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Guerra en la era de las redes sociales

Official U.S. Navy Imagery

Maite Garrido Courel

Madrid —

En 1991 la Guerra del Golfo, aquella denominada como la ‘madre de todas la guerras’, irrumpía en nuestro salón con imágenes que parecían de videojuego pero que mostraban una realidad cruda e impactante. Era la primera vez que se presenciaba televisado en directo un ataque bélico y cuyo nombre “Operación tormenta del desierto”, muy al estilo estadounidense, hacía recordar a una vieja película de John Ford.

“En la segunda guerra del Golfo hubo una sensación generalizada de que era una guerra televisada en directo. Realmente lo que veíamos en la pantalla negra eran esas rayitas verdes y poco más, pero así es como se ha vendido la historia”, dice al eldiario.es Jesús Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid).

La televisión se convertía entonces en un actor más de esa guerra devastadora como lo había sido casi 30 años antes la fotografía en la ‘intervención’ que EEUU hizo en Vietnam. En el conflicto de la antigua Yugoslavia (1992-1995) por el contrario, las imágenes de los corresponsales hablaban de una guerra ajena en la que no se tenía esa sensación de que estuviera pasando en directo ni la conciencia de que se estuvieran cometiendo crímenes de guerra como las violaciones en masa.

“Los canales eran muy limitados, no existía internet. En Bosnia todos teníamos una radio multibandas y era la única manera de enterarte qué pasaba. Escuchábamos la BBC, donde sabías que lo que ahí se contaba era cierto”, cuenta Ramón Lobo, periodista que fue corresponsal de guerra durante 20 años.

La guerra de los Balcanes fue la última antes de que internet se utilizara de forma masiva aunque eso no quiere decir que no existiera. “Guerra e internet nacen juntas puesto que internet no deja de ser un diseño militar que luego se traslada al campo civil”, apunta Núñez. “La guerra de la ex Yugoslavia marca un antes y un después. Su aparición [de las redes sociales] obliga a actuar de una forma distinta a todos: a la ciudadanía, que ya no puede decir que no sabía lo que estaba pasando, y a los gobiernos que se empiezan a sentir presionados”.

#todoestaenlared

La irrupción de internet como medio masivo lo cambia todo. Hasta los conflictos armados. Las impactantes imágenes de la muerte de Muamar el Gadafi en Libia y de Sadam Hussein en Irak, supuestamente grabadas por un teléfono móvil para luego circular por canales como YouTube, dan buena cuenta de la metamorfosis. “Ha cambiado el paradigma de cómo se ven los conflictos. Hoy, en el mundo occidental, es imposible obviar el peso que eso tiene en la política exterior, ningún gobierno puede desentenderse de lo que está en las redes sociales”, afirma el profesor. “Ya no podemos decir ‘yo no sabía’, ya no vale, ni siquiera en la Alemania nazi valía decir ‘no sabía que había campos de concentración’ pero también podían escudarse en que solo había un canal de información”.

Por las redes sociales fluye información que antes solo se encontraba en unos pocos canales, democratiza el uso de la misma y nos hace más responsables. Pero, ¿es fiable? “Hay mucha gente que no se da cuenta de que es un canal de información, no es un canal de verdad revelada”, advierte Ramón Lobo. “En una guerra solo se salvarían [de intencionalidad] los civiles que son los auténticos afectados de la guerra y no son gente que tenga acceso a las redes sociales”.

Con la crisis de los medios de comunicación cada vez hay menos personas de medios sobre el terreno. “Siria por ejemplo, quitando las grandes agencias, los medios están casi ausentes”, continúa el periodista. “Los que están tienen la tentación de pensar que a través de las redes sociales, de organizaciones próximas a los rebeldes o al gobierno puedes tener una información fidedigna. Esto es como el dicho del matrimonio cuando se rompe, puedes tener la versión de ella o de él, pero no la verdad”.

Lo que sí ha permitido la ebullición de las redes sociales es que casi cualquier cosa que pase en el mundo se termine sabiendo y se consiga, por ejemplo, un movimiento ciudadano como ocurrió con las primaveras árabes, el 15M o el #YoSoy132 mexicano. “Claro que han tenido un papel importante para organizar movilizaciones ciudadanas pero desde mi punto de vista se ha sobredimensionado el papel de las redes sociales”, sostiene Núñez Valverde. “Parecería que todo el mundo está conectado a internet o todo el mundo tiene dinero para pagárselo, cuando realmente no es así. Es precisamente en esos países una forma más de controlar la circulación de la información”.

Leila Nachawati, profesora de Comunicación en la Universidad Carlos III y colaboradora de eldiario.es, pone como ejemplo el caso de Siria, donde opera el denominado Ejército Electrónico (Syrian Electronic Army). “Es gente vinculada al Gobierno [de Bachar el Asad] que se dedica a hackear páginas gestionadas por miembros de la oposición siria”, explicaba para El País.

Cuando la guerra se libra en internet

En el conflicto entre Israel y Palestina también está jugado un papel muy importante. Por primera vez, el ejército israelí está usando el alcance de las redes sociales para ganarse a la opinión pública. En agosto de 2011, el portavoz del Ejército israelí, Avi Benayahu, anunció que buscaban alistar combatientes que supieran utilizar con pericia “los nuevos medios”. La razón: “Las redes sociales son un arma estratégica”, explicó. “Son un espacio de participación ciudadana, pero también de control y de manipulación”, dice Núñez. “Es un instrumento, ni bueno ni malo en sí mismo, en unos casos sirve para defender causas nobles y en otros casos infames”.

En Israel, las redes sociales de las Fuerzas Armadas de Israel (IDF por sus siglas en inglés) son controladas por Sacha Dratwa, un inmigrante belga de 26 años. “Nunca habíamos visto un ejército usando las redes sociales con tanta intensidad. Creemos que las personas cada vez más obtienen la información de plataformas como Facebook y Twitter que son los que están en la escena al igual que el ejército israelí”, señaló Dratwa en una entrevista en Tablet Magazine.

La ofensiva en Gaza es la primera iniciativa militar que se retransmite en directo a través de las redes sociales y diferentes plataformas digitales. Tanto es así, que el año pasado, la cuenta de Twitter del ejército israelí tuiteaba la muerte de uno de los dirigentes de Hamas. Por su parte, las Brigadas extremistas de Al Qassam, brazo militar de Hamás, también poseen cuenta en la red social donde van contando sus éxitos militares.

Los ojos de Wikileaks

Un último y nuevo personaje entra en la partida de los juegos de guerra. El 10 de julio de 2010, el nombre de Julian Paul Assange pasaba a ser internacionalmente conocido. La filtración de miles documentos militares sobre la guerra de Irak y Afganistán en su página web Wikileaks daba la vuelta al mundo. No sería el único protagonista. El soldado Bradley Manning, condenado a 35 años de prisión fue quien pasó a WikiLeaks 470.000 registros de ambas guerras, 250.000 cables del Departamento de Estado y otros documentos clasificados.

“Wikileaks ha cumplido el servicio de freno para que los gobierno no actúen con total impunidad y eso es algo a valorar”, dice Núñez. Con Snowden y sus filtraciones de la NSA, el todopoderoso servicio de inteligencia de EEUU, ve peligrar su secretismo.“Es una pelea permanente para cualquier gobierno, -añade Lobo- en EEUU hay más de un millón de personas con acceso a información de alto secreto. Es fácil que vuelva a ocurrir”.

Hoy, la presión de las redes sociales es tan importante que ningún gobierno de ningún país que inicie o apoye una guerra no puede no tenerlas en cuenta. Para Jesús Núñez, tienen tal trascendencia que algunas medidas que toman gobiernos “no son tanto en función de lo planes que tenían iniciales sino forzados precisamente por esa presión pública. Para lo bueno y para lo malo”.

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