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The Guardian en español

El multimillonario Tom Steyer, la respuesta progresista a los grandes magnates de la derecha de EEUU

Tom Steyer durante un acto celebrado en abril en el marco de su campaña para conseguir el impeachment de Donald Trump.

Rory Carroll

Tom Steyer es un multimillonario de San Francisco que viene con regalos tentadores para los progresistas estadounidenses.

El primero es una lluvia de dinero para invertir en elecciones y campañas en todo el país, un botín que busca contrarrestar el impacto que generan los hermanos Koch con su financiación a candidatos y causas conservadoras.

El otro regalo es el mensaje entusiasta de que los progresistas pueden provocar, enfrentarse y enfurecer a los republicanos. Pueden llamarlos mentirosos, inmorales, cómplices de las corporaciones y dañinos con el medio ambiente. Pueden decir que las políticas del gobierno de Trump son crueles y malvadas, pueden perseguir y avergonzar a miembros de la Casa Blanca, incluso llevar al presidente al impeachment. Pueden hacer todas estas cosas y, además, ganar poder.

“¿Tenemos miedo de decir la verdad porque puede enfadar a alguien? No”. Mil veces no, dice Steyer, golpeando la mesa con el puño durante una reciente entrevista en Los Ángeles. Es hora de “recuperar” Estados Unidos. “Estamos intentando hacer algo para proteger el país, la democracia y el pueblo. Esta es una lucha entre el bien y el mal, y no entiendo por qué la gente quiere esconder eso bajo la alfombra”, añade.

Este exdirector de fondos de inversión, que algunos calculan que es el individuo que más dinero se ha gastado en política electoral estadounidense, ataca no sólo a los republicanos, sino también a aquellos demócratas que, según su opinión, no tienen las agallas o la inteligencia para luchar en defensa del bien. “Les preocupa enfadar a los republicanos. Quieren crear un clima amable en el que se pueda tener una conversación civilizada y llegar a un acuerdo. ¿Has visto a algún republicano manteniendo una conversación civilizada y llegando a un acuerdo? ¿O están mintiendo por dinero y poniéndonos a todos en peligro?”.

Steyer, un hombre delgado de 61 años de voz rota, habla mientras come algo en una cafetería del centro. No tiene el aspecto de un rebelde plutocrático. Ni siquiera parece un millonario. El traje un poco arrugado y los zapatos de cuero gastado le dan el aspecto de un director de escuela. Toma una sopa de apio y come un guiso de patatas en recipientes de plástico que ha metido a escondidas en la cafetería. Luego los tira correctamente en el contenedor de reciclaje.

Sólo un cinturón con mostacillas de colores –un recuerdo de África– y la presencia de dos asistentes revelan que nos encontramos frente a un magnate con una fortuna calculada en 1.600 millones de dólares. Eso, y la potente confianza de Steyer de que un contraataque progresista promovido con su dinero puede ayudar a salvar la república. “Esta es una lucha por el alma de Estados Unidos. Vamos a proteger al pueblo estadounidense y la Constitución, les guste o no”.

Apoyo económico sin pasar por el partido

Si bien la mayoría de los estadounidenses no saben quién es Steyer –eso podría cambiar pronto–, él ha estado seriamente involucrado en política desde que se convirtió en un defensor del medio ambiente e invirtió 90 millones de dólares en respaldar a los demócratas en las elecciones de 2016.

Ahora, de cara a las elecciones legislativas de noviembre, está actuando con igual generosidad, aunque sus donaciones no están dirigidas a los comités nacionales demócratas en protesta por la falta de un pacto inmigratorio que proteja a los Dreamers (jóvenes extranjeros que llegaron de pequeños a Estados Unidos sin papeles).

Su 'Super PAC' (organización que recauda fondos para apoyar a un candidato electoral), llamada NextGen America, tiene unos 100 empleados en sus oficinas en San Francisco y otros 400 en todo el país y reclama soluciones al cambio climático, derechos para los inmigrantes, justicia social y sanidad. Para ello, apoya a candidatos que tengan un programa afín y que se presenten en las elecciones legislativas o de gobernador, desde Arizona a New Hampshire, de Michigan a Florida. Este año ha invertido más de 32 millones de dólares en organizar grupos juveniles, registrar personas para que puedan votar y fomentar la participación electoral.

Mucho dinero se destina a candidatos de perfil bajo y elecciones locales, afirma Carolyn Fiddler, editora política del Daily Kos. “Es el aspecto menos sexy del trabajo que está haciendo, pero creo que a largo plazo le generará beneficios”. Los candidatos que triunfan suelen ascender, explica. “Y esta gente será importante en el Congreso en unos años. Invertir en figuras menos importantes ahora es invertir bien. Los republicanos se dieron cuenta de eso hace mucho tiempo”.

El despilfarro de Steyer en 2016 obtuvo resultados variados. Hillary Clinton y varios otros candidatos demócratas en elecciones locales perdieron y el cambio climático no figuraba entre las principales preocupaciones de los votantes. Sin embargo, Steyer afirma que triunfó con los votantes millenials, ya que la participación electoral de este segmento de la población subió en un 25% en 10 de los 12 distritos electorales más disputados.

Podría decirse que es una exigua rentabilidad por todo el dinero invertido, pero piensa que enfocarse en el trabajo territorial, como el contacto con votantes, iniciativas para movilizar votantes, conciertos y otras tácticas dirigidas concretamente a los millenials, pueden ser replicadas y reforzar futuros triunfos.

“Steyer tiene los recursos, el instinto y la gente a su alrededor para poder generar un impacto real”, afirma Bob Shrum, un veterano director de campañas demócratas y profesor de Ciencia Política. “Él puede contribuir enormemente a un triunfo demócrata si es eso lo que quiere”.

Así que tras años de ver a los republicanos recaudar fondos de megadonantes conservadores, parece que por fin los demócratas tienen su propio rey Midas. Pero viene con truco.

Steyer también está financiando una iniciativa para llevar a Trump al impeachment. unos 40 millones de dólares destinados a reuniones en ayuntamientos y anuncios en televisión protagonizados por Steyer, para lograr echar a Trump de la Casa Blanca. La campaña ha reunido a abogados constitucionalistas, profesionales expertos en salud mental y analistas de seguridad que aseguran que el presidente ha obstruido a la Justicia, ha recibido dinero de gobiernos extranjeros y ha llevado al mundo al borde de una guerra nuclear. Su campaña, Need to Impeach, tiene ya 5,4 millones de firmas.

“No esperes amabilidad si eres un torturador”

Cuando hablamos sobre la cuestión inmigratoria, Steyer, que ya de por sí es activo, se anima aún más. Afirma que Trump es una persona sin respeto por la ley, no apta y peligrosa. Separar a familias de inmigrantes no es motivo para echarle de la Casa Blanca, pero viola los valores estadounidenses, argumenta. “Si eres una persona dispuesta a violar las leyes y que actúa contra los intereses del pueblo estadounidense, esto va a quedar en evidencia en otras cosas horribles, como torturar niños”.

El impeachment, dice, es una cuestión de justicia. “Estamos diciendo la verdad, una verdad importante”. Utilizar a niños como “rehenes” para presionar a los padres para que renuncien a sus solicitudes de asilo es inmoral, afirma. “Yo no sé lo que las personas tienen en el corazón. No sé si Trump es malvado. ¿Las acciones que lleva a cabo son malvadas? Por supuesto”.

Al mencionarle la humillación pública que han sufrido algunos miembros de la Casa Blanca, como Sarah Sanders y Stephen Miller, una práctica polémica que ha dividido a los demócratas, a Steyer se le dibuja una sonrisa como la del gato de Cheshire: “Ay, me sabe mal”. “Supongamos que tú estás torturando niños, ¿y luego te quieres tomar una cerveza en el bar del barrio? Pues conmigo no. No puedes esperar que te traten de forma amable si eres un torturador”, señala.

Steyer aplica lo mismo a los negacionistas del cambio climático que son cómplices de las empresas de combustibles fósiles. “Estos tíos quieren ganar millones de dólares y poner en peligro el planeta. ¿Eso no te molesta? A mí sí. Quieren mentirme en la cara y poner a todo el mundo en peligro y luego tomarse una copa, ¿en serio?”, afirma. Estira el brazo y saca el dedo corazón. “Conmigo no”.

Esta franqueza entusiasma a los progresistas. Llegan a montones a las reuniones que organiza Steyer en los ayuntamientos en una gira por 30 ciudades. Esta semana se presentará en Boston y Bow, New Hampshire, y la próxima semana en San Antonio, Texas– para hacerle preguntas. ¿Se puede realmente llevar a Trump al impeachment? ¿Cómo? ¿Cuándo?

Los expertos son escépticos. Incluso si la investigación de Robert Mueller consiguiera pruebas contundentes –obstrucción de la justicia o conspiración con Rusia, por ejemplo– e incluso si los demócratas obtuvieran el control del Congreso e incluso si algunos republicanos se pusieran en contra de Trump, es difícil imaginar que dos tercios del Senado declaren a Trump culpable de traición, sobornos u otros delitos importantes y delitos menores.

Nancy Pelosi, Chuck Schumer y otros líderes demócratas restan importancia al intento de destituir a Trump por temor a que el partido parezca vengativo, aleje a los votantes indecisos y se avive la base de seguidores del presidente, un combo de efectos que sufrió el Partido Republicano cuando llevó a Bill Clinton al impeachment, para luego ver cómo salía absuelto por el Senado y fortalecido políticamente. Según esta forma de verlo, Steyer no sería un salvador, sino un flautista de Hamelín llevando a sus seguidores millenials hacia el olvido.

“La idea de un juicio político enciende a seguidores de ambos bandos, pero si lo evaluamos detenidamente, perjudica más a los demócratas de lo que les ayuda”, indica Jack Pitney, profesor de Ciencia Política en el Claremont McKenna College. “A menos que o hasta el momento en que Mueller muestre pruebas de comportamiento penal por parte de Trump, muchos estadounidenses serán reacios a revertir el resultado de las elecciones”.

Jon Favreau, que se encargó en el pasado de escribir los discursos de Obama y que ahora publica podcasts, piensa que el impeachment es una distracción desafortunada, aunque no fatal. “Creo que Tom Steyer y su organización están haciendo un trabajo increíblemente productivo en el terreno. Ojalá se concentraran en eso”.

Para los republicanos, la petición de impeachment es como si les hubiera llegado antes de tiempo la Navidad. “¡El loco y completamente inestable Tom Steyer, que hace muchísimo que lucha contra mí y mi programa 'Make America Great Again', nunca gana elecciones!”, tuiteó Trump. Sus aliados republicanos hablan de Steyer como su oponente ideal: un progresista de California, arrogante y sin idea de política.

Cuando le preguntamos si piensa en el riesgo de que le salga el tiro por la culata, este antiguo titán de Wall Street se mueve en su asiento. Después de haber hecho una fortuna analizando datos y anticipándose a los movimientos del mercado, está seguro de que tiene razón en esto y de que los líderes demócratas, Trump, los expertos y otros que lo critican están equivocados.

“La gente me dice que voy a enfurecer a las bases republicanas y van a reaccionar mal. Ya están reaccionando mal. Mi pregunta es: ¿dónde está las bases demócratas? Llevan 10 años sin reaccionar. Y mira el resultado”. Los republicanos controlan los gobiernos a nivel nacional, estatal y judicial. “Y me estás diciendo ‘sigamos haciendo lo mismo’. ¿De verdad? ¿Es ese el plan?”, añade.

En otras palabras, los demócratas no tienen nada que perder y todo por ganar al agitar a las bases con la “verdad”. Steyer utilizó esa palabra 14 veces durante la entrevista.

Steve Bannon, el antiguo 'Svengali' de Trump, reconoce a Steyer el mérito de aprovechar el creciente sentimiento populista en la izquierda, un preludio a una rebelión al estilo del Tea Party. Steyer le resta importancia, diciendo que los demócratas moderados y progresistas están debatiendo entre un cambio gradual o transformador. “La lucha es a veces por definición desorganizada… y eso está bien”.

¿Carrera a la presidencia?

He aquí el rompecabezas: Steyer es una persona que sobresale. Padre de cuatro hijos, creció en instituciones de élite –Yale, Stanford, Goldman Sachs– antes de convertir a Farallon Capital en el cuarto fondo de inversión más grande del mundo. Hace ejercicio dos horas por día. Tiene una disciplina formidable, un cerebro analítico y está acostumbrado a ganar. ¿Entonces por qué se embarca en una cruzada por el impeachment de Trump, algo que muchos de sus aliados consideran quijotesco, contraproducente o destinado al fracaso?

Una posible respuesta: igual tiene razón. Quizá esta época de sabiduría convencional e hipertribalismo pueda hacer valer su apuesta por entusiasmar a progresistas y enseñar el dedo corazón a los republicanos, hacer que los demócratas controlen el Congreso y hacer posible el impeachment. O quizá la cruzada tiene otro objetivo: presidente Tom Steyer.

Alguna vez estudió presentarse como candidato a gobernador de California y ahora parece estar probando una posible candidatura a la Casa Blanca. Primer paso: construir una red de base y seducir a las bases demócratas con un tema distintivo que ponga su cara en la pantalla de televisión. En mayo llevó la campaña por el impeachment a Iowa, un campo de batalla clave en las primarias.

David Axelrod, exasesor de Barack Obama, ha denominado la campaña un peligroso “proyecto vanidoso” que podría normalizar el impeachment como una herramienta política.

Durante la entrevista, Steyer demuestra la habilidad de un político a la hora de hacerse preguntas y responderlas él mismo, y evitar preguntas incómodas respondiendo con anécdotas bien estudiadas. Al hablar del carbón, subraya que ayudaría a los trabajadores de las minas a encontrar otro tipo de empleo, evitando el error de Hillary Clinton sobre dejar sin trabajo a los mineros.

Elogia a la gente común que conoce en su gira. “Estadounidenses patrióticos que hablan de recuperar el país. Es fantástico, lo disfruto hasta lo absurdo”. Cuando habla de su riqueza, puede sonar divertido y honesto: “¿Si la gente siempre me dice que sí a todo? Ojalá”. Añade que el patrocinio tiene un lado negativo: “Para tu información, es horrible tener gente pidiéndote dinero constantemente”.

Cuando habla de los salarios estancados mientras los beneficios de las empresas no paran de crecer, evoca a Bernie Sanders. “Los republicanos han hecho que las corporaciones se apropien de Estados Unidos. El 95% de la población está siendo estafada”.

¿Va a declarar Steyer que quiere ser candidato a presidente en esta entrevista? Suelta una larga y fuerte carcajada y luego da evasivas. “No sabemos qué va a suceder el 6 de noviembre. Yo creo que nadie lo sabe. Trump podría salir fortalecido. O podría ser un rechazo rotundo a Trump”.

Las cosas cambian tan rápidamente que cualquier decisión sobre las elecciones del 2020 debe dejarse para después de las elecciones de este año. “Es alucinante lo que ha sucedido en los últimos dos días. Y cada semana es igual. Me explota la cabeza. ¿Y cuatro meses así? Dios mío. ¿Cómo es posible planificar hasta saber los hechos?”, se pregunta.

Un cofre del tesoro abierto, un populista, un mensaje polarizador y uno de los movimientos de bases más grandes de Estados Unidos. La pregunta para los progresistas es si abrir los brazos o tener cuidado con un californiano cargado de regalos.

Traducido por Lucía Balducci

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