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The Guardian en español

Polémica en la UNESCO por una resolución sobre lugares sagrados en Jerusalén

Fieles palestinos a su llegada a un viernes de oración en el exterior de la Cúpula de la Roca en la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén.

Peter Beaumont

Jerusalén —

La UNESCO, la organización de la ONU para el patrimonio, ha aprobado una polémica resolución que critica las acciones de Israel en la Explanada de las Mezquitas –Haram al Sharif en árabe y también llamada Monte del templo por Israel–, situada en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Israel ha reclamado que dicho documento elimina los vínculos judíos con los lugares sagrados.

La versión final de la resolución –que ha desatado furiosas reivindicaciones y contra reivindicaciones– se ha aprobado este miércoles después de que Israel presionase para realizar una votación secreta. A pesar de haber suavizado su lenguaje tras las protestas israelíes por una versión anterior, Israel ha continuado denunciando el texto.

Diez de los países que actualmente están representados en el Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO votaron a favor, ocho en contra y ocho se abstuvieron en la votación celebrada en París. En el centro de la controversia ha estado en el lenguaje utilizado para describir las partes del lugar sagrado venerado tanto por musulmanes como por judíos.

Israel defiende que el uso exclusivo de los términos árabes en la resolución para referirse a partes del lugar pulveriza deliberadamente la conexión judía con el sitio  del Segundo Templo Judío de Salomón, destruido en el año 70.

La candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, ha intervenido en la pelea, diciendo que es “decepcionante y equivocada” la decisión de la UNESCO de considerar “una resolución sobre Jerusalén que no reconozca ni respete los profundos vínculos históricos del pueblo judío con Jerusalén y sus lugares sagrados”.

Inmediatamente después de la votación, el embajador de Israel ante la UNESCO, Carmel Shama-Hacohen, criticó el posicionamiento del comité: “Se acaba de adoptar una resolución contraria a la verdad histórica y que está en contradicción total y absoluta con todos los valores”. Para justificarlo, las autoridades palestinas insisten en que se han denominado así porque la resolución se refiere a problemas situados en lugares musulmanes de culto.

En el centro de la polémica se encuentra una gran preocupación sobre el apego religioso, cultural e histórico que tanto musulmanes como judíos tienen al lugar, venerado por los musulmanes como Explanada de las Mezquitas (Haram al-Sharif) y por los judíos como Monte del Templo, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, así como a sus inmediaciones.

Hogar de la mezquita de al Aqsa, la zona está administrada por la Waqf, una institución religiosa bajo la tutela de la monarquía jordana, que regula los derechos de visita y culto, la administración y las restauraciones bajo el acuerdo denominado Status Quo.

La última versión de la resolución de la UNESCO refleja las quejas de jordanos y palestinos en torno a recientes acciones que Israel ha llevado a cabo alrededor del lugar. Acciones como excavaciones arqueológicas, proyectos turísticos, daños a edificaciones y falta de acceso para las autoridades de la Waqf.

La percepción de que Israel está intentando alterar el sumamente sensible status quo —una acusación que Israel niega— fue uno de los factores que provocó una oleada de violencia en otoño contra israelíes.

Sin embargo, el intento de la UNESCO de elaborar un documento sobre los problemas en torno a la Ciudad Vieja de Jerusalén y sus lugares de culto se ha convertido en un problema cada vez más acalorado y polarizado, con ambos lados omitiendo o utilizando el lenguaje hasta exacerbar las tensiones.

Gran parte del debate ha girado en torno a cómo se llaman los lugares y con qué idioma. La última versión utiliza los términos judíos para referirse al Muro de las Lamentaciones, y sin comillas.

El secretario general de la Organización para la Liberación Palestina ha dado la bienvenida a la resolución: “A través de una campaña orquestada, Israel ha estado utilizando reivindicaciones arqueológicas y distorsionando los hechos como una manera de legitimar la anexión de la parte ocupada de Jerusalén Este”.

“Al contrario de lo que el gobierno de Israel reclama, la resolución que fue votada por la UNESCO tiene por objetivo reafirmar la importancia de Jerusalén para las tres religiones monoteístas: cristianismo, judaísmo e islam”, apunta. “Pide respetar el status quo de sus lugares religiosos, incluido el recinto de la mezquita de al Aqsa, que continua siendo amenazado por incidentes sistemáticos y acciones provocadas por el gobierno de Israel y grupos judíos extremistas”.

En el lado de Israel, autoridades entre las que se incluyen su primer ministro, Benjamin Netanyahu, han seguido reclamando que el lenguaje de la resolución no se refiere en su nombre hebreo al Monte del Templo y al Muro de las Lamentaciones, para el que utilizaba comillas en anteriores borradores.

El último borrador también ha eliminado múltiples referencias a la ocupación israelí de Jerusalén Este y de la Ciudad Vieja, aunque el derecho internacional sí que contempla a Israel como ocupante de Jerusalén Este.

Algunos observadores fueron críticos por cómo ambos lados están tratando con este problema. Daniel Seidemann, abogado israelí, activista y experto en la tensa política de Jerusalén, acusó a ambos lados de “intentar anotarse un tanto de manera incendiaria”.

“Existen verdaderos problemas en la Ciudad Vieja y alrededor de la Explanada de las Mezquitas o Monte del Templo que realmente requieren soluciones serias y pragmáticas conforme al derecho internacional, y que ninguno niegue o ignore el patrimonio del otro. Ahora tenemos un documento que es irreversible”, apunta.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti y Cristina Armunia Berges

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