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Fairphone, un smartphone solidario

Fairphone, solidario

Maite Garrido Courel

Madrid —

La producción de dispositivos electrónicos ha estado en ocasiones ensombrecida por la sospecha de las condiciones laborales en las que se llevan a cabo y por el trato que suele sufrir el medio ambiente. No parecía posible que se pudiera hablar de comercio justo en este sector. Ahora, una empresa holandesa ha aceptado ese reto y la semana pasada presentaba en Londres el diseño del Fairphone (teléfono justo), anunciado como el primer móvil fabricado según principios éticos.

Con el lema “compra un teléfono, empieza un movimiento”, el que se hace llamar el “smartphone del futuro” pretende atajar los problemas derivados de fabricar un teléfono móvil apelando a la transparencia e intentando hacer las cosas mejor a lo largo de toda la cadena de producción. Aunque como reconoce Bas van Abel, fundador y director ejecutivo de Fairphone, es muy difícil hacer un teléfono absolutamente ético en todas sus fases. “Desde el principio, sabíamos que era poco probable que la primera edición del Fairphone fuera cien por cien justa. Pero no dejamos que eso nos desanimara. Incluso si no hemos alcanzado la perfección en nuestro primer intento, sabemos que podemos intentarlo y hacerlo mejor que el status quo [del resto de marcas] y ayudar a que la industria llegue a un estándar superior”.

Son varios los aspectos controvertidos a los que se enfrentan en la producción de los teléfonos móviles. El primero de ellos es el material del que están fabricados estos productos. “Cuando empezamos hace tres años, Fairphone se estableció como una campaña, una organización sin fines de lucro con la misión de crear conciencia sobre la relación entre los minerales de conflicto y de sus productos electrónicos”, explicaba el fundador en The Guardian el pasado julio.

Uno de los minerales, entre otros, que mayores conflictos acarrea en la fabricación de productos electrónicos es el coltán en la República Democrática del Congo. Desde Fairphone aseguran en este punto que lejos de evitar el problema, han decidido unirse a organizaciones que trabajan con minas libres de conflicto dentro del propio Congo, como Raise Hope for Congo y Conflict-free Tin Initiative. No son los únicos tampoco, otras marcas, tal y como publica un informe de la organización Conflict-free Tin Initiative, también han seguido este camino, como HP, RIM (Blackberry) o Motorola, que trabajan con estos u otros grupos similares en Congo.

Luces y alguna sombra de un móvil justo

Otro de los puntos de la cadena de producción denunciado repetidas veces por distintas organizaciones es el ensamblaje. Y más después de terribles sucesos como los suicidios en el ensamblador de origen taiwanés, pero operando en China, Foxconn en el año 2010. Aquí, como explican desde su web, Fairphone tuvo que claudicar a su intención de trasladar la fábrica de ensamblaje a un lugar del este de Europa.

“Todo el proceso de producción de electrónica ha sido desplazado a Asia, y buscar alternativas siendo una marca pequeña es imposible”, afirmaban. Este es sin duda uno de los puntos negros con los que se han topado. Finalmente, han optado por buscar a alguien en China que comparta sus principios y parecen haberlo encontrado en la compañía A’Hong, aunque también confesaban que no dejaban de albergar ciertas dudas.

Lo que sí ostentan con orgullo es que el Fairphone está pensado para que algunos de sus componentes puedan ser reciclables y para que su batería dure más tiempo que la de otros teléfonos y así ahorrar energía. Para ello usa una versión de Android 4.2 modificada por la Kwame Corp., una compañía especializada en aplicaciones de utilidad social. Además de que el diseño de los sistemas operativos son de código abierto, por lo que será libre y personalizable.

Todas las piezas pueden ser reemplazables y se comprometen, además, a hacerse cargo del dispositivo una vez que su vida útil finalice. Por cada Fairphone vendidos, 3 euros irán a la fundación Cloosing the Loop, que prepara proyectos en países donde el reciclaje de residuos electrónicos seguros aún no se facilita. Además, están construyendo alianzas con empresas que recogen móviles usados.

Próximamente

A pesar de las dudas y el escepticismo que se ha generado sobre si realmente es posible crear un teléfono que sea ético, ellos aseguran no abandonar su filosofía de negocio. “Como seguimos siendo transparentes en nuestras operaciones y mostramos a nuestra comunidad los pasos para hacer un teléfono, sentimos que nuestro movimiento tiene el potencial de influir positivamente en nuestro sistema económico”, dice el fundador de la empresa social.

El Fairphone cuesta 325 euros, IVA incluido, y ya están adelantando algunos de los detalles con los que contará el smartphone. Como que, aunque su sistema operativo se basa en Android, podrá funcionar con otros sistemas como Firefox OS o Ubuntu.

De momento, su primera incursión en el mercado no parece que haya tenido mala acogida, en su versión beta, de las 25.000 unidades que han llegado a fabricar, han vendido unas 15.000. Habrá que esperar a su lanzamiento definitivo en diciembre para saber si realmente este móvil solidario se hace un hueco en un sector copado por las grandes empresas y si continúa con su política justa.

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