“El Club de la comedia” y su visión de las “Cosas raras de la tele”
Cosas raras de la tele, por Paz Padilla
Mi vida ha cambiado. Yo estaba enganchada, como todo el mundo, a las series de televisión, todo el día con el mando como una loca... Pero mi vida cambió el día que vi Expediente X, que yo, la verdad, empecé a verla porque creí que era porno. Pero qué va, los únicos que salen en pelotas son los marcianos. Aún así me enganché, porque, a mí me gustan mucho las películas esas de misterios sin resolver. Pero me ha pasado una cosa muy rara. He descubierto que todas las series, todas, ¿eh?, están llenas de expedientes X. Y no se me escapa ni uno. Soy la Scully española. Por ejemplo: El equipo A. ¿Cómo es posible que la policía de cincuenta estados nunca los localice y, sin embargo, va cualquier hija de ranchero a la que están haciendo chantaje, y los encuentra antes de los anuncios? ¿Dónde los busca? ¿En las páginas amarillas? ¿Por la A? ¿O por la E? Hay otros, en cambio, a los que es muy fácil encontrar. Tú matas a alguien y a los diez minutos tienes allí a Colombo. Que por cierto, Colombo tiene otro expediente X... ¿Cómo es posible que un tío tan raro, tan feo y tan cochino resuelva todos los casos en menos de una hora? Parece un misterio, pero yo lo he aclarado. Colombo es un “pesao”. Este tío es capaz de conseguir que cualquiera se confiese culpable por agotamiento de lo “pesao” que es: ¿Qué hizo usted el jueves? ¿qué comió el jueves? ¿Lee usted El Jueves? Y así hasta que el criminal no puede más y confiesa. Yo he visto episodios en los que personas inocentes se declaran culpables con tal de no oírle:
-“¡Que síííí, pesao, que fui yo... No se como la maté, pero estoy seguro de que era jueves!” En las playas de las series hay muchos expedientes x, sobre todo en California. No se entiende por qué a Los vigilantes de la playa no se les ahoga la gente ¡Si van al rescate a cámara lenta...! Serán chulos playa... Y, además, ¿cómo pueden ir a cámara lenta con lo que quema la arena, si los demás vamos corriendo, apoyándonos sólo en los talones...? Y lo que más me intriga: en esa playa, ¿por qué nunca hay gente comiendo tortilla de patatas? ¿Qué mierda de playa es ésa? Otro expediente X es Kung-Fu. Pero Kung-Fu entero, ¿eh? Esta serie va de un chino que no es chino, que va por el oeste tocando la flauta... Y camina descalzo por el desierto porque prefiere llevar los zapatos colgados al hombro, y le llaman ¡el Pequeño Saltamontes! A mí el que más me gustaba de esta serie era el maestro. Era ciego, pero paraba todas las flechas con las manos. Que digo yo que las pararía todas menos dos, porque si no, no se entiende que fuera ciego... La edad es otro expediente X. Y si no, ¿por qué si los de Al salir de clase tienen veinticinco años siguen repitiendo COU? ¿Y qué me dicen de Lina Morgan? Hostal Royal Manzanares, una serie en la que la protagonista sigue virgen con sesenta años... ¿Eso es una comedia? ¡Coño, eso es un drama! ¿Ven ustedes como todas las series están llenas de expedientes X? Pero si hasta Expediente X es un expediente X. ¿Por qué en esa serie siempre es de noche? Que están todo el rato con las dichosas linternas, que parecen acomodadores... Pero la serie que tiene más expedientes X es Médico de familia. Parece que el guión lo ha escrito Jiménez del Oso. Vamos a ver quién entiende esto: Antonio Valero, Alfonso, era piloto, pero viendo cómo iba Iberia lo dejó y se montó una tienda de fotos, que no le funcionaba mal. Pero como era muy emprendedor, terminó como todos los españoles: poniendo un bar. ¡Esto es un cachondeo! Y... ¿qué guardan en la nevera en esa casa? Porque todos los productos los tienen encima de la mesa. Para mí que guardan la comida de la hija mayor. Porque está claro que no come lo mismo que los demás. Y el más grande de todos los enigmas: si todos están en la cocina, ¿por qué la Juani grita tanto? Y no sólo la Juani. ¿Por qué da esas voces Arturo Fernández? ¿Y los de Manos a la obra? ¿Y Ala… Dina? ¿Se los imaginan a todos juntos en la misma serie?: “¡Diiiinaaa!”, “iCheeechuuu!”, “¡La leche, la leche!”, “¡Beniiiitoooo!”, “¡Chaaatiiinaaa!”, “iiiPeeeeedrooo!!!”... ¡Ah, no! Esto último es de los Oscars, pero da igual. Siempre gritamos, hasta en Hollywood.