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The Guardian en español

La crisis de la alcaldesa de Roma podría dañar el crecimiento del Movimiento Cinco Estrellas en Italia

Virginia Raggi durante una protesta en Roma, antes de convertirse en alcaldesa de la capital./ Facebook

Stephanie Kirchgaessner

Roma —

Cuando Virginia Raggi dio su discurso triunfal la noche en que fue electa alcaldesa de Roma, admitió que cumplir con su promesa de hacer que la ciudad fuera “habitable” otra vez no sería nada fácil.

“Cuanto más difícil sea, más hermoso será lograr todo lo que nos hemos propuesto,” le dijo a la multitud la candidata del Movimiento Cinco Estrellas (M5S) en junio.

Pero esta abogada de 38 años, la primera alcaldesa mujer de la Ciudad Eterna, no se imaginaba lo poco que le iba a durar la luna de miel. En menos de tres meses de mandato, Raggi se ha enfrentado a las renuncias de cuatro funcionarios de alto rango en medio de un escándalo en torno a la jefa de servicios de limpieza y residuos que ella designó para limpiar la ciudad, y la han acusado de ser un títere de los líderes del partido.

El caos resultante están causando temblores en todo la clase política italiana y podría incluso afectar un referéndum muy importante que se llevará a cabo este otoño, cuyo resultado determinará el futuro del Primer Ministro Matteo Renzi.

El giro de los acontecimientos no sorprende a los expertos en la tumultuosa política romana.

“Lo único sorprendente es que todo esto haya sucedido tan pronto”, aclara Giovanni Orsina, una profesora de Historia Contemporánea de la Universidad LUISS en Roma. “Es una situación extremadamente difícil. La ciudad está de rodillas. Los servicios públicos no funcionan, especialmente la recogida de residuos y el transporte público. Y los lobbies de esos servicios son tan fuertes que haría falta un poder político muy poderoso para arreglar la situación, y ella no tiene ese poder político”.

Una victoria clave

Cuando Raggi fue electa, su victoria se analizó como un triunfo clave para el M5S, un partido anti-establishment y euroescéptico creado por el humorista Beppe Grillo en 2009 que aboga por la democracia directa y la transparencia. El Cinque Stelle, como se lo conoce en Italia, se ha convertido en el segundo partido más popular del país, gracias a su capacidad de apelar a la bronca de los italianos contra el status quo.

Grillo, un admirador del Ukip de Nigel Farage, despotrica todo el tiempo contra todo, desde la corrupción hasta los vínculos de los políticos tradicionales con las grandes corporaciones, y los políticos del M5S a menudo se presentan como irreprochables, ya que el partido tiene estrictas reglas anti-corrupción.

El triunfo de Raggi fue importante porque se lo vio como una prueba para ver si el M5S podía dejar de ser sólo un partido de protesta y ponerse a gobernar.

Hasta ahora, el veredicto parece ser que no ha podido, y el torbellino político hace temer que todos los planes de inversión en el sistema de transporte público se podrían retrasar porque Raggi no tiene a un jefe de presupuesto en funciones. Los romanos además están a la espera de si Raggi apoyará la candidatura de Roma a los Juegos Olímpicos de 2024, a la que dijo que se opondría durante la campaña. Dado el declarado compromiso del M5S con el transporte público y su oposición a grandes proyectos difíciles de manejar, la resolución de ambos temas es relevante.

La gran pregunta es si los problemas de Raggi en Roma afectarán la reputación del M5S a nivel nacional, a sólo semanas del referéndum sobre la reforma constitucional. Renzi asegura que la reforma facilitaría aprobar legislación, ya que recortaría dramáticamente los poderes del Senado, una de las mayores causas del estancamiento legislativo. El Primer Ministro prometió renunciar si pierde el referéndum, lo que en efecto podría obligar al Presidente italiano a disolver el actual Parlamento y tener que llamar a elecciones.

Con la derecha italiana desorganizada, la mayor amenaza para el Partido Democrático de Renzi es el M5S. Durante meses, el partido ha intentado mostrarse como una alternativa viable a Renzi, pero las dificultades que tiene Raggi podrían hacer que los italianos se planteen si este partido está preparado para gobernar el país.

“No tienen a nadie a cargo de las finanzas de Roma, y quieren estar a cargo de un país con una deuda pública de 2,5 billones de euros. Lo que se juega es la credibilidad,” dice Wolfango Piccoli, co-presidente de Teneo Intelligence en Londres.

Decisiones polémicas

Los problemas de Raggi comenzaron desde el principio, cuando decidió designar funcionarios que trabajaron durante el gobierno de Gianni Alemanno, un anterior alcalde de derechas. Esto enfureció a sus seguidores de izquierdas, confirmándoles su sospecha de que Raggi –que se presenta como no-ideológica- tiene vínculos con la derecha romana. Cuando se supo que su Jefe de Gabinete ganaría unos 200.000 euros, una cifra que excede por lejos el salario recomendado para el cargo, Raggi se vio obligada a despedirlo, lo cual provocó la renuncia de otros funcionarios de alto rango.

Pero la decisión más polémica de Raggi fue Paola Muraro, la mujer elegida para limpiar la ciudad y que antes cobró cientos de miles de euros como asesora de la agencia pública que maneja la recogida de residuos. Raggi supo en julio que los fiscales estaban analizando el pasado de Muraro, pero igualmente se mantuvo firme en su designación, y Muraro siempre ha negado todas las acusaciones en su contra.

La controversia ha envuelto a otro político del M5S, Luigi Di Maio, a quien Raggi alertó sobre la investigación sobre Muraro pero éste nunca hizo nada, yendo en contra de los principios internos del M5S. El hombre de 30 años, vicepresidente del Parlamento y joven valor del M5S, es considerado como posible rival de Renzi.

Ahora Raggi está contraatacando. Este mes, en una publicación en Facebook, defendió a Muraro y se mostró desafiante.

“No pasa un día sin que me ataquen y me acusen de algo. Pero yo puedo con todo, no tengo ningún problema,” afirmó.

Los defensores de Raggi dicen que la alcaldesa aún tiene poderosos aliados políticos: los propios romanos. Mientras Raggi es protagonista de titulares negativos casi todos los días, los romanos están dispuestos a darle más tiempo, señala Francesco Galietti, fundador del Policy Sonar en Roma.

Los intentos del M5S de usar las elecciones municipales para demostrar sus méritos han sin dudas fracasado, para regocijo de Renzi. El Primer Ministro aún tiene cuerda, y Raggi todavía puede dar vuelta la situación.

“Los romanos han quedado muy enfadados con las administraciones anteriores y son muy pacientes. Están dispuestos a esperar unos meses más, así que si Raggi empieza a resolver los problemas de la ciudad todo esto quedará en el olvido,” advierte Orsina. “¿Pero cómo lo va a hacer si no tienen un equipo de gente a su alrededor? Yo no lo veo probable, pero es posible”.

Traducción de Lucía Balducci

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