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Las bibliotecas universitarias se abren con dificultades al préstamo de ebooks

Las universidades han comenzado a implantar su servicio de préstamo de ebooks

Paula Corroto

Aún son pocas, pero cada vez más bibliotecas de universidades llaman a la puerta del préstamo de libros electrónicos. En la actualidad son 13 las que poseen este software, aunque hasta 66 están en vías de desarrollarlo, según afirma a eldiario.es Manuel Gil, director de contenidos de la plataforma Odilo TID. Datos que han quedado corroborados en el reciente Workshop de proyectos digitales organizado por Rebiun (Red de Bibliotecas Universitarias) en Zamora los pasados días 2 y 3 de octubre.

Fue allí donde se mostró el camino que queda por recorrer, las dificultades que todavía persisten, cómo se están elaborando los catálogos de ebooks para los alumnos y las plataformas de tecnología y agregadores de contenido digital, como e-libro, XerCode y Odilo, que están batallando por conseguir los favores de las diferentes universidades. Porque si bien el Gobierno ha montado el sistema para las bibliotecas públicas a partir de Libranda –más algunos pliegos para otras plataformas–, el pastel a repartir de los centros universitarios aún es bastante jugoso.

1. Los obstáculos: colecciones cerradas, falta de catálogo, bajo presupuesto

La carrera por el préstamo de ebooks comenzó hace ya algunos años en ciertas universidades. La Universidad de Alcalá de Henares fue una de las primeras cuando en 2007 empezó a crear su catálogo electrónico mediante compras, adquisiciones y suscripciones a las editoriales. Sin embargo, entonces, como relata, María Dolores Ballesteros Ibáñez, jefa de Gestión de la Colección, “el uso apenas fue del 2%, había muy pocos títulos, suponía un gasto elevado y la biblioteca casi no participaba en la elección de los títulos”.

En 2011, la situación cambió levemente –“teníamos una mayor disponibilidad de catálogo y más presupuesto”, además de más plataformas de distribución de contenido y tecnología-, pero continuaron algunos de los obstáculos que, a día de hoy, aún se manifiestan: “Sólo disponemos de un ejemplar para el préstamo electrónico, el streaming tampoco es suficiente porque sigue habiendo problemas con el wifi. Es necesaria la descarga. Además, también hay una desproporción de ebooks según las titulaciones. Por otro lado, las plataformas ofrecen colecciones cerradas. Y, sobre todo, falta dinero para comprar los ebooks”.

Más o menos con el mismo muro toparon en la Universidad de Málaga, donde hace unos meses comenzaron a estudiar la experiencia y después de comprar ebooks en los diferentes agregadores para las facultades de Derecho, Telecomunicaciones e Informática, se dieron cuenta de que, en estas colecciones que se ofrecían para la universidad, “había una escasa presencia de libros para estudiantes de primerosc cursos” y un predominio de un fondo de manuales en lengua extranjera, cuando eso no es lo que busca el estudiante, admite Gregorio García Reche, coordinador de bibliotecas. Además, también tuvieron “muchos problemas tecnológicos”, subraya.

Desde la Universitat de Girona, con tres campus y tres bibliotecas, la mayor complicación procede del presupuesto, “escaso”, sostiene Angels Merino, Responsable Biblioteca de Campus Montilivi, y de la visibilidad de este tipo de préstamo. “Los alumnos no saben que existe”, admite, por lo que usan para generar mayor participación los correos electrónicos, las redes sociales y la web de la universidad. Precisamente, en este aspecto, las universidades públicas valencianas, que se han coordinado para ofrecer el préstamo, sí señalan que han conseguido un gran éxito. Han asimilado todo el catálogo del que disponen a través de la herramienta OPAC –es una aplicación que permite conocer los recursos documentales que se poseen- y, según Sergio Fernández Burguete, de Adquisiciones en la Biblioteca Universitat Politècnica de València, “el 24,75% del catálogo ya es electrónico y el 75,25% en papel. Un dato positivo porque va en aumento el electrónico”.

2. Contenido poco atractivo

A estas barreras se suman otras que tienen que ver con el contenido que se ofrece. Como resume José Antonio Cordón, profesor de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Salamanca, “la oferta es poco atractiva, hay mucho desconocimiento de su existencia y los contenidos son poco atractivos, no son interactivos y tienen poca funcionalidad. La mera digitalización ya no es suficiente”.

Un análisis que corrobora su colega Juan Antonio Pastor Sánchez, coordinador del Área de Biblioteca y Archivo de la Universidad de Murcia, para quien en el entorno digital las formas de lectura cambian. Además, en el entorno universitario, “habría que poner a disposición del estudiante fragmentos, diagramas, un capítulo… Muchas veces no necesita todo el libro. Y también son necesarias herramientas más participativas para la difusión del libro en la universidad. No hay que limitarse a tener catálogos y estanterías digitales”, reconoce.

3. Entre agregadores anda el juego: el modelo de adquisición y préstamo

Y, ¿cómo es el modelo de préstamo que se está desarrollando en las universidades españolas? ¿Cuál es la tecnología? ¿Qué plataformas se utilizan? En España existen varias plataformas, agregadoras de contenido y que facilitan el servicio de software para que las universidades controlen el préstamo y la lectura de los ebooks. Entre ellas está e-libro, que nació como editorial digital en 1999; Odilo, que surgió en 2011, y XerCode, que apareció en 2009 como una apuesta de la Xunta de Galicia. Son ellas las que están luchando por conseguir hacerse con los servicios de las universidades españolas y también están pujando en Latinoamérica.

“Cuando empezamos, las editoriales no tenían muy claro lo de prestar ebooks, pero ahora cada vez están más abiertas al préstamo”, relata Miguel Ángel Calvo, CEO de XerCode, que ya ofrece 40.000 títulos para la adquisición de colecciones.

¿Cómo funcionan? En principio, como sostiene Rodrigo Rodríguez, de Odilo, “el modelo principal es el de la compra directa a las editoriales”. Odilo, por ejemplo, poner el servicio tecnológico y son las universidades las que se encargan de comprar los ejemplares. También existe el modelo mixto, que es el más utilizado en Estados Unidos. Allí hay algunas bibliotecas universitarias que compran directamente al editor y también a los agregadores de contenido, “lo cual es más cómodo, ya que el bibliotecario no tiene que ir llamando una a una a las editoriales”, sostiene Rodríguez.

4. CIELO, un modelo innovador

Un modelo innovador en España es el de la plataforma CIELO, una especie de biblioteca digital creada por la Universidad de Salamanca en 2013 y que tiene como socio colaborador a XerCode. Estos han creado Xebook, la herramienta que posibilita la carga de libros electrónicos en la plataforma, así como de sus descripciones, de las licencias de uso y de los sistemas de control de copias y de gestión de préstamo. Sin embargo, como admite José Antonio Merlo, director de Bibliotecas de este centro, la biblioteca va por libre en cuanto a los contenidos: “En Cielo se prioriza el libro electrónico de interés universitario, que se compra directamente a las editoriales, pero también tenemos acuerdos para el intercambio científico de los ebooks editados por universidades”, manifiesta

El acceso a esta plataforma está restringido a los usuarios de la universidad –tienen que entrar con su email @usal.es- y los ebooks se reservan con las mismas normas que el libro en papel. Se pueden leer en streaming o mediante descarga, aunque poseen DRM. Los ebooks están en formato PDF e EPUB. En la actualidad tienen 2.500 títulos, pero pretenden acabar el año con más de 7.000.

“Es verdad que hasta el momento el servicio de préstamo digital ha ido lento, pero a partir de ahora va a ir muy rápido”, concluye Calvo. Si se superan todos los obstáculos –y una piedra angular es el presupuesto que tengan las universidades-, lo veremos en los próximos meses.

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