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Un concierto por la Revolución Cultural reaviva los rumores de lucha de poderes en China

La imagen de Mao preside la ceremonia de conmemoración del final de la Segunda Guerra Mundial en la plaza de Tiananmen.

Tom Phillips

Pekín —

A tan solo unos días del 50 aniversario de la devastadora Revolución Cultural de Mao Zedong, el espectáculo en honor al régimen maoísta celebrado en el centro neurálgico de la política china ha encendido un feroz debate y avivado los continuos rumores de lucha de poderes en las altas esferas del Partido Comunista. 

El espectáculo de temática maoísta se celebró a principios de mayo en el Gran Salón del Pueblo, una colosal estructura de granito en la plaza Tiananmen, sede de los principales eventos políticos del país. En los vídeos del espectáculo publicados en Internet se pueden ver gigantografías de Mao y del actual presidente, Xi Jinping, proyectadas sobre un escenario donde decenas de cantantes entonaban “canciones rojas” de la revolución, rememorando los tiempos de Mao.

El auditorio cavernoso del Gran Salón se llenó con el himno de la Revolución Cultural Navegar en los mares depende del timonel“:

“Navegar en los mares depende del timonel,

vivir y crecer depende del sol.

La lluvia y el rocío alimentan los cultivos, 

lograr la Revolución depende de las ideas de Mao Zedong.

Los peces no pueden dejar el agua, 

ni los melones dejar las ramas.

Las masas revolucionarias no pueden existir sin el Partido Comunista.

Las ideas de Mao Zedong son el sol que siempre brilla“.

En otro momento del espectáculo, se lee en un cartel: “¡La gente del mundo se une para derrotar a los invasores de Estados Unidos y a sus perros falderos!”.

En Pekín albergaban la esperanza de poder ignorar este 16 de mayo el aniversario del comienzo de la Revolución Cultural, una década de agitación política que le costó la vida a más de 2 millones de personas. La postura oficial del Partido Comunista sobre este período, hecha pública en 1981, fue admitir que había provocado “el mayor revés y las peores pérdidas sufridas por el partido, el país y el pueblo” desde la proclamación de la República Popular China en 1949.

Pero el crispado debate disparado por el controvertido concierto ha frustrado los planes del partido de pasar por alto el aniversario. Hay quien llega a decir que la decisión de organizarlo en un lugar con tanto simbolismo político forma parte de una conspiración de alto nivel para dañar a Xi.

¿Una trampa o un desliz?

Según Ma Xiaoli, hija de un veterano del Partido Comunista perseguido y expulsado durante la Revolución Cultural, “es una trampa política para inculpar al líder”. Ma Xiaoli acusa a las fuerzas “anti Xi”, que buscan igualar el liderazgo del presidente Xi Jinping con el culto a la personalidad profesado hacia Mao.

Otros sospechan que Xi, que ha elogiado públicamente a Mao y lleva acallando las críticas a su mandato desde que llegó al poder en 2012, tuvo algo que ver con la organización del espectáculo del 2 de mayo. Según Zhang Lifan, un historiador que critica abiertamente al presidente de China, la trampa “se la puso él mismo”: “Con la personalidad que tiene Xi, es capaz de hacer algo así”.

Algunos comentaristas políticos creen que la pelea es el indicio que faltaba de una lucha de poderes que se estaría librando en la cúpula del Partido Comunista, con 88 millones de miembros. 

En su columna del diario South China Morning Post con sede en Hong Kong, el periodista político Wang Xiangwei escribió: “Se agrega un giro interesante a la saga de las maniobras políticas en los pasillos del poder en Pekín, mientras las facciones de izquierda y derecha libran una pelea cada vez más tensa para influenciar a los líderes sobre el rumbo del país”.

Según Wang, es una ingenuidad pensar que el concierto podría llevarse a cabo en un lugar con tanto simbolismo político sin la colaboración de los miembros más veteranos del partido. Para Jude Blanchette, un investigador que estudia en Pekín la influencia del maoísmo sobre la China actual, la identidad y las motivaciones de los promotores del espectáculo son un misterio: “Hay infinidad de rumores dando vueltas en este momento”.

Blanchette no considera “convincentes” las teorías que apuntan a un ataque contra Xi, pero tampoco ve probable la versión de que el presidente respaldara el evento: “No puedo creer que le brindara su apoyo sabiendo que la reacción iba a ser tan intensa”. Según Blanchette, lo más probable es que los organizadores hayan malinterpretado el clima político y no hayan sabido ver la respuesta negativa que provocaría un concierto con la Revolución Cultural como eje temático.

“Teniendo en cuenta el clima ideológico, el resurgimiento de la historia del partido, algunas de las señales que ante ciertos sectores dio Xi Jinping sobre el rol del partido, y la manera en que los neo-maoístas interpretaron esas señales, puedo imaginar a sus subordinados pensando con demasiado entusiasmo que se podrían salir con la suya celebrando un concierto que evocase las glorias pasadas del maoísmo y de la Revolución Cultural. Claramente no se tuvo en cuenta el nivel de polémica que, para muchos, todavía tiene ese período de la historia de China. En mi opinión, una metedura de pata es más probable que una conspiración”.

La prensa del partido, crítica

Cualquiera sea el caso, el espectáculo ha expuesto el abismo aún vigente entre los que ven a la Revolución Cultural como una catástrofe por la que el Partido Comunista todavía tiene que redimirse y un grupo más reducido de neo-maoístas para los que ese período sigue siendo una época dorada por la que Mao ha sido injustamente demonizado. La prensa del partido ha prestado su voz a los críticos del concierto conmemorativo de Mao. Uno de los periódicos llegó a afirmar que la “glorificación” de la “década caótica” de China fue inoportuna. 

Pero todos los ataques contra el concierto se han topado con una réplica inquebrantable por parte de los maoístas. Una de sus figuras prominentes, Zhang Hongliang, salió a acusar a los críticos de usar el período como una “daga política para matar a nuestro partido y a nuestra nación”. “Todas las denuncias a la Revolución Cultural están creadas para hacer que la opinión pública le allane el camino a los Estados Unidos y a otras naciones occidentales para planear la extinción de China”, escribió Zhang Hongliang en un artículo traducido por el Proyecto de Medios de Comunicación de China de la Universidad de Hong Kong. 

Para Blanchette, la pelea es un recordatorio de la gran sombra que la Revolución Cultural todavía proyecta sobre China: “Cincuenta años después, sigue siendo el episodio más controvertido de la historia moderna de China. Es el período que más división causó”. En su opinión, “hay dos bandos realmente muy arraigados y politizados: hay gente que sintió un dolor intenso e indescriptible y que sintió que el intento del partido por esconder este hecho bajo el tapete les negó una reparación histórica abierta y honesta con la Revolución Cultural”. Del otro lado, según Blanchette, “hay un grupo populista altamente organizado y motivado, que piensa que ocultar este tema fue el pecado original de la era de Deng Xiaoping. Fue la primera vez que traicionaron a Mao Zedong y a su visión revolucionaria”.

Tras el espectáculo en la plaza de Tiananmen, este último grupo está a la ofensiva, según Blanchette. “El mes pasado, en términos de conmemoración histórica todo estaba tranquilo en el frente maoísta. Ahora, claramente ha repuntado”.

Informes de Christy Yao. 

Traducción de Francisco de Zárate

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