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Una francesa, juzgada por ayudar a su amante a cruzar el Canal de la Mancha

Un refugiado observa el desmantelamiento del campamento "La Jungla" en Calais, Francia

The Guardian

Una mujer francesa que alguna vez fue defensora del Frente Nacional anti-inmigrantes está siendo juzgada por ayudar a un refugiado iraní a cruzar el Canal de la Mancha para entrar al Reino Unido.

Béatrice Huret conoció a Mokhtar mientras hacía trabajo voluntario en un campo de refugiados en Calais que fue demolido tiempo después y se enamoraron. Ahora, Huret se enfrenta a una posible condena de 10 años de cárcel si la encuentran culpable de ayudar a Mokhtar a salir de Francia clandestinamente en un bote desvencijado.

Huret, de 44 años, es una de varias personas acusadas en Francia de ayudar ilegalmente a inmigrantes en los últimos meses. Si bien ninguno ha sido condenado a prisión, un granjero recibió una multa de 3.000 euros.

El pasado martes, al llegar al juzgado en el pueblo de Boulogne-sur-Mer, Huret dijo que espera que el juicio ayude a que la gente “entienda lo que hice y por qué lo hice”, y afirmó que se hace enteramente responsable de sus acciones.

“Estoy dispuesta a dar mi vida por él. Lo único que me molesta es que si voy a la cárcel, ya no podré ver a Mokhtar”, aseguró. Su abogado dijo que pedirá al tribunal que desestime el caso, alegando que su cliente actuó por razones humanitarias.

Huret está siendo juzgada junto a otras tres personas –dos francesas y una iraní–, todas acusadas de ayudar a inmigrantes a cruzar el Canal de la Mancha.

La vida de Huret cambió en febrero de 2015, cuando llevó en su coche a un joven inmigrante sudanés que viajaba al refugio improvisado donde vivían miles de personas en tiendas de campaña. “Me quedé de piedra al ver a todas esas personas caminando por el barro,” explica Huret, cuyo marido, un policía de frontera, murió de cáncer en 2010.

Decidió comenzar a hacer trabajo voluntario en el refugio y un año más tarde conoció a Mokhtar, un hombre de 37 años que estuvo entre el grupo de iraníes que se cosieron la boca como protesta por la demolición de parte del campo en marzo de 2016. “Fue amor a primera vista,” dijo Huret en una entrevista a principios de este mes.

Después de que Mokhtar fallara al intentar cruzar al Reino Unido escondido en la parte trasera de un camión, Huret lo ayudó a conseguir un pequeño bote que llevaron a la playa, desde donde él y otros dos iraníes cruzaron a Inglaterra el 11 de junio de 2016.

Mokhtar, que ahora vive en Sheffield, ha conseguido asilo.

Huret escribió un libro sobre el romance con Mokhtar titulado Calais Mon Amour. Varios productores cinematográficos compiten por adquirir los derechos.

Ella es una de varias personas que han sido juzgadas en los últimos meses por brindar ayuda ilegal a inmigrantes africanos y de Oriente Medio a viajar por Europa después de que cruzaran el Mediterráneo en frágiles botes o de que llegaran por tierra, escondidos en camiones a través de Turquía.

Desde que se demolió el campo de refugiados de Calais en octubre, las autoridades francesas han aplicado mano dura contra la inmigración ilegal, acusando a los activistas que los ayudan de generar un “efecto llamada”.

Hace poco, un granjero de 37 años residente en el sur de Francia recibió una multa de 3.000 euros por ayudar a inmigrantes ilegales africanos a cruzar la frontera con Italia y darles alojamiento.

Traducido por Lucía Balducci

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