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The Guardian en español

Un activista chino se enfrenta a 10 años de cárcel por visitar la tumba de una víctima de Tiananmén

Un policía chino vigila la fila de visitantes que accede a la Ciudad Prohibida, en la plaza de Tiananmén, en Pekín.

Tom Phillips

Pekín —

Un activista chino ha sido llamado a juicio por visitar la tumba de un joven fotógrafo asesinado en la masacre de Tiananmén de 1989. Chen Yunfei, activista veterano de la provincia de Sichuan, fue detenido por la Policía en marzo del año pasado tras viajar al lugar en el que descansa el cuerpo de Wu Guofeng.

Wu era un estudiante de 20 años de la prestigiosa Universidad Popular de Pekín cuando las tropas marcharon en la plaza de Tiananmén a principios de junio de 1989 como parte de una ofensiva para reprimir las protestas pro-democracia que se habían extendido por las ciudades de China.

Cuando Wu, amante de las cámaras, intentó fotografiar el tumulto de aquella noche ahora infame, los soldados que avanzaban le dispararon en el hombro, el pecho y la cabeza. La familia del estudiante cree que luego le atacaron deliberadamente con una bayoneta después de que se negara a entregar su cámara a los militares.

Casi tres décadas después, el Partido Comunista sigue escondiendo la verdad sobre su represión de 1989 –en la que murieron cientos, posiblemente miles, de personas– y no ha habido ninguna investigación ni explicación oficial por la muerte de Wu.

Chen, que es un superviviente de Tiananmén de 48 años, trató de poner el foco en los asesinatos antes de su detención y utilizaba las redes sociales para denunciar las violaciones de los derechos humanos en China. “¿Usaría un país democrático tanques y balas reales contra su propio pueblo?”, se preguntó en 2009 en la BBC. “No lo creo”.

En su activismo, Chen hizo viajes anuales al pequeño monumento en el que se guardan las cenizas de Wu Guofeng en Xinjin, el pueblo del suroeste de China en el que creció. El 25 de marzo de 2015, poco después de hacer una de esas visitas con la familia del estudiante fallecido, Chen fue detenido como parte del último capítulo de la guerra de Pekín contra la disidencia. Otros activistas acusaron a las autoridades de intentar silenciar a un crítico declarado.

Hasta una década en prisión

Tras más de un año entre rejas, Chen está citado para someterse a juicio en la capital de Sichuan, Chengdu, este jueves por la mañana por presuntamente “buscar peleas y provocar disturbios”. Los expertos en derechos humanos explican que esa acusación difusa se utiliza a menudo contra los activistas digitales percibidos como molestos por el Gobierno. Los condenados por ese delito pueden afrontar hasta diez años de cárcel.

Según la formulación de cargos presentada en el juzgado y publicada por el abogado de Chen, lo acusan de utilizar su cuenta de Twitter, que tiene más de 44.000 seguidores, para lanzar rumores sobre el sistema político chino y publicar comentarios provocativos sobre el Partido Comunista. Esos comentarios han tenido “un efecto nocivo en el extranjero”, asegura el documento.

El abogado que defiende a Chen, Ran Tong, considera que los cargos contra su cliente son “muy inverosímiles” y rechaza la idea de que criticar a Pekín en Internet sea un delito. “La Constitución estipula que la gente tiene el derecho a expresarse con libertad y a criticar al Gobierno”, dice.

El anciano padre de Wu Guofeng, Wu Dingfu, explica que esperaba asistir al juicio de Chen, con miedo a una “conspiración” para encarcelar a un hombre que considera un segundo hijo. Pero las autoridades judiciales le informaron de que el procedimiento no sería abierto al público. “Estamos furiosos por su vergonzoso comportamiento”, dice.

Wu cuenta que, antes de la detención de Chen, le advirtió de los riesgos de enfrentarse al Partido Comunista y le habló del “tremendo dolor” sufrido por la muerte de su hijo. “Dijo que no tenía miedo: 'Si quieren detenerme, que lo hagan'”.

Los activistas señalan que el juicio a Chen es el último ejemplo de la mayor animadversión del partido hacia la disidencia desde que Xi Jinping asumió el poder en 2012. Este martes, la Comisión de Derechos Humanos del Partido Conservador británico se dispuso a instar a Reino Unido a replantear sus vínculos cada vez más estrechos con China debido a la deteriorada situación de los derechos humanos bajo el mandato de Xi.

El abogado de Chen explica que su cliente le ha pedido declararse no culpable, pero admite su pesimismo respecto al resultado. Más del 99% de las personas juzgadas en los tribunales chinos, controlados por el Partido Comunista, son condenadas cada año. “Independientemente de lo sólidas que sean las pruebas que usemos para demostrar su inocencia, de lo clara que sea la legislación y de lo elocuentes que sean los abogados, creo que lo declararán culpable”, admite Ran.

Con información adicional de Christy Yao

Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo

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