El “reality” continúa en buena forma a pesar de la multitud de críticos y detractores que se empeñan diariamente en adelantar el declive del género. Según informa Variety, mientras las cadenas de TV americanas tienen dificultades para encontrar una serie de éxito que pueda sustituir a Friends o C.S.I., los productores de reality shows inventan programas como churros: El soltero, American Idol, etc. Las estadísticas así lo demuestran. En las últimas cuatro temporadas, el porcentaje de reality shows que han conseguido renovar por una segunda edición supera con creces el número de series o “programas guionizados” que han llegado a producir una segunda temporada. En el curso 1999/2000, considerado como el comienzo de la “era de la telerrealidad”, 6 de los 12 programas “no guionizados” lanzados en ese periodo fueron renovados para una segunda entrega. Por el contrario, en ese mismo año, sólo 15 de las 59 series –30 comedias y 29 dramas- que vieron la luz en la televisión americana llegaron a emitir una segunda temporada. Este promedio se ha mantenido constante en los años siguientes. La pasada temporada, 7 de los 13 reality shows estrenados obtuvieron un aprobado, frente a las 18 series de las 48 estrenadas que tuvieron la misma suerte. “Con los programas de telerrealidad tienes más probabilidad de triunfar”, opina la presidenta de CBS Entertainment, Nancy Tellem. “Incluso un programa que ha sido poco anunciado te puede dar un sólido índice de audiencia”. Los productores y ejecutivos de cadenas están cada vez más convencidos de que las ventajas que ofrecen los reality shows, a parte de un coste más bajo de producción: - Los espectadores los encuentran más accesibles porque los conceptos son fáciles de digerir: gente aislada en una casa, cantantes que buscan el triunfo, etc. - Las temporadas suelen ser cortas. “El público sabe que esto es una inversión a corto plazo y que la historia habrá acabado en 9 o 13 emisiones”, explica Andrea Wong, una ejecutiva de la ABC. “Ésa es la duración de su compromiso con el programa”. - Las cadenas no tienen problema en retirar de la parrilla una serie antes de tiempo, porque mantenerla en antena les puede costar una fortuna, y pueden ahorrar mucho dinero si la interrumpen. Sin embargo, con los reality shows no es así. Suprimir un programa de este tipo antes de tiempo casi no afecta económicamente. “Cuando un programa va mal, lo mismo te da continuar su emisión y, en ocasiones, puedes comenzar con un programa discreto que luego remonta y termina funcionando”, opina David Stanley, directivo de la productora Stone Stanley Entertainment. - La mayor parte de los formatos ya han sido probados en otros países. - Los reality shows nunca mueren definitivamente sino que suelen reciclarse con el paso del tiempo. Por ejemplo, la ABC renueva cada cuatro o cinco años America’s Funniest Videos, The real world lleva 12 años en la MTV y Gran Hermano no ha dejado de emitirse en la CBS desde que se estrenó. - El género reality ha conseguido enganchar a los espectadores más jóvenes, sobre todo a los adultos con edades comprendidas entre los 18 y 34 años, que tienen un apetito insaciable por los contenidos “no guionizados”. “El público se siente identificado inmediatamente, eso es algo que no consigues tan fácilmente con una serie”, opina Eric Shotz, presidente de LMNO Productions.