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Reino Unido destruye discos duros de periodistas de The Guardian con información de Snowden

Foto : Will Deutsch

Fran Andrades

Este lunes dos “expertos” en seguridad de la agencia británica GCHQ (The Government Communications Headquarters) se incautaban de los discos duros de periodistas del diario The Guardian y se cercioraban de su destrucción completa.

Alan Rusbridger, editor del periódico, se quejaba en su medio sobre la creciente preocupación del gobierno británico sobre las filtraciones entregadas a The Guardian por el ex contratista de la NSA Edward Snowden. En su artículo, afirmaba que Glenn Greenwald, el redactor jefe encargado de todo el tema de dichas filtraciones, estaba siendo objeto de presiones por parte del gobierno británico para que entregara toda la información de que dispone.

La redada se produjo solo horas después de otro incidente en el aeropuerto Heathrow en el que la pareja de Greenwald fue retenido e interrogado durante nueve horas bajo los estatutos que la ley antiterrorista del 2000 permite. Asimismo le confiscarían todo el material informático que traía consigo, que Greenwald asegura que estaba debidamente cifrado.

Greenwald, que vive y trabaja habitualmente desde Brasil, ha podido escribir libremente sobre el tema con la seguridad de permanecer fuera de las jurisdicciones estadounidense y británica. Al parecer, el viaje de David Miranda, su pareja proveniente de Berlín estaba relacionado con nuevo material para el redactor, lo que explica el interés de las autoridades por su detención e incautación de todos sus dispositivos electrónicos. El conocimiento de dicha información apunta a un dispositivo de seguimiento a todo el entorno de los redactores del periódico encargados de los temas de espionaje.

El gobierno de David Cameron ha ofrecido como respuesta un comunicado del Ministerio del Interior en el que asegura que está a discreción de los agentes de policía las actuaciones dentro de los aeropuertos, a pesar de las fundadas sospechas por parte de Greenwald de un seguimiento completo de sus acciones y las de su entorno.

El siguiente capítulo de la historia se sucedería en la redacción de The Guardian, donde se personaron los agentes de la inteligencia británica para incautar todos los soportes que tuvieran información sobre el caso Snowden y sus filtraciones. Rusbridger, aseguró a estos que disponían de más copias de estos documentos fuera de Reino Unido y que este atropello era completamente inútil. A pesar de esto, los agentes procederían con la destrucción de varios discos duros en los sótanos del edificio.

Mientras se trata de dilucidar hasta qué punto puede haber algún género de legalidad en dichas acciones, desde The Guardian aseguran que a partir de ahora todo el proceso de redacción de materiales relacionados con Snowden y el espionaje ciudadano se realizará desde fuera de Gran Bretaña.

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