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The Guardian en español

Los terroristas marroquíes de ISIS suponen una amenaza a las puertas de Europa

Una carta dedicada a unas de las víctimas de un ciudadano que ayudó a las víctimas del atentado pegada en una pared de un kiosko donde varios turistas compran postales en las Ramblas de Barcelona

Martin Chulov

Mientras se intensifica la caza de los miembros de una célula terrorista liderada por marroquíes responsable del ataque terrorista de Barcelona, la atención también se centra ahora en cientos de yihadistas que, para los servicios de inteligencia, suponen una amenaza latente e inmensa a las puertas de Europa.

Se cree que hasta 1.000 yihadistas han vuelto de manera ilegal a Marruecos y Túnez procedentes de los campos de batalla del ahora desmoronado califato de ISIS. Se calcula que al menos 300 radicales regresaron a Marruecos, país del que, al parecer, proceden seis de los 12 terroristas que llevaron a cabo los atentados de Cataluña.

Un antiguo líder de la sección de operaciones exteriores del grupo extremista explica que el éxodo de combatientes de ISIS incluía el de simpatizantes que huyeron de la privación de derechos y de una vida marcada por delitos leves, y que se sintieron agraviados por su estatus en Europa, particularmente en Francia. Con el poder de ISIS disminuyendo cada semana, cree que algunos de ellos se llevarán esa sensación de agravio de vuelta a sus países de nacimiento y utilizarán la proximidad de España para lanzar ataques o avanzar por el continente.

En el apogeo del poder de ISIS, se estima que hasta 1.600 marroquíes viajaron a Irak y Siria, lo que les convirtió en uno de los grupos nacionales más grandes en el califato, que ahora pierde fuerza con rapidez. Desde entonces, cerca de la mitad ha muerto. Desde hace tiempo se teme que el norte de África sea un lugar perfecto para los radicales, y ahora se piensa que, cada vez más, puede ser como una especie de lanzadera hacia Europa para vengar la pérdida de terreno de ISIS y también todas sus bajas.

El antiguo dirigente de ISIS, que abandonó su puesto a finales de 2015, dijo que había asesorado a seis marroquíes que habían dejado los entornos desfavorecidos de Francia y buscaban un propósito vital bajo la dirección de ISIS. También trabajó con otros que habían viajado directamente desde el país norteafricano. Todos se habían radicalizado antes de llegar.

“Los radicales autóctonos tenían un planteamiento riguroso”, explica durante una entrevista. “Los que procedían de Francia estaban decepcionados con sus vidas. Uno me contó que solía vender drogas, otro era un ladrón”. “Están buscando algo y creen con vehemencia que Francia no es su casa”, apunta.

Un sentido de lucha de clases en estas sociedades que ellos perciben como poco acogedoras ha sido uno de los argumentos frecuentes entre estos hombres y jóvenes que deciden viajar al norte de África para unirse a ISIS. Se cree que los tunecinos son los que más representación per cápita tuvieron entre las filas de combatientes extranjeros del grupo extremista, hasta 1.800 hombres y chicos jóvenes. Muchos de ellos se desplegaron como terroristas suicidas en la ofensiva de Kobani a finales de 2014 y el intento fallido de mantener Mosul este verano.

Marruecos, Francia y España

El antiguo dirigente de ISIS explica que los yihadistas “se quejaban de discriminación, de que no les trataban de manera justa y de que eso nunca pasaría. Uno de ellos llegó a convertirse en un buen amigo mío. Cuando yo abandoné, él se quedó. Fue arrastrado hasta las entrañas de ISIS”.

“España no se comentaba, mientras que de Francia se hablaba todo el tiempo”, asegura.

A medida que la utopía del califato declarado por el líder de ISIS, Abu Bakr al-Bagdadi, a mediados de 2014 dio paso a la realidad de una salvaje e implacable guerra, los miembros de ISIS empezaron a contactar con sus familiares, buscando la manera de regresar.

Se cree que varios cientos hicieron el viaje de vuelta por la frontera turca. Aunque la mayoría de ellos consiguieron llegar a casa, hasta 30 fueron detenidos por las autoridades turcas. Algunos de los marroquíes lucharon en Irak, pero la mayoría fueron destinados a combatir al norte de Siria, donde miles de hombres –mayormente extranjeros– combatieron en una serie de inútiles esfuerzos, principalmente contra grupos kurdos apoyados por EEUU.

“Si enviásemos ahora a gente allí, todos morirían”, cuenta el antiguo dirigente. “Si me preguntasen qué le ha pasado a este o a aquel, la respuesta sería que murió poco después de haber partido”, asegura. “Hubo una unidad turca de 100 hombres que fue enviada a luchar contra los kurdos. Tan solo tres regresaron”. “Los marroquíes vieron lo que el resto de nosotros vimos y ya no quieren permanecer allí. Solo los más duros lo hacen”.

Autoridades en Rabat aseguran que tienen un gran conocimiento de ciudadanos que salieron del país a luchar y que han regresado. Se estima que hasta 90 yihadistas han sido encarcelados después de volver de Irak y Siria. Sin embargo, al parecer varias decenas más se han camuflado de vuelta en ciudades y pueblos.

Entre las filas de aquellos que originalmente huyeron había decenas de hombres que habían sido condenados por extremismo y que habían cumplido penas de prisión. “Estos tipos normalmente obtenían pasaportes falsos libios y llegaban hasta Turquía”, apunta el antiguo líder.

Las autoridades marroquíes dicen también que han evitado varios ataques terroristas a gran escala en Casablanca y Rabat, pero que tienen medios limitados para poder frenar a sus ciudadanos si cometen operaciones fuera del país. La proximidad de Marruecos con España y la amplia población de expatriados allí preocupan desde hace tiempo.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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