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Por qué se liberan patentes de coches con combustibles alternativos

Tesla y Toyota pretenden impulsar así los vehículos de combustible alternativo

Pablo G. Bejerano

Madrid —

Primero fue Tesla y hace poco ha sido Toyota, para sus coches de hidrógeno. Ambos fabricantes han puesto a disposición de terceros sus patentes que tantos recursos han dedicado a investigar, con el fin de que otros puedan construir vehículos eléctricos o de hidrógeno. Son dos tecnologías alternativas que aún no han logrado despegar en el sector de la automoción, un océano plagado de motores de gasolina y diésel.

Tesla ha sido pionera en ciertos aspectos del coche eléctrico. Sus investigaciones han dado como resultado un descenso del coste final del vehículo, así como un incremento de la seguridad de las baterías. La autonomía de sus modelos destaca sobre la conseguida por otros fabricantes, mientras que la velocidad de carga lograda por sus estaciones también es uno de sus valores. A esto se le suman los avances en la gestión del consumo y en software específico.

De las 6.000 patentes que Toyota dejará usar a otros fabricantes se incluyen un buen número que tienen que ver con los tanques de hidrógeno de alta presión, los sistemas de control por software o el proceso industrial para generar y proporcionar el combustible. El anuncio tuvo lugar en el CES 2015, donde la compañía presentó su Mirai, que funciona con esta tecnología y se empezará a vender a finales de este año en Estados Unidos y Europa.

Tecnología libre, beneficio de todos

Cuando Tesla anunció que abría sus patentes dijo que lo hacía “en aras del movimiento de código abierto, para el avance de la tecnología del vehículo eléctrico”. En el mensaje que su CEO Elon Musk lanzó a través de un post en el blog de la compañía se advierte un discurso a favor de una innovación basada en el conocimiento libre. Musk reconoce que no siempre ha pensado así. La primera empresa de este emprendedor fue Zip2, que se servía de software propietario. Tesla también ha registrado siempre sus patentes.

Musk daba una razón para mantener su tecnología bajo patentes: el miedo a que otros fabricantes de coches la copiaran. Lo que le ha hecho superar estos reparos ha sido constatar que después de unos años el coche eléctrico ni siquiera llega al 1% de las ventas de vehículos. El CEO de la compañía afirma que esta nació para disminuir las emisiones de carbono a la atmósfera y a este ritmo no hay mucho que pueda hacer por sí sola. He aquí la razón para liberar las patentes. Así otros fabricantes podrán construir modelos eléctricos y el objetivo espiritual de la compañía podrá verse cumplido.

Lo cierto es que la liberación de patentes obedece al deseo de que otros fabricantes creen sus propios modelos. Y es que es difícil que un solo producto forme un gran mercado. Esta estrategia, como bien indicaba el post de Tesla, la han puesto en práctica desde hace tiempo las empresas que se han guiado por el movimiento de software libre. Sun Microsystems abrió sus tecnologías, en este caso con el fin de solventar una situación de la que no veía salida con su software propietario. Un caso empresarial más fiel al código abierto es el de RedHat. La compañía basa parte de la prosperidad de su negocio en la mejora de Linux, que también la competencia también puede aprovechar.

Tesla ha invertido muchos recursos en su tecnología, pero se está preparando para invertir más si cabe en lo que está por venir. La compañía se ha propuesto fabricar una red de estaciones de carga en Estados Unidos y también en Europa, mientras que desde hace tiempo se habla sobre la construcción de una gran fábrica de baterías. La expansión del mercado de los coches eléctricos le proporcionaría a Tesla un espacio más amplio en el que colocar su producto.

Las estaciones de carga son uno de los aspectos en los que Tesla no puede prosperar sin la ayuda de la competencia. Para crear redes que surtan a países enteros son necesarios varios fabricantes. Cuanto más disponible esté la tecnología para construir estas estaciones más fácil será que broten en ciudades y carreteras.

Toyota ha hecho lo propio con el coche de hidrógeno. Este combustible está aún menos extendido que el vehículo eléctrico y para su adopción es necesario un trabajo en común de los fabricantes. De hecho, la firma japonesa afirmó que se requiere una “colaboración no convencional” entre el sector de la automoción, los gobiernos, las compañías energéticas y los investigadores para que el hidrógeno prospere como combustible. Eso sí, para despegar, porque Toyota mantendrá libres de derechos sus patentes hasta 2020. A partir de ahí aquellos que hagan uso de ellas tendrán que pagar.

Ni que decir tiene los consumidores finales se benefician de estos movimientos con un aumento de la competencia. No solo los precios se reducirán previsiblemente sino que se populariza la innovación con la entrada de otras compañías, lo que puede acelerar el ritmo de los avances.

Imagen de portada: Edsel L

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