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The Guardian en español

Un envío de armas a los serbios de Bosnia desata los temores de la UE

Fuerzas de seguridad de Bosnia durante una manifestación frente a un edificio público en 2015 en Sarajevo.

Julian Borger

La compra de miles de nuevas armas por parte de la policía serbobosnia ha suscitado preocupación por las intenciones del gobierno regional liderado por los separatistas y la influencia creciente de Rusia sobre un país dividido y con una grave crisis económica.

Se espera que en marzo llegue a la parte de Bosnia gestionada por los serbios un cargamento de 2.500 fusiles automáticos procedentes de Serbia. Unas semanas más tarde la policía inaugurará un nuevo centro de formación que, en virtud de un acuerdo suscrito hace más de dos años, contará con la participación de asesores rusos.

Las autoridades serbobosnias han defendido la decisión de comprar estas armas y han indicado que son necesarias para defenderse de posibles atentados terroristas. En un comunicado, subrayan el hecho de que su policía ha sido entrenada en gran parte por fuerzas de Estados Unidos y no la policía rusa. El comunicado omite el papel que desempeñarán los instructores rusos en el futuro.

La llegada de las armas se producirá en un contexto en el que se está cuestionando la estabilidad a largo plazo de Bosnia. El acuerdo de paz de Dayton puso fin al conflicto bosnio hace poco más de 22 años y dividió el país en dos partes semiautónomas: la República Serbia (RS) y una Federación croata-musulmana. Con este acuerdo, se puso fin al derramamiento de sangre pero se creó un sistema que fomentó la política étnica. Los partidos nacionalistas mantienen el control del poder en feudos separados, la corrupción está muy extendida y el país tiene la tasa de desempleo juvenil más alta del mundo.

A principios de este mes, la Comisión Europea presentó una nueva estrategia para la región y propuso una hoja de ruta para la adhesión a la UE “basada en el mérito”, pero no dejó claro cómo Bosnia puede superar sus profundos problemas estructurales.

Activistas de la sociedad civil serbia, el gobierno central bosnio en Sarajevo y diplomáticos occidentales creen que el líder separatista serbobosnio, Milorad Dodik, utilizará antes de las elecciones de octubre una nueva unidad de policía fuertemente armada para consolidar su posición e intimidar a los opositores.

A largo plazo, temen que Dodik utilice esta nueva unidad para promover sus objetivos de independencia, con el consiguiente riesgo de una nueva guerra en la región.

Rusia, que ve a Dodik como un bastión contra la pertenencia bosnia a la OTAN, ha mostrado un fuerte apoyo al separatista serbio, que se ha reunido con Vladímir Putin al menos seis veces desde 2014.

“Es una acción legítima”

El lunes, Dodik confirmó la compra de miles de armas y añadió que tomará medidas adicionales para que la policía esté armada para “la lucha contra el terrorismo”. La página web de noticias Žurnal, cuya redacción central está en Sarajevo, fue la primera en informar sobre la compra de armamento. “Se trata de una acción absolutamente legítima y no tenemos nada que esconder”, afirmó Dodik. “Durante 20 años, no hemos tenido derecho a dar a nuestra policía el material necesario y ahora hemos decidido hacerlo”.

El alto representante de la comunidad internacional en Bosnia, Valentin Inzko, ha expresado su preocupación por el envío. “Me gustaría que el país tuviera tan pocas armas como fuera posible. Si un bando obtiene este tipo de armas, el otro también las querrá ”, ha puntualizado.

Dodik ha ido estrechando lazos con los Lobos Nocturnos, un club de motociclistas rusos muy vinculado a Putin, al que Estados Unidos ha aplicado sanciones por el papel paramilitar que desempeñó en el conflicto de Ucrania.

Paralelamente, miembros del grupo paramilitar Honor Serbio, formados por Rusia, han hecho acto de presencia en las calles de Banja Luka.

“Es una organización formada por hombres furiosos y fuertes que el gobierno utiliza para amenazar e intimidar a su gente”, indica Aleksandar Trifunović, un periodista serbobosnio. “Esta vez parece que tienen planes más ambiciosos y se intuye el peligro”.

The Guardian contactó con el Ministerio del Interior de la RS, que le envió varias respuestas por escrito y señaló que sus policías “nunca han recibido formación por parte de las autoridades policiales rusas, ni en Rusia ni en la República Serbia; tampoco las fuerzas especiales”.

El comunicado señala que el nuevo centro de formación para la lucha antiterrorista, que ha costado cuatro millones de euros y que abrirá sus puertas en abril en un cuartel que utilizaba el ejército en Zalužani, en las afueras de Banja Luka, ha sido visitado por el personal de la embajada de los Estados Unidos y miembros de las fuerzas armadas estadounidenses.

“Ninguna delegación rusa ha venido a visitar el centro ”, puntualiza. También defiende la compra de armas, afirmando que las armas que utiliza la policía tienen más de 20 años y que la policía de la RS ya no está sujeta a las restricciones que se impusieron tras el conflicto de los años noventa y que limitaban la cantidad de armas de largas que podía tener.

También defiende la necesidad de contar con una fuerza policial antiterrorista que cuente con el equipamiento necesario y recuerda un atentado perpetrado en 2015 por un refugiado bosnio (bosnio musulmán) de 24 años contra una comisaría de policía de la RS. El atacante, Nerdin Ibrić, mató a un policía serbio e hirió a otros dos antes de que le dispararan. Su motivación no está clara. El padre de Ibri fue asesinado por la policía serbia en los primeros días de la limpieza étnica que comenzó la guerra en 1992. Pero como supuestamente gritó “Allahu Akbar”, fue considerado un ataque terrorista.

¿Ha habido entrenamiento ruso?

En 2015, el ministro del Interior de la RS, Dragan Lukač, firmó un acuerdo de cooperación con Moscú que establecía que expertos rusos impartirían formación antiterrorista en la RS. El Ministerio del Interior ha señalado que ningún asesor ruso ha estado en la RS hasta el momento pero no proporciona detalles sobre el futuro, señalando que el acuerdo con las autoridades de Moscú entra dentro de la normalidad.

Las autoridades estadounidenses sospechan de que un “centro humanitario” gestionado por Rusia en Nis (Serbia) es en realidad un centro de operaciones de inteligencia ruso y que desde allí de orquestó un intento de golpe de estado en Montenegro en octubre de 2016.

Un diplomático occidental en Bosnia ha indicado que por ahora no se tiene “ninguna prueba fehaciente” de que los rusos estén intentando crear un centro similar en Bosnia. “Sin embargo, lo estamos siguiendo de cerca ”, ha puntualizado.

Kurt Bassuener, experto en Bosnia del Democratisation Policy Council ha señalado que cuando redujo la fuerza de estabilización a tan solo 600 soldados y no llevó a cabo la iniciativa de posguerra de unir las fragmentadas fuerzas policiales de Bosnia, la UE dejó un vacío en el país que ahora probablemente Rusia va a llenar. “El hecho de que no existan barreras de entrada es una invitación a los problemas”, afirma: “Es un gran fracaso de la política de la UE en Bosnia y todavía no hemos pagado por ello”.

Traducido por Emma Reverter

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