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Hay que hacer imparable el cambio en Madrid

Ángel Guillén, Rosa Aporta, Ana Mata y Jordi Escuer

Grupo de Trabajo de Izquierda Unida de Madrid-Ciudad —

La victoria de Ahora Madrid (AM) en las elecciones municipales despertó muchas ilusiones, sobre todo entre los barrios con mayor peso de la clase trabajadora y entre la juventud, que fue entre quienes obtuvo el apoyo decisivo. Por primera vez en 26 años, el PP perdía unas elecciones, demostrando que sí se puede derrotar a la derecha en Madrid. Más de cinco lustros de políticas hechas a medida de las grandes empresas, bancos y especuladores, daban paso a una ocasión de poner la corporación municipal al servicio de la mayoría de la sociedad.

Pareja a esa ilusión, crecía la rabia y la perplejidad de la derecha, ejemplificada en la actitud de su líder, Esperanza Aguirre. No les cabe en la cabeza que hayan perdido el gobierno municipal, habituados a considerarlo como su cortijo privado. Rabiosos, se dedican día y noche a buscar todo aquello que puedan lanzar contra el Gobierno de Manuela Carmena, por grotesco e infame que sea. Fue ese desprecio y altanería un factor determinante para movilizar el voto a Ahora Madrid, en una población trabajadora muy harta de la política del PP.

Durante años, el consistorio madrileño ha sido el escenario de la más cruda lucha de clases, pero en demasiadas ocasiones unilateral. Los capitalistas, grandes empresas y los bancos, representados por el PP, han puesto el erario municipal al servicio del negocio privado puro y duro. Ya era hora de que la movilización de la clase trabajadora de Madrid empezase a cambiar el signo de la balanza. La victoria de Ahora Madrid ha sido sólo el comienzo, y ahora hace falta, tanto una política audaz en el consistorio que ponga el erario municipal al servicio de la mayoría, como la movilización de esa mayoría de vecinos y vecinas, de personas trabajadoras, para defender sus derechos. Gobierno municipal, potenciación del tejido social y movilización deben ser uña y carne, para vencer las enormes resistencias que ya están trabajando para que nada cambie y los de siempre sigan dominando el Ayuntamiento y el resto de la sociedad.

La mayoría de la militancia de Izquierda Unida de Madrid-Ciudad nos comprometimos con esta candidatura y acertamos. Hoy participamos del gobierno municipal con tres concejales (Mauricio Valiente, Yolanda Rodríguez y Carlos Sánchez Mato), e impulsamos la movilización desde los barrios, con nuestra participación en Ganemos y en las Mesas Distritales de Ahora Madrid, para lograr que el cambio empezado en mayo, se consolide, y se haga imparable.

No todos somos iguales

En el Ayuntamiento ya han empezado a cambiar las cosas: Se ha puesto fin al uso indiscriminado de los coches oficiales, a los contratos con las agencias de rating, se ha empezado a conocer la realidad de muchos contratos que han beneficiado a los bancos o las empresas privadas en detrimento de las arcas municipales, etcétera. Hay que abrir las ventanas del Palacio de Cibeles y airearlo, y sacar a la luz todo lo que haya que sacar. No es casual que el PP se haya indignado ante la puesta en marcha de la auditoría de las cuentas del Ayuntamiento de Madrid por el nuevo gobierno.

Hay que poner el erario municipal al servicio de la mayoría de la sociedad, priorizando las necesidades sociales, respetando el medioambiente, y haciendo que la democracia vaya más allá de votar una vez cada cuatro años dando participación real a los vecinos y vecinas.

En este sentido saludamos la elaboración de nuevos criterios de contratación, que permiten una mayor objetividad y a la vez liberan al ayuntamiento de la dictadura de tomar como único criterio relevante el precio, permitiendo atender también a cuestiones sociales y ambientales.

Una medida, muy sencilla y ejemplar, que ha sido recogida por la Mesa Coordinadora de Ahora Madrid, es limitar los salarios de los concejales y concejalas. Ahora Madrid se comprometió a limitar  los salarios de sus ediles a un máximo de 4 veces el Salario Mínimo Interprofesional, lo que implicaría un salario bruto anual de 36.321 euros, la mitad de lo que ganaban anteriormente. Incluso en el caso de la Alcaldía, el compromiso era de un máximo de 48.398 euros anuales brutos, la mitad de lo que ganaba la señora Botella. Esa medida, en los nuevos presupuestos debería hacerse extensiva a todos los cargos electos del consistorio. La mayoría de los vecinos y vecinas de Madrid ganan bastante menos de esa cantidad, un 34% de los trabajadores gana el equivalente al Salario Mínimo y casi la mitad no llega a 1.000 euros. Sus representantes públicos deberían acostumbrarse a vivir con ingresos similares a los que vive la mayoría de las personas. Entonces, la labor política empezaría a dejar de ser un privilegio, para ser una labor de servicio al pueblo. Con una medida así, empezaríamos a demostrar que no todos los políticos “son iguales”, como hasta ahora nos han hecho creer.

Y eso sólo es el principio. Ningún cambio es posible sin recursos pues, sin ellos, todo se queda en buenas intenciones. Los grupos municipales del PP, del PSOE y de Ciudadanos votaron conjuntamente para impedir que se aumentase, como pretendía el gobierno de Ahora Madrid, un 10% el Impuesto de Bienes Inmuebles a las grandes superficies comerciales y grandes empresas. Eso serviría para compensar la bajada del 7% que se va a aplicar al IBI que afecta a las viviendas. Sin embargo, el resto de partidos, incluido el PSOE pretenden bajarlo un 2%, haciéndole perder al Consistorio más de 60 millones de euros. Esperemos que los representantes del PSOE rectifiquen en beneficio de la mayoría, pues sin recursos es muy difícil que se pueda construir esa “M30 social” que prometieron en campaña.

Frente a la “regla de gasto”, los derechos sociales primero

Pero el mayor obstáculo que debemos salvar en estos presupuestos es “la regla de gasto”. Esta medida es producto del cambio del artículo 135 de la Constitución que limitaba la posibilidad de déficit y de endeudamiento de las administraciones públicas. La aplicación de dicha regla supondría recortar el gasto municipal en 363 millones de euros, que irían a adelantar la amortización de deuda. Es como si a una familia en la que uno de sus miembros, que estaba en paro y encuentra trabajo, se le obliga  a que, además de pagar la letra de la hipoteca, avance el pago de la misma impidiéndole mejorar sus condiciones de vida.

Antes que adelantar dinero a los bancos y fondos de inversión privados, es prioritario emplear los recursos municipales para la ayuda a domicilio, los comedores sociales para que nadie pase hambre en Madrid, aumentar los servicios sociales, las dotaciones de centros de mayores, las escuelas infantiles, las instalaciones deportivas y culturales municipales, recuperar los derechos laborales de los trabajadores municipales… Y esto es lo que tiene previsto el gobierno municipal con una aumento del 24% en el gasto social.

En esta ocasión ha sido materialmente imposible hacer un proceso participativo para la elaboración de los presupuestos, pero llamamos a todos los movimientos sociales, sindicales y vecinales a reunirse con el Consistorio y con las Juntas de Distrito para garantizar que los presupuestos de 2016 recojan las prioridades sociales adecuadas, que se noten en el día a día de los barrios, en las condiciones de vida de quienes más lo necesitan y que fomenten el empleo estable y de calidad. Y que se movilicen en apoyo de ese presupuesto y de su Ayuntamiento.

El PP se opondrá al incumplimiento de la regla de gasto, aunque ellos no titubeasen en incumplir la ley cuando beneficiaba a las grandes empresas, como fue el caso del Plan General de Ordenación Urbana de 1997, que fue declarado ilegal por el Tribunal Supremo en 2012. 

Servicios municipales, 100% públicos: hay que remunicipalizar 

Los contratos con empresas privadas para los servicios municipales constituyen el mayor capítulo de gasto municipal y, durante años, un excelente negocio para las grandes empresas contratistas. Los primeros interesados en que esos servicios sean públicos son los empleados y empleadas de las empresas prestatarias, pero también es una cuestión vital para los vecinos y las vecinas, y para el conjunto de la plantilla municipal.

En primer lugar, porque sería la primera condición para garantizar un servicio municipal de calidad. En segundo lugar, porque permitiría unas condiciones de trabajo dignas y estables a miles de trabajadores. Y, finalmente, porque sería la única forma de asegurar el mejor servicio al menor precio, pues eliminaríamos el beneficio que ahora se están llevando un puñado de grandes empresas a costa de la calidad del trabajo y de las condiciones laborales y salariales de sus plantillas.

Confiamos en lo público, en la plantilla del ayuntamiento y entendemos que el ahorro de costes que supone la gestión directa es defender el interés del conjunto de la ciudadanía.

La remunicipalización debe garantizar que los trabajadores y trabajadoras de estos servicios no se quedan en la calle. Se trata de articular soluciones en las que debemos tomar en cuenta tanto los derechos e intereses de los trabajadores municipales como de los que están en los servicios privatizados, estableciendo mecanismos justos

Eso nos obliga a plantear soluciones como puede ser la subrogación de las plantillas como personal laboral, a corto plazo, y, a medio, plantear un concurso oposición. 

Como ejemplo, en León se municipalizó el servicio de recogida de basuras mediante una subrogación, con un ahorro de costes cercano al 50%. Eso sí, lo que no compartimos con la experiencia de León, es hacerlo recortando las condiciones salariales de las plantillas, sino que deben respetarse sus derechos.

Esta situación no la ha creado el Gobierno de Ahora Madrid, ni los trabajadores municipales ni los de la contratas, sino la alianza del PP con las grandes empresas. La única forma de resolverla en beneficio de la mayoría es con la remunicipalización.

¿Cómo? Por un lado, no renovando los contratos que venzan. Pero, también, si estas empresas no cumplen con el servicio al que se han comprometido en el contrato, deben aplicarse todas las medidas que la ley permite. Las direcciones sindicales deberían ser las más firmes defensoras de la remunicipalización. Sólo con un apoyo masivo de los trabajadores y vecinas permitirá al gobierno municipal sortear la multitud de obstáculos que las grandes empresas pondrán a esta medida.

Empezar la auditoría de la deuda y cumplir el programa

Hemos insistido en los dos temas más urgentes de la política municipal pero la labor no acaba ahí. La creación de la Subdirección General de la Auditoría de la Deuda y de las políticas públicas, supone el inicio de una auditoría real de cómo ha llegado este Ayuntamiento ha ser el más endeudado del Estado, quién se ha beneficiado con ello y qué consecuencias sociales ha tenido. Las deudas pueden ser legales, pero eso no implica que sean legítimas.

Igualmente, hay que sentar las bases para una democratización y descentralización real del Ayuntamiento, con un nuevo reglamento de participación ciudadana, la puesta en marcha de presupuestos participativos y la dotación de las Juntas de distrito de competencias y recursos para que se conviertan en verdaderos ayuntamientos de distrito. El primer paso será que los plenos de la Junta vuelvan a reunirse por las tardes para que los vecinos y vecinas puedan participar, como sucederá próximamente.

Es vital mantener que el Gobierno municipal mantenga la coherencia con el programa de Ahora Madrid y con los acuerdos con los movimientos sociales y vecinales, las madrileñas y madrileños no entenderían que Ahora Madrid permitiera sin más la realización de macroproyectos urbanísticos faraónicos del PP (operaciones Chamartín, Campamento, Mahou-Calderón, etcétera). Hay que contar con los movimientos sociales y asociaciones vecinales, y con los vecinos y vecinas en última instancia, para poner en práctica otro desarrollo urbanístico que garantice que el suelo, igual que los recursos, están al servicio de las necesidades sociales de la mayoría y el respeto al medioambiente.

Hay que derrotar al PP en las generales

Madrid se ha convertido en la segunda capital más desigual de la UE, después de Tallin (Estonia). Los ricos se hacen cada vez más ricos y los pobres más pobres. Son dos caras de la misma moneda, pues se hacen más ricos a costa de hacernos más pobres: cuando nos despiden, nos reducen los salarios, recortan el gasto social, y nos amordazan con leyes a medida para que no protestemos. El gobierno de Ahora Madrid es la oportunidad para que el Consistorio pase de ser parte del problema a ser parte de la solución. El ejemplo de que es posible otra política municipal, puede y debe ayudarnos a movilizarnos para las elecciones generales. Pero sólo desde el Ayuntamiento no es suficiente.

Hemos de ser conscientes de que debemos pelear por lograr que en las elecciones generales pueda pasar en el Estado lo mismo que ha sucedido en el Ayuntamiento de Madrid. Necesitamos un gobierno estatal que ponga fin a los recortes, a la regla de gasto, a la reforma laboral, a los recortes de derechos democráticos, y que ponga los recursos económicos al servicio de la mayoría. 

Lamentamos sinceramente que la dirección de Podemos se haya negado a seguir ejemplos como el de Ahora Madrid. Pero hasta el último minuto abogaremos por una candidatura conjunta, que sume fuerzas, sin renunciar a nuestras ideas ni a nuestra organización. Por eso mismo, Izquierda Unida ha apostado por Ahora en Común y defiende la candidatura de Alberto Garzón. 

Entendemos igualmente que va a ser fundamental el periodo posterior a las generales, reconformando las alianzas con todos los sectores interesados en un cambio social en este pais. Nuestra mano, como siempre, está tendida.

Unidad popular, poder popular y movilización

Las próximas elecciones generales son muy importantes, pero la lucha seguirá al día siguiente de las mismas. Somos conscientes de que la única vía para la derrota del bipartidismo, sustento del régimen y para evitar su recambio y recomposición, es la unidad popular, entendida no como pacto de partidos, sino como método para aglutinar en torno a un programa a todos los sectores ciudadanos, sociales y políticos que están tratando de empujar por ese cambio.

Solo es posible, por tanto, construir esa Unidad si va aparejada al fortalecimiento del tejido social, es decir a la construcción de un contrapoder, esencialmente de la clase trabajadora, que exija y defienda los cambios que se requieren, es esa otra de las direcciones fundamentales de nuestra acción política, y poner la institución al servicio de ese poder popular es por tanto una apuesta política por un nuevo pais.

También es condición imprescindible de la unidad popular por un cambio realmente transformador la existencia de movilización, de la clase trabajadora, de los movimientos sociales y del conjunto de la ciudadanía.

Nos comprometemos a trabajar, tanto desde nuestra propia organización como desde la institución o la calle en esa articulación de poder popular.

La nueva Izquierda Unida de Madrid está en marcha

La unidad es imprescindible, pero no es suficiente. Necesitamos una alternativa y eso implica organizarnos sin miedo de señalar que el problema es el sistema, el capitalismo, y que la solución es una transformación socialista y democrática de la sociedad. Necesitamos un gobierno capaz de enfrentarse a los capitalistas, y que no agache la cabeza ante su poder. Si queremos empleo digno, techo, sanidad, educación y derechos democráticos, va a ser necesario realizar grandes cambios frente a las grandes empresas y grandes fortunas que hoy mandan en la sociedad, y nacionalizar los sectores estratégicos de la economía para que la democracia entre en ellos: los bancos, las compañías energéticas, de telecomunicaciones, etcétera. Hace falta un cambio de sistema social y un cambio de régimen político, con un proceso constituyente que reconozca y consolide ese cambio social.

El 15 de octubre se constituyó la Asamblea de Izquierda Unida de Madrid-Ciudad. Es un paso provisional hasta la celebración de la Asamblea constituyente de la nueva Federación de Izquierda Unida en Madrid, pero es una expresión clara de nuestra voluntad de seguir adelante.

Necesitamos una izquierda revolucionaria y democrática, leal con la defensa de los intereses populares y de los trabajadores, y esa es la nueva  Izquierda Unida que estamos reconstruyendo en Madrid, libre de ataduras burocráticas y de servilismos con el poder, impulsada y dirigida desde la base por su militancia. Somos pueblo. Nos sentimos parte de la clase trabajadora y la juventud. Sabemos que no se van a resignar, sino que van a tomar su presente y su futuro en sus propias manos.

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