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The Guardian en español

Estas son las claves del segundo referéndum de independencia que propone Escocia

La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, su intención de convocar un nuevo referéndum sobre la permanencia de Escocia en Reino Unido, ha anunciado su intención de convocar un segundo referéndum de independencia para otoño de 2018.

Severin Carrell

La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, ha confirmado su intención de convocar un nuevo referéndum sobre la permanencia de Escocia en Reino Unido, previsto para otoño de 2018.

Sturgeon ha recordado que en la consulta de 2014, que se saldó con la derrota de los partidarios por la independencia, los escoceses votaron pensando que continuar en Reino Unido era seguir en la Unión Europea. Ahora, argumenta que el “cambio de circunstancias” que ha supuesto el Brexit justifica la convocatoria de un nuevo referéndum. En junio de 2016, el 62% de los escoceses votó a favor de la permanencia en la UE.

¿Por qué ahora?

Sturgeon sostiene que el programa electoral del Partido Nacional Escocés le da la autoridad para presionar por un nuevo voto por la independencia si ocurre “un cambio significativo o material” en la posición constitucional de Escocia. Este cambio puede ser, por ejemplo, que el resto de Reino Unido vote a favor de abandonar la Unión Europea cuando Escocia prefiere la permanencia.

La líder escocesa pronunció su discurso desde su residencia oficial de Edimburgo, en lugar de hacerlo durante la conferencia de primavera del Partido Nacional Escocés, celebrada este fin de semana en Aberdeen. Para asegurarse una victoria en el referéndum, Sturgeon necesita atraer a los votantes laboristas, conservadores y liberal-demócratas que están a favor de la UE y que podrían preferir una independencia dentro de Europa al Brexit.

Sturgeon cree que la inminente decisión del gobierno de May de invocar el Artículo 50, le da una fuerte oportunidad para fijar la agenda política en Escocia.

¿Qué dicen las encuestas?

Las últimas encuestas de opinión tienen mensajes contradictorios para Sturgeon. Muestran un reciente auge del apoyo a la independencia de entre el 45% y 49%, excluyendo los indecisos. En términos estadísticos, ambas opciones están a la par.

Las últimas encuestas fijan el apoyo a la independencia en un 49%, pero un tercio de los votantes permanece al menos parcialmente abierto a un cambio de opinión. Además, los sondeos también muestran que un tercio de los votantes del Partido Nacional Escocés apoyó el Brexit en el referéndum. Sturgeon, por tanto, necesita convencer a la gran mayoría de ellos para que apoyen la independencia dentro de Europa, pero también necesita atraer a los votantes no nacionalistas para asegurarse la victoria.

Los sondeos también muestran que la mayoría de los votantes escoceses se opone a un referéndum antes de que Reino Unido abandone la Unión Europea porque quiere saber a favor de qué y contra qué está votando. Sturgeon, por tanto, necesita justificar cualquier decisión de convocar un referéndum antes de que se materialice el Brexit.

¿Cuál es la posición constitucional?

El parlamento escocés no tiene la autoridad de convocar una votación bajo la legislación británica en materia de referéndum. En su lugar, tiene que conseguir la aprobación de Westminster bajo una orden de la sección 30 de la Ley de Escocia para hacerlo. Por tanto, el Gobierno británico y el escocés tendrán que firmar un segundo acuerdo de Edimburgo, que en 2012 fijó el referéndum de independencia de 2014.

Esto desencadenará una batalla sobre los tiempos —ya sea antes o después del Brexit—; sobre la formulación de la pregunta e incluso sobre la posibilidad de una tercera opción, como el objetivo de los laboristas y los liberal-demócratas de conseguir un Reino Unido federal. La pregunta y el proceso tendrían que ser posteriormente aceptados y supervisados por la Comisión Electoral.

Pero la pregunta más importante de cuándo y cómo una Escocia independiente podría unirse a la UE o mantener su estatus como miembro sigue sin estar clara: no existe el precedente en el que una parte de un Estado miembro mantiene su condición en la UE cuando el Estado miembro abandona el organismo. Puede que la Unión Europea insista en que no puede considerar la apuesta escocesa hasta que se materialice el Brexit y se sepan las condiciones bajo las que se uniría Escocia.

¿Y qué pasa con la economía?

La situación financiera de Escocia es peor de la que había en 2014. El desplome del precio del petróleo incrementó el déficit del gasto público el año pasado hasta 17.000 millones de euros, lo que equivale a más del 20% del gasto anual. La economía escocesa crece más despacio que la británica y sus exportaciones al resto de la UE no crecen tan rápido como lo hacen sus exportaciones al resto de Reino Unido.

Sturgeon tiene que responder preguntas fundamentales sobre qué moneda utilizaría Escocia y si se vería obligada a aceptar el euro en un futuro. También tiene que responder a preguntas sobre la creación de un nuevo banco central, sobre su inmenso déficit, la devolución de la parte escocesa de la deuda británica de 2 billones de euros y sobre cómo puede conseguir un mercado libre con condiciones de igualdad tanto con Reino Unido como con la Unión Europea.

Mucho dependerá del acuerdo al que llegue Reino Unido para salir de la UE. Sturgeon apunta al acuerdo favorable de frontera abierta escrito con la República de Irlanda. Argumentará que a Reino Unido le conviene un acuerdo similar con Escocia.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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