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Latinoamérica, lenta en la adopción de la televisión digital

Set-top box de televisión digital. (Foto: Johan Olsson)

Iván Martínez

En comparación con España, en el que diversos planes gubernamentales y privados permitieron que la Televisión Digital Terrestre (TDT) se implementara desde la década pasada, Latinoamérica va a paso lento en la transición de la señal analógica a la digital. Las posibilidades tecnológicas de dicha tecnología de multiplexación y de contenidos añadidos a la experiencia convencional de la televisión avanza lento en Latinoamérica, por motivos diversos que van desde la adaptación de los estándares más comunes de la televisión digital hasta conflictos aparejados a la ampliación del espectro y por tanto, de competidores a las televisoras establecidas.

A pesar de que la TDT no logra sortear las dificultades que una tormenta o una mala antena puedan suponer, su verdadero poder radica en la definitiva mejora en la experiencia audiovisual del televidente y en un aprovechamiento del ancho de banda del espectro radioeléctrico. Esto podría suponer una obviedad en España, pero no en Latinoamérica, donde los apagones analógicos de las señales televisivas están en fases tempranas, dado el esfuerzo económico y tecnológico que plantea la sustitución o adaptación de uno de los dispositivos en los que se invierten las horas de ocio de de millones de personas y que llega a ser el eje del entretenimiento de las familias.

A este respecto quien lleva el mayor desarrollo tecnológico en Latinoamérica es Brasil, quien luego de varios años de investigación iniciada en 1994 determinó que el estándar japonés ISDB-T tenía mayores ventajas sobre el estadounidense ATSC dado que la mayoría de las televisiones brasileñas reciben señales análogas mediante antenas internas. Por ello, a partir de 2003 el gobierno inició un programa de desarrollo de un estándar tecnológico propio que nació del japonés dadas las ventajas que dicho país ofreció a Brasil, como la eliminación del cobro de regalías al implementar la tecnología y la firma de acuerdos entre ambos países para el desarrollo de una tecnología propia, que fue denominada Sistema Brasileño de Televisión Digital (SBTVD, por sus siglas en portugués) basada en ISDB-T y con 2016 establecido como la fecha para el apagón analógico.

Como ocurrió con la propia señal de televisión análoga, la elección de estándar de TDT fue el escollo inicial en la Argentina, dado que una primera elección gubernamental hecha bajo el gobierno de Carlos Menem prefirió el estándar estadounidense ATSC. Luego de un convenio con el gobierno de Japón y una negociación en la que participó el gobierno de Brasil, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner optó por el estándar ISDB-T para la captación de TDT en los hogares argentinos y situó una fecha con un pronóstico conservador: 2019.

ISDB-T, la tecnología nipona, permite una mejor recepción en interiores con una antena simple y la inclusión de una guía televisiva digital. A diferencia del estándar análogo, en el que la tecnología estadounidense arrasó en el siglo XX, la especificación japonesa ganó terreno en Brasil, Chile, Perú, Venezuela, Ecuador, Costa Rica, Bolivia, Nicaragua y Uruguay, y se encuentra en fase de pruebas en Cuba y Guatemala.

A diferencia de Sudamérica, México adoptó el estándar ATSC por la cercanía con Estados Unidos e inició transmisiones desde 2003 de señales digitales que a la fecha no ofrecen más que un espejo en alta definición de las señales análogas con una calidad regular que no se aplica a todos los programas. Es curioso que canales digitales emiten la misma programación análoga, pero con espacios en negro a los costado conservando el tradicional formato de pantalla 4 a 3.

Pese a los diagnósticos iniciales del gobierno que situaron el apagón analógico primero en 2021 y luego en 2015, el avance en la implementación es lento. El gobierno de México tomó como ciudad piloto, por la cercanía con Estados Unidos también, a Tijuana. En dicha ciudad el gobierno asegura que tiene un 93 por ciento de cobertura ya sea en la compra de aparatos equipados con receptores digitales, o en televisores convencionales con set-top boxes o cajas convertidoras de la señal, y tiene programado el apagón analógico para el próximo día 28 de mayo.

“El tema de si se cumplirán los tiempos no está a discusión. De aprobarse la reforma constitucional será un mandato para todos. No será un qué se hace, sino cómo se hace”, declaró recientemente Mony de Swaan, presidente actual de la Comisión Federal de Telecomunicaciones de México.

La implementación de las nuevas tecnologías se ven ralentizadas por distintos motivos, sean del ritmo natural de adopción de una tecnología difícil de reemplazar en un corto plazo o de estimaciones demasiado optimistas. En el caso de México, país en el que la televisión es vista en promedio casi cinco horas por cada ciudadano y ciudadana, además de los amparos contra el apagón digital que ya se anuncian por grupos ciudadanos como el caso de Tijuana, se tiene en juego que la ampliación de las señales digitales plantea un reto en el tablero de juego de las grandes cadenas televisivas locales, dado que al abrirse con la TDT la cantidad de canales disponibles y liberarse las frecuencias que la señal antigua ocupaba, se plantea la opción de que nuevos actores se integren al negocio televisivo.

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