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The Guardian en español

El primer ministro chino promete un plan para hacer que el cielo “vuelva a ser azul”

Una chica se hace una foto en la plaza Tiananmén en Pekín en un día de alerta por alta contaminación.

Tom Phillips

Pekín —

El primer ministro chino, Li Keqiang, ha prometido redoblar los esfuerzos de China contra la mortífera polución, declarando ante el congreso anual del partido: “Haremos que nuestro cielo vuelva a ser azul”. Las ciudades chinas se han convertido en sinónimo de contaminación aérea asfixiante, a la que se responsabiliza de un millón de muertes prematuras al año.

Durante la apertura este domingo del Congreso Nacional del Pueblo en Pekín, Li admitió que su país se enfrenta a una grave crisis medioambiental que ha dejado a los ciudadanos chinos esperando soluciones urgentes.

Li anunció una serie de medidas contra la polución que incluyen una reducción en el uso del carbón, la mejora de las plantas que se alimentan de carbón, una reducción de las emisiones de vehículos, el fomento de vehículos no contaminantes y el castigo a los miembros del Gobierno que ignoren los delitos medioambientales o la contaminación. Además, se vigilará online y durante 24 horas a “las principales fuentes” de contaminantes industriales en un esfuerzo por recortar las emisiones.

El primer ministro prometió que los niveles de PM2,5 (partículas en suspensión de menos de 2,5 micras) caerán “notablemente” durante el próximo año, pero no citó una objetivo específico. El PM2,5 es una pequeña partícula vinculada al cáncer de pulmón, asma y enfermedades cardíacas.

“Luchar contra la polución es responsabilidad de todos nosotros y el éxito depende de la acción y el compromiso. Mientras toda nuestra sociedad siga intentándolo, cada año tendremos cielos más azules”, declaró.

A pesar de su mensaje optimista, el lenguaje de Li fue más cauto que hace tres años, cuando utilizó el mismo discurso de apertura para “declarar con determinación la guerra a la contaminación” y para advertir que es “una advertencia de luz roja de la naturaleza contra el desarrollo ineficiente y ciego”.

Ha habido frustración de la opinión pública y protestas contra el fracaso de Pekín en lograr resultados en su misión de limpiar el ambiente. Aparentemente, decenas de miles de “refugiados de la polución” huyeron en diciembre del norte de China, golpeado por la contaminación, como resultado de la última “alerta roja” de contaminación del país.

Wei Song, un cantante de ópera chino que asistió al discurso de Li, afirmó que es inhumano “alcanzar los objetivos de desarrollo sacrificando la naturaleza” y pidió medidas más duras contra aquellos que contaminan.

“El Gobierno debería aumentar las penas con el objetivo de arruinar a las personas y las empresas responsables. De lo contrario, si el castigo es solo un pequeño rasguño, seguirán contaminando”, afirma Wei, uno de los “tres tenores” de China.

Zhang Bawu, un alto cargo del Partido Comunista de la provincia de Ningxia, defendió la actuación “muy mejorada” de las autoridades en materia medioambiental. Zhang afirmó que el número de días con polución intensa en Pekín está cayendo gracias a los esfuerzos gubernamentales. Afirmó también que su provincia, que está construyendo la que podrá ser la mayor planta de energía solar del mundo, también está participando.

El destacado papel de Ningxia en la revolución solar y eólica china implica que actualmente el 40% de su energía proviene de fuentes de energía renovables, señaló Zhang.

Información adicional por Wang Zhen.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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