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The Guardian en español

Un rascacielos se convierte en el símbolo de la crisis de viviendas en Londres

El lujoso rascacielos al atardecer, con muy pocas luces en sus ventanas.

Robert Booth/ Helena Bengtsson

Londres —

Un multimillonario ruso cuyo socio es un gran aliado de Vladimir Putin, el expresidente de un banco nigeriano extinto y un magnate del vodka de Kirguistán se encuentran entre los 130 extranjeros que han comprado propiedades en el rascacielos de viviendas más alto del Reino Unido.

Una investigación de The Guardian ha permitido constatar que dos de cada tres viviendas de este edificio de 50 plantas situado en Londres pertenecen a extranjeros y una de cada cuatro ha sido comprada a través de sociedades opacas domiciliadas en paraísos fiscales.

Los primeros residentes se mudaron en octubre de 2013, pero lo cierto es que la mayoría de las viviendas permanece desocupada y algunos propietarios admiten que solo las utilizan parte del año.

Es probable que los políticos y los activistas se hagan eco de la información sobre la identidad de los propietarios del rascacielos Tower y que les sirva de ejemplo para advertir de la grave crisis de la vivienda que sacude la capital, donde demasiados inmuebles se compran como inversión y están en manos de capital extranjero. Estas viviendas permanecen desocupadas mientras que un número creciente de jóvenes no pueden comprar o alquilar un piso en la ciudad. 

Una fuente bien informada ha contado a The Guardian que el ático de lujo de cinco plantas, vendido por 67 millones de euros y con unas vistas panorámicas del Támesis y del Palacio de Westminster, pertenece a la familia del exsenador ruso Andrei Guriev. Esta familia también compró Witanhurst, en Highgate, en el norte de Londres. Es la mansión más grande de la ciudad después del Palacio de Buckingham.

El ático tiene más de 2.000 metros cuadrados. El tamaño medio de una vivienda nueva en el Reino Unido de tres habitaciones es 24 veces inferior a este tamaño. La compraron en mayo de 2014 pero, de momento, permanece desocupada. Parece ser que la minuciosa y extensa renovación incluye la construcción de una capilla ortodoxa rusa cuyas piezas tienen que ser transportadas una a una a través de los ascensores del edificio. 

Un nigeriano acusado de corrupción

Unas plantas más abajo se encuentra el apartamento de 3,5 millones de euros de Ebitimi Banigo, un ex ministro de Gobernación de Nigeria. En 2012 fue coronado rey de Okpoama, una zona del Delta del Níger rica en petróleo, en una ceremonia a la que asistió el entonces presidente nigeriano, Goodluck Jonathan. La Comisión de Delitos Económicos y Financieros de Nigeria investigó a Banigo en 2005, tras el colapso del banco que presidía. Más tarde, el Senado nigeriano mencionó su nombre, ya que debe más de 65 millones de euros a este mismo banco. No se han presentado cargos en su contra.

En el Registro de la Propiedad también aparecen los nombres de un magnate kurdo de la industria del petróleo, un magnate egipcio de la industria de la alimentación, un banquero de Indonesia, un mánager de fútbol uruguayo y un ex piloto de Fórmula 1. De los 210 apartamentos con títulos de propiedad, 131 están en manos de extranjeros. Unos propietarios de Singapur le han explicado a The Guardian que no pasan más de dos meses en el apartamento, que está desocupado el resto del año. El registro del Ayuntamiento de Londres evidencia que los propietarios de 184 pisos del edificio no se han inscrito para poder votar. 

El rascacielos no tiene viviendas asequibles. El edificio integra el complejo de St George Wharf y las viviendas más económicas se han situado en la parte trasera de este conjunto de edificios, de espaldas al Támesis y frente a una carretera de doble vía. 

Esta elevada proporción de propietarios extranjeros ha salido a la luz poco después de que el alcalde de Londres, Sadiq Khan, prometiera abordar el problema de acceso a la vivienda y afirmara que está sopesando una norma que obligaría a los promotores a comercializar las nuevas viviendas a nivel local durante seis meses para que durante este periodo solo puedan ser compradas por residentes del Reino Unido: “No tiene ningún sentido construir casas si van a ser compradas por inversores de Oriente Medio o de Asia”, afirmó a principios de mes: “No quiero tener en la ciudad todas estas casas vacías”.

El primer ministro, David Cameron, también ha expresado su preocupación por el hecho de que todas estas propiedades de elevado valor situadas en Londres sean vendidas a personas que residen en el extranjero y que las compran a través de sociedades opacas, y ha anunciado que en el futuro estas sociedades estarán obligadas a declarar la identidad de los propietarios.

Al menos 31 apartamentos del complejo están en manos de compradores de Extremo Oriente; Hong Kong, Singapur, Malasia y China. Otros 15 se han vendido a inversores de Arabia Saudí y de los Emiratos Árabes Unidos y otros fueron vendidos a compradores de Rusia, India, Irak, Qatar y Suiza. Todo indica que otros 15 se han vendido a extranjeros de China, Arabia Saudí, Rusia y Nigeria.

Un portavoz de la promotora St George ha indicado que: “si bien algunas viviendas del edificio son propiedad de extranjeros no es correcto afirmar que el mercado inmobiliario londinense está en manos extranjeras. Savills (una consultora inmobiliaria) ha calculado que en el periodo 2013- 2014 los inversores extranjeros que no residen en la ciudad han representado solo el 7% del mercado de la vivienda de Londres”.

La promotora afirma que las viviendas asequibles representan el 30% del complejo de St George Wharf y que se han construido 389 unidades en los edificios contiguos al rascacielos. También ha señalado que: “Todos los compradores, sean del Reino Unido o de otros países, tendrán acceso a los servicios e instalaciones del rascacielos, como el servicio de conserjería, el spa y el gimnasio”. 

Aticos y mansiones con sello ruso

La revista Forbes calcula que la fortuna de Guriev asciende a cerca de 4.000 millones de euros. Junto con Vladimir Litvinenko, uno de los responsables de la campaña del presidente ruso, es uno de los propietarios de PhosAgro, el mayor productor en Europa de abono fosfatado. Al parecer, Guriev ha comprado el inmueble a través de Arabella Properties, una compañía con sede en las Islas Vírgenes Británicas. El secretismo en torno a la compra de este inmueble es tal que el administrador del edificio desconocía la identidad del comprador. La sociedad que a la que pertenece formalmente el ático de Guriev le proporcionó la dirección de contacto de un grupo de asesores con sede en Jersey, Opus Private, que se comprometen a proporcionar un servicio “que aproveche todas y cada una de las oportunidades legales para proteger y conservar el patrimonio familiar”.

The Guardian se ha puesto en contacto con el abogado de Guriev en Londres, con el portavoz de la familia y con el portavoz de su compañía pero ninguno quiso confirmar o desmentir esta información. 

El año pasado salió a la luz que Guriev era el propietario de Witanhurst, en Highgate, donde ha construido un sótano de cerca de 4.000 metros cuadrados con piscina, sala de cine, gimnasio, dependencias para el personal y un garaje con capacidad para estacionar 25 coches. 

El perfil de los propietarios de los inmuebles de este rascacielos obliga a preguntarse cómo se benefician los ciudadanos, con graves problemas de acceso a la vivienda, del proyecto de viviendas que incluye 20.000 apartamentos de lujo y que ya se la ha llamado “el Dubái del Támesis”

Las escrituras públicas muestran que en 2014 Vitaly Orlov, un magnate ruso de la industria pesquera radicado en Hong Kong compró la totalidad de la planta 39 del rascacielos por 17 millones de euros. La compañía de Orlov es la principal suministradora mundial de bacalao y eglefino. Recientemente Greenpeace ha denunciado que la compañía representa una amenaza para los prístinos ecosistemas del Ártico ya que, según esta ONG, ha salido de la zona permitida y aprovechando el deshielo causado por el cambio climático está pescando en áreas vírgenes del mar de Barents.

Orlov no ha querido confirmar si es el propietario del ático. A través de un portavoz ha señalado que “no tiene ningún interés en dar explicaciones sobre su vida privada”. Su compañía pesquera en el mar de Barents “ha obtenido los certificados correspondientes y se ajusta al estándar MSC (Principios y Criterios MSC para la pesca sostenible) y su enfoque está basado en los mejores conocimientos científicos disponibles”. 

Otro nombre que aparece en las escrituras públicas es el de Sharshenbek Abdykerimov, un ex primer ministro y un poderoso empresario de Kirguistán. Abdykerimov es el propietario de la exitosa marca de vodka Ayu y también de muchos otros negocios. Recientemente fue nombrado presidente del Comité Olímpico Nacional de su país. En 2013 cofundó un partido progubernamental en Kirguistán. 

Traducción de Emma Reverter

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