Donald Trump se sometió el pasado viernes al primer examen médico completo desde que llegó a la presidencia. El médico militar que dio a conocer el martes los resultados no podía estar más satisfecho hasta el punto de hacer predicciones sobre el futuro, un asunto algo alejado de la ciencia médica.
“Está en forma para ejercer su cargo durante el resto de su mandato e incluso durante el resto de otro mandato si fuera elegido” de nuevo en 2020, aseguró el doctor Ronny Jackson, que también supervisó la salud de Barack Obama desde 2013.
Los datos facilitados indican que el presidente de EEUU pesa 108,4 kilos con una estatura de 1,92. Esa medida oficial fue cuestionada rápidamente en algunos medios, que recordaron que Trump aparecía en documentos de años anteriores con una altura de 1,89. En algunos fotos en las que aparece con el primer ministro canadiense Justin Trudeau y el exgobernador de Florida Jeb Bush –ambos miden 1,92–, Trump parece ser algo más bajo.
Esa diferencia, según su índice de masa corporal, es lo que hace que Trump esté en el límite entre tener sobrepeso y ser oficialmente obeso.
El doctor Jackson dijo en una larga conferencia de prensa que la salud de Trump era “excelente”. Algunos periodistas no quedaron muy convencidos: “¿Puede explicarme cómo un tipo que come McDonald's y pollo frito y todas esas Coca-Cola Diet y que nunca hace ejercicio está en tan buena forma física como usted dice?”, preguntó un reportero de ABC News. La respuesta del médico: “Es cuestión de genética. El presidente tiene unos genes increíblemente buenos”.
El médico informó de que Trump quiere perder este año entre cuatro y siete kilos y reconoció que el presidente tiene más ganas de hacer dieta que de hacer ejercicio.
Sobre su salud cardiaca, Jackson dijo que era muy buena porque Trump nunca ha fumado ni bebido alcohol.
Después de todos los comentarios de los últimos meses, aumentados por el libro Fire and Fury, sobre la conducta errática de Trump, su estabilidad mental y su forma de hablar en público repetitiva y mal articulada, el médico quiso confirmar que no tiene “ninguna preocupación sobre su capacidad cognitiva”.
Trump le pidió que le hiciera una prueba para poder despejar todos esos rumores. Pasó un test llamado Evaluación Cognitiva de Montreal, que permite detectar problemas leves mediante una serie de 30 preguntas, y el presidente las acertó todas.
Trump toma de forma habitual un medicamento por el colesterol alto, aspirina para la salud cardíaca, una crema para la rosácea (una enfermedad que enrojece la piel), Propecia para combatir la calvicie, y el sedante Ambien para dormir en los aviones.
Sobre este blog
¿Tiene el mundo razones para temer la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca? La opinión generalizada es que sí. Este blog colectivo de eldiario.es vigilará de cerca al nuevo presidente norteamericano y si es preciso hará la autopsia de lo que quede de Estados Unidos.
