Cap Creus, la joya de la Costa Brava catalana

Cala Juncols, una de las playas de Cap Creus. Toni Carvajal (CC)

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Cap Creus es un mundo aparte. Desde el extremo sur del Golfo de Rosas, allí donde los griegos fundaron la Colonia de Ampurias Colonia de Ampurias (Puig i Cadafalch, sn -L'Escala-; Tel: (+34) 972 770 208, Ver Horarios ) hace ya más de 2.500 años. La mole surge de la planicie como si fuera una isla. Una montaña inmensa que se adentra en el mar dominando por completo un paisaje chato marcado por la horizontalidad del mar y de las tierras que marcan la desembocadura del Ter. Allí, tras las últimas casas de Roses, dónde hay que parar para ver la imponente Ciudadela (Av. de Rhode, sn; Tel: (+34) 972 151 466) renacentista que guarda rastros de la Rhode griega y la ciudad medieval o el Dolmen de Cap del Hombre (Acceso por Carrer Pitágoras)-una tumba de corredor del 2.700 aC, la naturaleza toma el mando dejando pocos espacios a los bichos de dos patas. Estrecheces que se salvaron en lugares como Cadaqués, La Selva o San Pere de Roda. De resto, rocas, bosques de matorral y una sucesión de pequeñas calas cada una más bonita que la anterior y que se encajan entre las piedras en pequeñas bahías de aguas transparentes y, cuando la tramuntana lo permite, tranquilas.

Ahí mismo, a dos pasos de Roses, Cap Norfeu marca el límite sur de este parque natural diferente. Cap Norfeu es un anticipo de lo que nos espera allá tras las montañas. Cap Norfeu con sus playitas encantadoras (como Cala Joncols o Playa Montjoi), sus masías aisladas, sus castilletes de defensa que nos recuerdan a los tiempos en los que los piratas berberiscos asolaban estas costas (como la Torre del Sastre), sus huertos de olivos y sus rompientes salvajes. Un paraíso. Si las playas caribeñas son la encarnación del paraíso tropical, estos parajes de la Costa Brava catalana son la encarnación de todo lo que quiere decir Mediterráneo, con todo lo que ello conlleva: paisajes marinos impresionantes, pueblos blancos y hombres y mujeres de la mar. Un paisaje en el que, a diferencia de otras latitudes, los paisajes pesan casi menos que la cultura que soportan. Una maravilla. Ideal para alternar playa y conocimiento cuando hace buen tiempo e introspección y conocimiento en los escasos meses en los que el frío desaconseja meter los pies en el agua. Esta es nuestra pequeña guía de Cap Creus.

PEQUEÑA GUÍA DE CADAQUÉS Y EL CAP CREUS

Muchos dicen que es el pueblo más bonito de Cataluña. Y es posible que así sea. No sólo es un pueblo precioso de calles estrechas, arcos y casas blancas en los que la cal y la piedra combinan de maravilla con la madera y la teja. Un pueblo que se abre a una de las bahías más bonitas de la costa de la Península Ibérica. Un pueblo en el que la tradición marinera, típica de los lugares en los que la pesca tradicional sigue teniendo un peso importante ya no sólo en la economía, sino en la cultura del lugar. Un pueblo en el que rezuma esa identidad mediterránea que tan especial hace a esta parte del mundo. Un pueblo único que bien merece una visita tranquila y, si es posible, un par de noches.

El viejo Cadaqués creció en torno a la Parroquia de Santa María (: Carrer Portal de Mont, 1), un bonito edificio de estilo gótico tan blanco por fuera como por dentro (el retablo barroco de su altar mayor es impresionante). El Rastell se arremolina en torno al templo en un laberinto de callejuelas empedradas en las que se alternan las casas blancas, los arcos y los muros ciegos. La antigua ciudad medieval se adaptó a las pendientes de una peña que da justo al mar partiendo en dos la impresionante playa. Las murallas desaparecieron sustituidas por los edificios que desbordaron los antiguos límites cubriendo la práctica totalidad de la bahía creando un paisaje urbano increíble; los únicos restos de los antiguos muros están junto al Ayuntamiento ya que las casas se adueñaron de las antiguas defensas.

Las mejores fotos se toman desde la Pujada des Pianic, a ras de agua y con toda la bahía frente a ti. Es una de las vistas más intensas del Mediterráneo catalán. Y aquí te explicas el porqué de tanto artista. En el Museo de Cadaqués (Carrer d'en Narcís Monturiol, 15; Tel: (+34) 972 258 877; E-mail: museucadaques@gmail.com) hay un buen número de obras de gran parte de los artistas que visitaron el pueblo. Y que lo siguen visitando: en el pueblo hay multitud de galerías de arte que alternan en número con los alojamientos y los restaurantes que rivalizan por ofrecer el mejor suquet de peix –guiso de pescado- de la comarca. Las casas tradicionales alternan con edificios modernistas construidos por la pujante burguesía industrial catalana que convirtió el pueblo en destino de retiro veraniego desde finales del XIX. Construcciones como la Torre Colom (Avda Víctor Rahola, sn), laCasa Blaua (Riba des Poal, sn) o la Casa Federico y Víctor Rahola (Plaza Frederic Rahola, 6) son buenos ejemplos.

La huella de Dalí en Portlligat.- La avenida Salvador Dalí conecta el centro del pueblo con el encantador Portlligat, una ensenada rocosa que se encuentra con el mar a través de dos playitas minúsculas (Portlligat y Chincheta) y dos pequeñas calas (Calders y Boquelles). En la arena se repiten las mismas escenas marineras que en Cadaqués con los llauts alineados popa al mar, proa a tierra. Esta pequeña bahía de aguas tranquilas (ideal para hacer esnorkel) está marcada por la personalidad de uno de sus vecinos más ilustres. Aquí tuvo Dalí su casa: retiro primero y residencia habitual después. La Casa Museo Dalí (Pujada del Castell, 28; Tel: (+34) 972 677 505; Ver Horarios ) no sólo guarda parte de la obra del genial artista catalán sino que la propia casa es una imagen del genio creativo de su antiguo propietario. Muy cerca de la casa de Dalí se encuentra el Santuario de San Baldirio, un pequeño oratorio del siglo XVIII que aúna arquitectura popular y rasgos barrocos.

Un paseo especial hasta Sa Cebolla y el faro de Cala Nans .- Caminando hacia el sur desde el centro del pueblo uno se encuentra con muchas sorpresas. Sólo el poder hacer unos kilómetros tranquilos siguiendo la espectacular línea de costa es ya toda una experiencia (el paseo son cinco kilómetros ida y vuelta). Pasaremos junto a Playa Sa Conca, que repite los esquemas de las playas locales: sencillamente encantadora. Poco después, justo antes de dejar atrás las últimas casas, dejaremos a nuestra derecha el pequeño oratorio dedicado al papa Pío V por su papel de chispa inicial en la Batalla de Lepanto. Es una especie de desquite histórico; un gesto de orgullo para tratar de vengar simbólicamente el ataque que el célebre pirata turco Barbarroja, que asoló la población en 1543. Este episodio nos hace reflexionar sobre lo que supuso el mar para las gentes de costa durante siglos: despensa, lugar de trabajo y, también, camino por el que llegaron un sinfín de desgracias. El camino culmina en el faro de Cala Nans, un promontorio rocoso desde dónde se puede ver una magnífica panorámica. Y justo a los pies del montecillo se encuentra la Cala Sa Cebolla, una de las más bonitas de la zoa (que ya es decir).

Un paseo hasta la Bahía de Guillola y el Faro del Cap Creus .- Desde Portlligat la Avenida del Paraje S’Alquería corre en paralelo a la línea de costa conectando el pueblo con la Bahía de Guillola, uno de esos lugares que el mar le regala a la Costa Brava convirtiéndola en un lugar único. Las pequeñas calas se suceden una detrás de otra sorprendiendo al caminante. Las playas de S’Alquería (la pequeña y la grande) son sólo un anticipo a lo que nos vamos a encontrar un poco más adelante. Bahía Guillola es una pequeña rada muy recortada llena de puntas y pequeñas ensenadas. Cada una de esas entradas de agua termina en una cala de aguas tranquilas ideal para darse un baño y tomar el sol. El paisaje típico de Cap Creus acentúa la belleza del lugar; rocas pardas, matorral, pinos mediterráneos y los campos de olivos que llegan a la orilla del mar crean un paisaje único. En lugares como Es Jonquet o la Punta de S’Alqueria se puede hacer esnorkel. Todas las playas son muy bonitas; las que más nos gustan son San Luis y Guillola.

La Carretera del Cap Creus nos lleva hasta el extremo oriental de la Península Ibérica, donde se levantó uno de los faros más antiguos del país (data de 1853) que hoy compagina su función de guía de marinos con la de Centro de Información del cabo y su entorno. Llegar hasta aquí merece mucho la pena. Es un lugar especial. El entorno es impresionante, con lugares muy fotogénicos como la Cueva del Infierno (con comunicación directa con el mar), el propio faro y las pequeñas calas que se suceden a lo largo de toda la costa. Aquí te podrás pegar un chapuzón en calitas encantadoras comoJugadora, Fredosa o Cala Culip,

AL NORTE DE CADAQUÉS

La inmensa mayoría de las 14.000 hectáreas del Parque Natural de Cap Creus es naturaleza pura: pinares, matorral mediterráneo y esos roquedos agrestes que reciben más sal que agua. Al norte de Cadaqués, el principal reclamo de Cap Creus es el Monasterio de San Pere de Rodas Monasterio de San Pere de Rodas (Camí del Monestir, sn; Tel: (+34) 972 387 559; Ver Horarios ) la gran joya del románico catalán. Un edificio precioso y, según los que entienden, muy complejo que, para rematar la faena, está en un lugar sencillamente espectacular. Uno de los monumentos medievales más importantes de España y que da gusto ver y conocer. En torno al monasterio hay dos pequeñas localidades. La Val de Santa Creu son apenas una docena de casas de piedra (las bonitas masías catalanas) situadas en una pequeña hoya y Selva de Mar es ya un pueblecito de cierta entidad con antiguas torres de defensa y algún edificio religioso de importancia. Un poco más abajo, ya a orillas del mar, El Puerto de La Selva, es el centro turístico más grande de la comarca (con buena oferta hotelera y hasta puerto deportivo). Presume de playa, pero para los que quieran calas más íntimas a pocos kilómetros como Cala Fornels (se llega a pie desde Puerto de La Selva) y Playa Tavalera.

Fotos con Licencia CC: Jos Dielis ; Ron Frazier ; eric milet ; Isabell Schulz ; zubitarra ; pere sebastian ; Ron Frazier ; sam.romilly ; Nicolas Vigier; Toni CarvajalToni Carvajal

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