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Cómo sacarse un sobresueldo gracias a la tecnología

Instacart permite hacer la compra a distancia en supermercados del vecindario

Patricia Puentes

¿Sin ganas de hacer colas para comprar los regalos de Navidad para la familia? ¿Sin tiempo para limpiar la casa antes de las fiestas? ¿Recién aterrizado en el aeropuerto de una ciudad que no conoces y con necesidad de llegar al centro cuanto antes? ¿Buscando un traductor para los textos de tu página web? No hay problema. Comunidades virtuales como Uber, Lyft, TaskRabbit, Instacart o Elance permiten buscar y encontrar profesionales para ayudar en la realización de casi cualquier tarea.

O, visto de otra forma, ofrecen a millones de trabajadores freelance en Estados Unidos la posibilidad de sacarse un dinero extra cada mes realizando todo tipo de recados para perfectos desconocidos. Con la seguridad de cobrar sin problemas y tener absoluta flexibilidad horaria.

Según Freelancing in America (PDF), un estudio encargado por la organización sin ánimo de lucro Freelancers Union, actualmente hay 53 millones de trabajadores freelancefreelance en Estados Unidos, el 34 por ciento de su población activa. Un número a la alza si tenemos en cuenta que en 2005 la Oficina de Responsabilidad Gubernamental estimó el número de trabajadores temporales o eventuales en 42,6 millones.

Aunque está claro que no todos los 53 millones de esos trabajadores participan de la llamada “gig economy” o economía de los trabajos temporales puntuales, formar parte de ella sí que es cada vez más sencillo. Según el New York Times en 2013 17,7 millones de americanos trabajaron al menos a media jornada como contribuyentes independientes.

Sobre cuatro ruedas

En el sector del transporte empresas como Uber y Lyft permiten que particulares se puedan sacar un sobresueldo llevando a perfectos desconocidos en sus coches privados durante sus horas libres. Entre la flota de conductores de estos servicios, donde prima la diversidad, se puede encontrar casi de todo: desde el contable de San Diego que busca pasajeros en su larga ruta de regreso a casa cada tarde para conocer y hablar con todo tipo de gente nueva; a las hermanas de origen sudafricano que hacen de conductoras en sus horas libres para poder financiar su restaurante; o el veterano de guerra y bombero que conduce en el Área de la Bahía de San Francisco cuando no está de guardia.

También hay quien ha convertido esta opción en su única fuente de ingresos. Es el caso de un  chófer de Nueva York que no quiere desvelar su nombre para no meterse en problemas puesto que conduce para Uber y Lyft a la vez y al que llamaremos John. “En Nueva York cada vez tenemos más trabajo. Es una buena forma de transportar a la gente. Me gusta mucho hacerlo”, nos explica. “La gente necesita que los conduzcan y le gusta que lo hagan porque odian conducir en la ciudad”.

Para este conductor profesional, que recoge a sus pasajeros en un vehículo negro de lujo y viste de traje durante sus horas de trabajo, la flexibilidad es uno de los puntos a favor de este modelo de empleo. Aunque afirma que es una ventaja sólo hasta cierto punto. “Puedes trabajar las horas que quieras y cuando quieras, pero tienes que asegurarte de trabajar en las horas que sí que hay demanda. No tiene mucho sentido trabajar a la una de la madrugada porque no hay mucho movimiento”, dice.

La flexibilidad es también un punto a favor para los pasajeros, que pueden usar sus ubicuos teléfonos inteligentes para solicitar un coche, ver cuándo llegará exactamente, pagar por él e incluso calificar al conductor después de la carrera. Todo se realiza a través de unos pocos clics en las aplicaciones de Uber y Lyft. No hay necesidad de hacer llamadas, esperar en la calle o llevar dinero en efectivo.

Pero John quiere que entendamos que Uber y Lyft no son lo mismo. “Me gusta más Lyft, me tratan mejor. Al principio Uber también era muy bueno con sus conductores, pero ahora son demasiado grandes. Yo tengo ambas aplicaciones abiertas y naturalmente acepto la primera carrera que aparezca. Pero, si me salen dos a la vez, me quedo con la de Lyft”, explica.

Recaderos

Más allá de la movilidad, el de los recados es el otro gran sector donde abundan este tipo de ofertas de empleo. El servicio TaskRabbit, que cuenta con unos 30.000 recaderos o Taskers en Estados Unidos, está especializado en ello. Sus trabajadores temporales se encargan de realizar todo tipo de tareas para individuos que viven en su zona geográfica cercana: limpiar la casa de un usuario después de una fiesta, sacar a pasear a su perro, darle de comer al gato cuando su dueño está de viaje, ordenar armarios, montar muebles de Ikea, ayudar en una mudanza... El servicio incluso ha incluido una sección específica en su web y aplicación móvil para la temporada de fiestas, permitiendo que sus usuarios soliciten ayuda para comprar regalos de Navidad, envolverlos o entregarlos.

TaskRabbit, que se lleva un 20 por ciento de la tasa que sus usuarios pagan por cada tarea encargada, afirma entrevistar a todos sus Taskers, además de ofrecerles una formación y verificar su identidad. Así mismo todos los recados contratados de esta forma cuentan con un seguro en caso de accidente.

“Me gusta que sean compañías con buena reputación”, nos explica Kristen Lenei, una asesora empresarial de San Francisco que usa este tipo de servicios a menudo y aprecia las garantías que ofrecen. “Además una de las cosas que creo que ayuda a mantener una buena calidad del servicio es el hecho de que puedas calificar a una persona. Una vez se ha acabado el trabajo, puedes ponerle cinco o cuatro estrellas. Así todo el mundo está motivado a ser muy profesional y hacer bien las cosas”.

Lenei afirma haber usado TaskRabbit para que le limpiaran la casa, para que le colgaran cuadros y espejos en la pared o para que le colocaran cortinas. “Una vez incluso vinieron a llevarse una pila de cosas que quería donar a beneficencia y se encargaron ellos de llevarlo todo”, dice. “Lo considero dinero bien gastado porque viviendo en la ciudad te ahorras tener que coger el coche, ir de un lado a otro, encontrar sitio para aparcar... Es mucho mejor gastarse 20 ó 30 dólares y que alguien lo haga por ti”.

Otro servicio que le gusta usar a esta asesora, y a usuarios que como ella tienen un trabajo que les deja poco tiempo libre, es Instacart. Esta aplicación permite hacer la compra a distancia en supermercados del vecindario. Después de llenar el cesto virtualmente, especificando cosas como el nivel de madurez de la fruta deseada, el usuario simplemente espera a que un comprador de Instacart vaya al súper por él. Una o dos horas más tardes se recibe la compra en casa. Instacart cuenta con más de mil compradores independientes en 15 áreas urbanas estadounidenses.

También en España

Aunque la mayor parte de estos servicios son por el momento casi exclusivos para las principales zonas metropolitanas de Estados Unidos, este tipo de “gig economy” empieza a avanzar más allá de las fronteras americanas. Uber lleva la delantera habiéndose establecido en ciudades de 52 países alrededor del mundo. Dublín, Londres, Pekín o Sidney son sólo algunas de ellas. En España sus conductores se encuentran en Barcelona, Madrid y Valencia mediante la modalidad UberPop, donde particulares ponen al servicio de otros ciudadanos sus vehículos. Pero lo cierto es que a Uber no le faltan detractores, sobre todo por la competencia que supone al sector del taxi. Y, aunque la compañía se presente como una forma de consumo colaborativo, también ofrece una modalidad con conductores profesionales que conducen vehículos de gama alta.

Uber ha afrontado problemas legales en Bélgica, Holanda o Nueva Delhi y este 9 de diciembre se decretó su cese de actividades por competencia desleal en España.

El otro servicio con mayores opciones de internacionalización es TaskRabbit que opera actualmente en Londres, además de Estados Unidos, pero su equipo no responde a nuestras preguntas sobre posibilidades de expansión en España.

Por el momento parece que a los españoles con ganas de buscarse un sobresueldo en sus horas libres les quedan servicios como la web de anuncios clasificados Craigslist, donde siempre hay que obrar con cautela puesto que nadie garantiza la veracidad de las ofertas publicadas, o mercados online de trabajos para freelance como Elance u oDesk.

Pese a que en realidad ni Elance ni oDesk estén establecidos fuera de los mercados anglosajones, la naturaleza de los trabajos que ofertan –traducción y escritura de textos, diseño web o gráfico, programación...– hace que se pueda trabajar para sus empleadores desde cualquier sitio. Los clientes pueden hacer un seguimiento del progreso del trabajo mediante herramientas web como el chat y la videoconferencia y los trabajadores tienen ventajas como la flexibilidad horaria o el pago asegurado.

Casi como entre amigos

Además de los tipos de trabajo que se pueden encontrar en Elance u oDesk, una de las mayores diferencias respecto a Lyft o Instacart es la interacción entre sus usuarios, que en oDesk o Elance difícilmente pasa del plano virtual. TaskRabbit se concibió inicialmente como una red de vecinos que ayudan a sus vecinos y muchos destacan la posibilidad de conocer a gente nueva y diversa entre los atractivos de la “gig economy”.

“Me gusta hablar con los conductores de Uber”, nos explica Lenei sobre su experiencia como usuaria. “Me parece interesante. Te cuentan cosas sobre por qué les gusta conducir. Muchos de ellos tienen otros trabajos y te explican cosas sobre ellos. Supongo que es parte de mi personalidad pero me gusta hablar”.

John está de acuerdo. “Hablo con mis pasajeros, es algo muy amistoso”.

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