvación de la isla del Atlántico Norte donde la economía, basada en la pesca, fue seriamente dañada después del catastrófico colapso de su sector bancario en la recesión global de 2008.

Ahora, cuando la construcción de hoteles se esfuerza por mantener el ritmo del aumento del turismo, muchos islandeses se benefician a través de Airbnb y otras plataformas web de alquiler a corto plazo, especialmente en el centro de Reikiavik, donde la mayoría de los turistas se hospedan.

Un informe estima un incremento de un 124% en los alquileres de Airbnb en un año, con más de 100 pisos disponibles solo en la calle principal de la capital. El resultado ha sido un gran aumento del precio de las casas en el centro de Reikiavik y una escasez de alquileres a largo plazo.

Elvar Orri Hreinsson, un investigador de Íslandsbanki que recientemente publicó un informe sobre el impacto del turismo en Islandia, explica que la proporción de propiedades destinadas a vacaciones de corta estancia en el centro de la capital es “mucho mayor” comparado con otros países de más población. Este año se necesitaron unas mil nuevas habitaciones de hotel, pero solo se planificaron 300, apunta.

“Solo hemos construido un 30% de lo que necesitamos en el área de la capital”, cuenta, lo que hace que sea imposible continuar. Y advierte contra “continuar creciendo a este ritmo”. El turismo ahora factura un 34% de los ingresos por exportación de Islandia, en 2010 esta cifra era de un 18%. De tal modo que, la economía se vería ahora mucho más afectada por una nueva erupción volcánica que en 2010 tras la erupción del Eyjafjallajökull.

En abril, el Tribunal Supremo determinó que cualquiera en un bloque de apartamentos necesita el permiso de los otros residentes antes de alquilar su piso a través de Airbnb. Dos ayuntamientos, Kirkjubæjarklaustur y Vík í Mýrdal, ya han implementado sus medidas restrictivas en torno al alojamiento turístico de corta duración. Esta última localidad tiene habitaciones para 1.300 huéspedes pero solo una población de 540.

“No queremos que Reikiavik esté lleno solo de turistas”

La nueva ley, que está en las últimas fases de evaluación, se podría aplicar en toda Islandia. Áshildur Bragadóttir, la directora de Visita Reikiavik, dice que está bastante segura de que la ley será aprobada “porque todo el mundo ve que alguna cosa tiene que cambiar. No queremos que el centro de Reikiavik solo esté lleno de turistas, sin gente de aquí”.

Los medios locales han informado sobre las quejas que señalan que las “tiendas de pingüinos” –destinadas a los turistas– y las empresas de temática vikinga se han hecho con el centro de la ciudad.

Ólöf Ýrr Atladóttir, la directora de Icelandic Tourist Board, comenta que hubo “algunas dificultades, pero no grandes tensiones”, y una reciente investigación indica que los islandeses tenían una visión positiva hacia los visitantes y el turismo en sí, a pesar de algunas preocupaciones. Pero, según explicó, “es necesario examinar la situación muy de cerca y tener en cuenta que no podemos, por ejemplo, crear el centro de una ciudad sin habitantes locales”.

También ha señalado que la legislación no tiene como objetivo prohibir Airbnb, porque muchos turistas prefieren esta experiencia a la de los hoteles, pero establece controles y “le da un lugar dentro del sector turístico, lugar en el que tiene que sumarse a las normas”.

Las infraestructuras inadecuadas también han provocado algunas tensiones entre los residentes y los turistas, en particular en torno a los aseos públicos y aparcamientos en los principales puntos turísticos, incluida la catarata de Gullfoss, la fuente geotérmica Geysir y el parque nacional Pinvellir. Los habitantes de la isla han acusado a los turistas de mear y defecar en la tumba de famosos poetas islandeses, y de conducir coches alquilados fuera de las carreteras sobre lugares protegidos.

Temen que la isla se convierta en un parque temático

Gunnar þór Jóhannesson, profesor adjunto de geografía y turismo en la Universidad de Islandia, cuenta que la falta de infraestructuras es un desafío. Con Keflavík como su principal aeropuerto, Islandia tiene “dificultades para distribuir los turistas alrededor de la isla”. Algunos puntos de acceso están muy masificados en temporada alta, y preocupa que “el centro de la ciudad se vacíe y se convierta en una especie de Disneylandia”.

Un límite del número de turistas en las vías senderistas más famosas, como la de Laugavegur, quizá sea una opción, comenta, pero este tope no funciona en pueblos o ciudades. “No estamos en ese punto todavía y no creo que esa sea la manera correcta de proceder”.

El gobierno está buscando introducir los vuelos internacionales a Egilsstaðir en el este y a Akureyri en el norte, lo cual, explica Atladottír, ayudaría a igualar el número de turistas a lo largo del país todo el año y haría más accesibles las zonas menos visitadas de la isla, sobre todo en invierno. Plataformas, barreras y caminos podrían incrementar el número de visitas a sitios importantes y protegerlos al mismo tiempo, dice Johannesson.

“Tenemos que tener cuidado en no ir demasiado rápido, tenemos que tomarnos tiempo y espacio para recabar la información y los datos para tomar la mejor decisión que podamos”, añade el especialista. “Es fácil dibujar una situación sombría de lo que está sucediendo, porque está sucediendo tan rápido que Islandia se ha visto inundado de turistas. Pero no tiene que ser necesariamente así. Es un desafío enorme, y para ser justos, el gobierno está tratando el tema ahora para tomar el control de la situación, cada vez más crítica”, concluye.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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