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The Guardian en español

La minería ilegal de lapislázuli financia a los talibanes en el norte de Afganistán

Imagen de archivo de un grupo de soldados talibanes

Jon Boone

Islamabad —

La minería ilegal de lapislázuli, la piedra brillante azul codiciada por los faraones egipcios, está alimentando el aumento de fuerzas talibanes en una de las zonas más pacíficas de Afganistán, según ha alertado un grupo anticorrupción.

Los combates entre fuerzas locales por el control de las minas legendarias de esta piedra semipreciosa en la alejada provincia de Badajshán, al noreste, ha creado las condiciones necesarias para que florezca la insurgencia, según informaciones de la ONG Global Witness de Londres.

Badjahán, cuyas fronteras limitan con Tayikistán, ha presenciado un agudo descenso en cuanto a seguridad en los últimos años. Algunos de sus distritos han sido invadidos por insurgentes en alguna ocasión.

Global Witness dice que teóricamente los líderes antitalibanes había perjudicado gravemente a la seguridad durante los combates por el control de los recursos de lapislázuli, así como de unas minas cercanas que producen turmalina.

El conflicto resultante, que ha matado por lo menos a 24 personas, ha abierto un espacio para los insurgentes y ha ayudado a la captación de talibanes en una provincia que solo hace unos años todavía atraía a turistas aventureros del oeste hacia la grandiosa soledad del Corredor de Wakhan.

El distrito de Kuran wa Munjan, lugar en el que están ubicadas las minas de lapislázuli, se hundió en una crisis en 2014 cuando fueron arrebatadas al Gobierno por una milicia leal a Abdul Malek, antiguo comandante de esa zona durante la guerra civil de los años 90 y que llegó a ser el jefe de la policía después de 2001.

Malek reafirmó su control sobre una zona que había caído bajo la influencia de Zulmai Mujadidi, otro comandante convertido en político de la misma facción Jamaat-e-Islami, cuyo hermano pequeño lidera a las fuerzas de protección de la mina. Mujadidi, que niega todo tipo de vínculo con grupos armados ilegales, sirvió como oficial destacado de inteligencia en el gobierno del antiguo presidente Hamid Karzai en 2001.

Global Witness ha confirmado que el gobierno había “perdido el control de una gran zona que debería estar entre las provincias más seguras del país”. Un intento de Kabul a principios de 2015 para recuperar el control con la imposición de un embargo en la minería y el transporte de lapislázuli tuvo un resultado escaso, dice el informe de la ONG, ya que estas piedras continúan circulando por el valle vecino de Panshir.

Según el informe, el Estado de Afganistán se está quedando sin los beneficios que podría reportarle los inmensos recursos minerales del país, que incluyen esmeraldas, rubíes y grandes reservas de cobre.

Los negocios de los talibanes

Los talibanes han encontrado maneras de imponer impuestos sobre casi todos los tipos de actividades económicas en zonas en las que sus combatientes están presentes. Su negocio más lucrativo es el de los campos de opio en Helmand, pero también el comercio de madera de los bosques del Este y la producción de mármol en el sur.

También han conseguido gestionar la explotación de una pequeña parte de la extracción de lapislázuli que crece rápidamente, según una estimación aproximada de Global Witness, que incluye los supuestos pagos y los ingresos por protección hechos para los talibanes por Malek y Mujadidi.

El informe apunta que la minería en las dos áreas de Badajshán produjo 20 millones de dólares para todos los grupos armadas en 2013 y que solo uno de esos millones fueron a parar a los talibanes; La cifra alcanzó los 4 millones en 2014. Según indica Global Witness los insurgentes lograron hacerse con la mitad de todos los ingresos en 2015.

“Las fuerzas talibanes están situadas en el límite norte de las minas de lapislázuli, ya están recibiendo una gran parte de ingresos y hay una amenaza real de que pueden tomarlas por completo si lo desean”, confirman. “En la lucha por el control de las minas, se están convirtiendo en los auténticos ganadores”.

El lapislázuli se ha utilizado en la joyería desde hace milenios. Los minerales afganos se pueden encontrar en objetos de todo el mundo, incluido en la máscara mortuoria de Tutankamón, antiguo faraón egipcio. También se molía para fabricar pinturas azules usadas, por ejemplo, por los artistas renacentistas italianos.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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