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Obama lamenta la era de rencor y sospechas que ha dividido a Estados Unidos

Barack Obama, durante su Discurso sobre el Estado de la Unión.

The Guardian

David Smith/ Dan Roberts- Washington —

Barack Obama ha admitido que lamenta que al final de su mandato vaya a dejar un país mucho más polarizado que el que se encontró al llegar a la Casa Blanca. El presidente de los Estados Unidos ha utilizado el discurso del Estado de la Unión como una advertencia a los ciudadanos de no sucumbir ante la demagogia.

“No somos un conjunto de estados rojos y azules. Somos los Estados Unidos de América”. El mismo hombre que hizo esta declaración de intenciones en un acto de campaña de 2008, deja un panorama político más dividido que nunca al final de su mandato. Obama insta a los norteamericanos a “arreglar la forma de hacer política” y denuncia que “las voces públicas se marchitan mientras que las más polémicas son las que reciben atención”, una clara referencia a las burlas del candidato favorito del Partido Republicano, Donald Trump.

“Una de las pocas cosas de las que me arrepiento de mi presidencia es de que el rencor y las sospechas entre los partidos hayan ido a peor”, confesó Obama el martes en Washington. “No hay ninguna duda de que hubo presidentes, con las habilidades de Lincoln o Roosevelt, que tendieron puentes ante las divisiones y prometo que trabajaré por mejorar esto mientras ocupe este puesto”.

El discurso no sólo ha reflejado todos estos años en los que el Congreso ha quedado en punto muerto y que han frustrado los planes de Obama –una ruptura que evidenciaron las ovaciones de los demócratas y el gélido silencio de los republicanos a sus palabras–, sino también una clara alusión a las elecciones presidenciales que están por venir. Obama ha alertado sobre una peligrosa batalla entre dos ideologías que se disputan el alma de Norteamérica. Por ejemplo, Donald Trump se ha aprovechado de la indignación popular para proponer la expulsión de los musulmanes.

“A medida que la frustración crece, van a nacer voces que insistan en que nos volvamos a convertir en tribus, a utilizar como cabezas de turcos a aquellos ciudadanos que no se parecen a nosotros, no recen como nosotros, no voten como lo hacemos nosotros o no compartan nuestros antecedentes”, ha señalado. “No nos podemos permitir seguir por ese camino. No va a conducir a la situación económica que queremos o a la seguridad que necesitamos pero, más que nada, va a contradecir todo por lo que nos hace el país más envidiado del planeta”.

Obama ha comenzado su séptimo y último discurso sobre el Estado de la Unión prometiendo que sería más corto que los anteriores. Incluía 5.462 palabras y ha durado poco más de una hora. Comparada con la etapa próspera de 2007, ahora hay más canas y menos idealismo. El eslogan de “¡Yes, we can!” es evocador. Pero Obama ha decidido centrarse en un futuro a largo plazo más que en una melancólica despedida.

“¿Responderemos a los cambios en nuestra nación con miedo, avergonzados de nuestro país y volviéndonos en contra de nuestros compatriotas?”, ha preguntado. “¿O afrontaremos el futuro con confianza en quiénes somos, en lo que defendemos y las cosas increíbles que podemos conseguir juntos?”

Las cuatro dudas

El mandatario ha lanzado cuatro grandes preguntas para ser respondidas por los ciudadanos, independientemente de la identidad y el partido del futuro presidente de los Estados Unidos y de los próximos congresistas. “Primero, ¿cómo vamos a garantizar oportunidades y seguridad para todos en esta nueva economía?”. Segundo, ¿cómo vamos a conseguir que la tecnología trabaje para nosotros y no contra nosotros? Especialmente ahora que el desafío del cambio climático requiere soluciones urgentes. Tercero, ¿cómo conseguiremos que Norteamérica lidere el mundo y se mantenga a salvo sin convertirnos en nuestros propios carceleros?“. Y por último, ¿cómo conseguiremos que nuestros políticos representen lo que es mejor para nosotros, y no lo peor?”.

Obama ha reconocido que el cuarto y último punto es, quizás, el más importante. “El futuro que queremos, con oportunidades y seguridad para nuestras familias, una mejora en el Estado del bienestar, con un planeta sostenible y pacífico para nuestros hijos, debe convertirse en nuestro principal cometido”, ha afirmado. “Pero esto solo es posible si trabajamos juntos. Ocurrirá únicamente si podemos tener debates constructivos y racionales. Pasará si conseguimos recomponer nuestra política”.

Una mejor manera de hacer política no significa que deba ser más conformista, ha añadido. “Pero la democracia necesita un vínculo esencial de confianza entre los ciudadanos. Si pensamos que a las personas que no están de acuerdo con nosotros les motiva la malicia, o que nuestros opositores políticos son desleales a su país, no lo conseguiremos. La democracia quedaría paralizada sin esa capacidad de compromiso o si, incluso cuando las necesidades básicas están en juego, escuchamos solo a aquellos que coinciden con nosotros”.

No a la retórica del odio

“El interés público se marchita cuando solo las voces más extremas son escuchadas. Casi siempre, una democracia se derrumba cuando el ciudadano medio siente que su opinión no tiene valor y el sistema se inclina a favor de los más ricos y las corporaciones más grandes”.

Mientras los demócratas vitoreaban y aplaudían al presidente, este ha hecho alusión a un cambio en el sistema electoral que incluya el fin de las líneas que marcan los distritos congresuales de Estados Unidos. “De esa forma, los políticos podrán elegir a sus votantes y no viceversa”, lo que reduciría la influencia del dinero en la política para que “ciertas familias pudientes o corporaciones no puedan financiar nuestras elecciones”. Además, en una clara referencia kennedyiana a una “llegada del hombre a la Luna”, Obama ha declarado su inspiración en el vicepresidente Joe Biden para liderar las investigaciones en una posible cura del cáncer.

Barack Obama ha instado a luchar contra el cinismo, votar, hacerse oír y luchar por aquellos más vulnerables. Con la retórica más cuidada de su discurso, ha hecho referencia a Martin Luther King al sugerir que las cicatrices tras siete años en el Despacho Oval no han mermado su optimismo inherente en el pueblo norteamericano. “No va a ser sencillo. Nuestro estilo democrático es complicado. Pero prometo que, dentro de un año, cuando ya no ocupe este puesto, estaré justo a vuestro lado como un ciudadano más, inspirado por aquellas voces justas y visionarias, por el coraje, el humor y la bondad que ha llevado tan lejos a los Estados Unidos. Esas voces que nos ayudan ante todo a ser más que blancos o negros, asiáticos o latinos, gays o heterosexuales, inmigrantes o nativos, demócratas o republicanos. Ser norteamericanos primero y con un vínculo de fe en común.

La joya anual de la televisón reúne a todo el cuerpo diplomático de Estados Unidos en una sala abarrotada donde miembros del gabinete, jueces del Tribunal Supremo y altos cargos militares se sientan en primera línea. Las paredes superiores están decoradas con bajorrelieves de personajes históricos como Moisés, Eduardo I, Thomas Jefferson o Napoleón. Justo encima, una vidriera representa el águila norteamericana con el lema “E pluribus unum” enmarcado entre los escudos de cada estado.

Obama ha empezado con una broma para romper el hielo: “Sé que algunos de ustedes están ansiosos por volver a Iowa”. Ha hecho una breve referencia a sus proyectos para 2016, como reformar el sistema de inmigración, proteger a los niños de la violencia de las armas –se ha dejado un sitio vacío en memoria de las víctimas– y subir el salario mínimo. “Todas estas cosas siguen preocupando a las familias trabajadoras. Siguen siendo lo que hay que hacer y no voy a parar hasta que estén hechas”, ha manifestado.

De guerras y economía

Aunque ha reconocido que no ha estado a la altura de su héroe, Lincoln, o el ídolo demócrata Roosevelt, ha insistido en que Estados Unidos tiene ahora la economía más fuerte y duradera del mundo, con la mayor creación de empleo en el sector privado de la historia. “Cualquiera que diga que la economía estadounidense está en declive está vendiendo una ficción”, ha dicho.

También ha reconocido que los estadounidenses están ansiosos por que haya cambios en el mercado laboral y, bajo la observación del candidato demócrata izquierdista Bernie Sanders, ha sacado un tema controvertido: “no fueron los beneficiarios del Food Stamp (el programa de cupones para alimentos) quienes provocaron la crisis financiera; sino la imprudencia de Wall Street. Los inmigrantes no son la razón por la que los salarios no han subido lo suficiente; esas decisiones se toman en los consejos de administración que demasiado a menudo ponen los beneficios trimestrales por encima de los beneficios a largo plazo”.

“Seguro que no es la familia media que está viéndonos esta noche la que evade pagar impuestos a través de cuentas en paraísos fiscales. En esta nueva economía, los trabajadores, las start-ups y las pequeñas empresas necesitan más voz, no menos. Las reglas deberían servir para ellos”, ha valorado el presidente. Y ha anunciado: “Este año tengo intención de apoyar a las muchas empresas que se han dado cuenta de que portarse bien con sus trabajadores termina siendo bueno para sus accionistas, sus clientes y sus sociedades, de manera que podamos difundir esas buenas prácticas por todo el país”.

En cuanto a política internacional, sin embargo, parecía estar más próximo a las posiciones de la favorita para las primarias demócratas, Hillary Clinton –su ex secretaria de Estado– en términos de pragmatismo. “En el mundo actual, estamos menos amenazados por imperios malignos y más por estados fallidos”, ha dicho.

El republicano John McCain ha negado con la cabeza cuando Obama ha defendido su estrategia militar en Irak y Siria. “Les dije anteriormente que todo el discurso del declive de la economía estadounidense no es más que habladuría política. Pues bien, lo mismo pasa con toda la retórica que se oye sobre que nuestros enemigos se hacen más fuertes y Estados Unidos, más débil”, ha lanzado el presidente.

“Mientras nos centramos en destruir el ISIS, las proclamas exageradas de que esto es la III Guerra Mundial solo sirven para sus intereses”, ha acusado. Ha asegurado que “las enormes cantidades de combatientes en la parte trasera de camionetas y las almas perversas que conspiran en pisos o en garajes suponen un peligro inmenso para los civiles y hay que pararlos, pero no son una amenaza para nuestra existencia nacional”.

Obama ha advertido: “Ese es el mensaje que quiere transmitir el ISIS. Ese es el tipo de propaganda que utilizan para reclutar gente”. Y ha añadido: “No necesitamos darles bombo para hacer ver que somos serios, ni romper con aliados esenciales en esta batalla difundiendo la mentira de que el ISIS es representativo de una de las religiones más importantes del mundo. Solo tenemos que llamarlos por lo que son: asesinos y fanáticos que hay que perseguir y destruir”.

“Creo en vosotros”

Obama también ha llamado al país a relanzar su espíritu innovador y ha levantado risas cuando ha dicho: “Hace sesenta años, cuando los rusos nos vencieron en el espacio, no negamos que Sputnik estaba ahí. No discutimos sobre los asuntos científicos ni recortamos el presupuesto para investigación y desarrollo. Construimos un programa espacial casi por las noches y doce años más tarde estábamos caminando sobre la luna”.

Obama ha utilizado sus últimas palabras en el estrado, probablemente la última vez que hablará frente a un público tan amplio, para volver al optimismo que le caracterizó cuando solo era un candidato a la presidencia. “Esta es la América que conozco. El país que amamos. Perspicaz. Con un gran corazón. Una nación optimista con que la verdad absoluta y el amor incondicional tendrán la última palabra. Eso es lo que me da esperanzas sobre el futuro. Gracias a vosotros. Yo creo en vosotros”.

Traducción de: Mónica Zas y Jaime Sevilla

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