Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

The Guardian en español

“Nuestra sangre puede derramarse pero no donarse”

La masacre de Orlando fue un crimen de odio y también ideológico

John Paul Brammer

Washington —

Hace pocas noches en la sala Pulse, un club LGTB de Orlando, en Florida, nos arrebataron a 50 de nuestros hermanos y hermanas LGTB. Hoy, como muchos otros en mi comunidad, estoy derrotado por una sensación de impotencia. Estoy superado por la urgencia de hacer algo, cualquier cosa, para ayudar a las víctimas y a sus familias. Muchos en Orlando sienten la misma urgencia. La gente hace cola para donar sangre tras la masacre.

Pero los hombres gays y bisexuales que quieren donar sangre se enfrentan a un obstáculo: la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) exige un año de celibato a los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres para poder donar.

Esta nueva normativa se puso en marcha a finales del año 2015. Fue presentada como el fin de la prohibición que impedía a los hombres gays donar sangre. Pero esta norma todavía significa que los hombres que han estado en una relación completamente monógama durante un año están excluidos para donar sangre.

Las regulaciones contra la sangre gay llegaron en 1983 como respuesta al pánico en torno al contagio por VIH. La Asociación Médica Estadounidense pidió que se pusiera fin a esta prohibición en 2013, alegando que era discriminatoria y carecía de bases científicas sólidas. Los donantes seropositivos pueden ser examinados y solo una entre dos millones de donaciones deriva en una infección por VIH.

En resumen, la prohibición sobre la sangre no tiene justificación. Otros países, como Argentina, ya las han retirado. El domingo se propagó información errónea en las redes sociales que decía que el veto sobre la sangre gay había sido temporalmente levantado en Orlando por la gran necesidad. Esto es completamente falso, tal y como el servicio local de donantes OneBlood confirma.

Es un escándalo que nuestra sangre pueda derramarse pero no donarse. Es un atropello que, pese a los hechos y pese a las peticiones de anular esta prohibición por parte de expertos de todo el país, la homofobia y el pánico gay resistan. Damos gracias a dios por grupos como Council on American-Islamic Relations, un grupo musulmán que se ha movilizado para mantener el abastecimiento de sangre.

Cuando celebramos el orgullo –y sí, seguiremos celebrándolo incluso después de la tragedia, como siempre hacemos– recordamos nuestras raíces radicales. Por encima de todo, el orgullo es una celebración de resistencia. Celebramos que nuestra osadía existe. Y por eso, con el espíritu del orgullo, con el espíritu de Stonewall, con el espíritu de los miembros de nuestra familia LGTB que nos han arrebatado antes de tiempo, seguiremos resistiendo.

Este día es un recordatorio doloroso de que todavía nos quedan muchas batallas por luchar. La opresión y la política sobre sangre homosexual están desfasadas y deben llegar a su fin. Miro hacia un futuro donde podamos expresar nuestra solidaridad con aquellos a los que han hecho daño o que nos necesitan, incluso en forma de donaciones de sangre.

Traducido por Cristina Armunia Berges

Etiquetas
stats