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The Guardian en español

¿Vivo o muerto? El terrorista más peligroso del mundo ha muerto tres veces (por ahora)

Publican una foto del supuesto cadáver del líder islamista Mokhtar Belmokhtar

Simon Usborne

En el año 2006, durante una entrevista para la revista de una facción terrorista norteafricana que operaba en aquel momento, Mokhtar Belmokhtar aseguró, tajante: “Solo sueño con una cosa: morir como un mártir”. Una década después, quizá lo haya logrado. O, a juzgar por el número de veces que lo han dado por ya muerto, puede que no. En el momento en el que se está escribiendo esta información, no lo sabemos.

Tal es –o fue– la vida de uno de los terroristas más buscados del mundo, hijo de un comerciante de nacido en Argelia y veterano de la guerra civil afgana, que regresó al Norte de África para librar la yihad en nombre de Al Qaeda. Llamó a su hijo Osama y ha sido apodado como el Inatrapable, o el Inmatable. Gracias a su supuesto papel en el contrabando de tabaco también ha sido apodado como el Hombre Marlboro.

Esta semana han aparecido más informes que apuntan a que Belmokhtar murió justo después de un ataque en el sur de Libia perpetrado por la aviación francesa valiéndose de la inteligencia estadounidense. Ni el Pentágono ni en el Ministerio de Defensa francés han hecho comentario alguno sobre estas afirmaciones, pero autoridades estadounidenses no identificadas “expresaron una mayor confianza” en que este intento había sido exitoso.

La última vez que se informó sobre la muerte de este terrorista fue en junio de 2015 después de un ataque estadounidense. Belmokhtar había sido un objetivo estadounidense durante más de una década, y ha sido culpado o ha reclamado la responsabilidad de varios ataques. Entre estos ataques se incluye el asedio en 2013 en una planta de gas de BP en Argelia en el que fueron asesinados 39 rehenes extranjeros. Entre las víctimas hubo seis personas británicas y tres estadounidenses.

“No fue solo el Hombre Marlboro. También fue el Señor Kalashnikov o el Señor Lanzacohetes (Mr RPG en el texto original), cuenta François Margolin, un cineasta francés que dirigió 'Salafistes', cinta que explora el movimiento islámico salafista ultraconservador en el Norte de África. Margolin entrevistó a socios de Belmokhtar, que dirigió una extensa red de contrabando de armas. El sistema de protección del rebelde se basaba en una desafiante geografía, la posibilidad de huir rápidamente y el suministro constante de tarjetas SIM. 

Raffaello Pantucci, un investigador anti terrorismo en el Royal United Services Institute, y autor de “We Love Death as You Love Life”: Britains's Suburban Terrorists, cuenta que figuras como Belmokhtar utilizan informaciones sobre sus muertes a modo de propaganda. “Esto hace que aumente el mito en torno a un personaje, un guerrero que es capaz de entrar y salir sigilosamente, y también de evadir los servicios de inteligencia mundiales”, apunta. “Y cuando ves las historias de las personas que salen a combatir, a menudo vemos que esas personas son cruciales”.

Informar sobre un ataque con éxito también puede ser útil para las agencias de inteligencia, asegura Pantucci. “Filtrar un informe añade un elemento de incertidumbre en torno a ese individuo. Esto pude forzar la aparición de otra información o incluso forzar al individuo concreto a exponerse haciendo un vídeo para probar que está vivo”. Incluso si las últimas informaciones son ciertas, Margolin advierte “el problema es que para toda esta gente la frontera entre la vida y la muerte no es tan importante; hay muchos otros yihadistas”.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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