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Ruta por el norte del Loira: Le Mans y Laval

En el casco histórico de Le Mans encontramos más de 100 casas con entramados de madera en sus fachadas.

Roberto Ruiz

Francia enamora en cada uno de sus rincones, de norte a sur y de este a oeste, pero a veces hay que salirse de las rutas más conocidas para encontrar pequeños tesoros llenos de historia, naturaleza, arquitectura, arte y una gastronomía de esas que atrapan. Viajamos a la costa oeste del país, al norte de la región de los Países del Loira, bajo la Bretaña francesa y la Baja Normandía, para dejarnos sorprender por los encantos de los departamentos de Sarthe y Mayenne y comprobar que aquí, donde el campo es verde y el cielo siempre azul, hay vida más allá de los espectaculares e imprescindibles Castillos del Loira.

Le Mans, capital de Sarthe

Le Mans sorprende, quizá porque te suene por eso de “Las 24h de Le Mans” y poco más, pero su origen se remonta a la antigüedad, cuando una tribu gala habitaba en esta pequeña colina. Si no quieres perderte sus principales atractivos no deberías pasar por alto ni su casco antiguo, ni la Abadía de l’Epau y, ni mucho menos, su famosísimo circuito de velocidad.

Un casco histórico de película

La vieja Le Mans se concentra en una pequeña colina amurallada donde preciosas casas con entramados de madera en sus fachadas dan forma a pequeñas callejuelas irregulares. Todo se cuida con mimo aquí. Su muralla romana del siglo III es la mejor conservada del mundo tras las de Roma y Estambul y desde hace un par de años espera el merecido reconocimiento por parte de la UNESCO. Desde los años 80 se ha cuidado su conservación con el fin de poner en valor un testigo vivo de la importancia que el Imperio Romano tuvo en esta región.

El casco histórico, con sus callejuelas y casas de piedra, madera y ladrillo, parece el decorado de una película, por lo que no es casualidad que aquí se rodaran largometrajes de época como “Cyrano de Bergerac” con Gérard Depardieu o “La máscara de hierro” con Leonardo DiCaprio. Una ciudad que conserva todo su encanto y que nos remonta a la Edad Media. Su catedral, dedicada a Saint-Julien, es sin duda la joya de su zona antigua. Comenzó siendo románica, su nave central data de los siglos XI y XII, pero con el paso de los siglos evolucionó hacia el gótico que luce hoy día, con un transepto de los siglos XIV y XV.

El mítico circuito de Le Mans

Le Mans vive una invasión cada mes de junio, pero como es algo que le lleva ocurriendo desde hace 95 años es algo que ya forma parte de la ciudad. Este año 250.000 personas acudieron para presenciar la que puede presumir de ser la carrera automovilística más famosa del mundo: “Las 24 horas de Le Mans”. En un circuito de 13.626 metros, de los que gran parte se traza usando vías públicas, tiene lugar esta carrera que se lleva celebrando desde 1923. Seas amante de los coches o no el museo de las 24h es algo que no te deberías perder. En él harás un viaje por la larga historia de las 24h de Le Mans y del automovilismo en general, con coches de entonces y de ahora, tanto de competición como de asistencia, y con un paseo de la fama donde se reconocen los méritos de los personajes más ilustres de la historia de esta prueba de resistencia. Si los coches históricos impresionan, impolutos y en perfecto orden de marcha, tampoco se quedan atrás las pequeñas maquetas que recogen todos los vehículos participantes y que algún día incluirá el total de 4.156 vehículos que han tomado parte en la carrera desde 1923.

La Abadía de l’Epau

A unos diez minutos del centro de Le Mans encontramos la Abadía de l’Epau. Fue levantada por Berenguela de Navarra, viuda de Ricardo Corazón de León, en 1229 y desde 1959 es propiedad del Consejo General de Sarthe. Mantiene un esquema cisterciense convencional, con una gran iglesia, una sala capitular y las tradicionales estancias de los monjes. Hoy en día sus muros albergan todo un centro cultural donde se dan lugar exposiciones temporales, conferencias, recitales y conciertos de música clásica. No puedes irte sin contemplar la estatua yacente de Berenguela de Navarra y la bóveda de madera que cubre el antiguo dormitorio de los monjes.

Laval, capital de Mayenne

Este municipio es bañado por las aguas del río que comparte nombre con su propio departamento, Mayenne, y que comunica con las del Loira. Un paseo junto al río, de puente en puente y contemplando la basílica de Notre Dame d’Avesnières, el museo de arte naïf o, mejor aún, surcar las aguas de su río, es algo que no debería faltar en tu visita.

Paseo fluvial por el río Mayenne

Quizá te suenen los cruceros fluviales por el Loira, pero en el río Mayenne, y saliendo por ejemplo desde Laval, también es posible vivir una experiencia a bordo de tu propio barco de alquiler. El turismo fluvial gana cada día más adeptos y cada vez son más los que se alquilan su propia casa flotante durante unos días para así surcar las aguas francesas a su aire. No es necesaria licencia, solo recibir un pequeño curso antes de lanzarte a navegar, y estaremos listos para ser nuestro propio capitán de navío. Los barcos pueden variar en tamaño dependiendo del número de personas pero todos ofrecen un equipamiento completo, con cocina equipada de arriba a abajo, camarotes y baños. Tú decides dónde vas, dónde duermes y dónde comes, y si así lo prefieres solo tendrás que bajarte del barco al atravesar las esclusas que salvan los saltos de agua del río Mayenne.

El Museo de arte naïf de Laval

El arte naïf tiene un importante reconocimiento en Laval pues no en vano su museo de arte naïf, inaugurado en 1957, fue el primero que reconoció a los artistas de este movimiento. El arte naïf comenzó a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando artistas autodidactas y sin formación comenzaron a plasmar sus obras sobre un lienzo, desarrollando por tanto cada uno de ellos un estilo distinto. Su mayor representante, Henri Rousseau, nació a escasos metros de este museo que hoy reconoce la valentía de nuevos artistas que se atrevieron con el pincel sin tener conocimientos previos.

En los alrededores

Una vez en esta zona, y si tienes tiempo, aún hay algún que otro lugar que no deberías pasar por alto. Sainte Suzanne es uno de esos pueblos que se quedó atrapado en el tiempo. Rodeado por una zona de bosque repleta de senderos, los alrededores de su castillo es una zona de acceso libre, lugar de animaciones y talleres en verano. Un edificio histórico del siglo XVII hace de museo del patrimonio de Mayenne.

A menos de media hora de Laval se encuentra el museo de Robert Tatin, un lugar donde la naturaleza forma parte del museo y las obras del escultor, pintor y arquitecto acompañan a los visitantes hasta su casa y las salas de exposición que él mismo creó. Formas y figuras imposibles de un mundo que parece imaginario.

Pero si buscas naturaleza e historia, también a media hora de Laval, las grutas de Saulges te ofrecerán un 2x1. Estas cuevas en las que se han encontrado pinturas rupestres y vestigios humanos de hace 150.000 años se acompañan por un interesante Museo de la Prehistoria y visitas guiadas a algunas grutas en las que hoy día aún se llevan a cabo excavaciones.

Cómo llegar a los Países del Loira

Aunque pudieras pensar lo contrario, la realidad es que es realmente sencillo llegar hasta la zona francesa de los Países del Loira. La compañía AirNostrum vuela de Madrid a Nantes siete días a la semana y el trayecto es de apenas una hora y media, por lo que el destino queda al alcance de la mano. Una vez en Nantes lo más recomendable es alquilar un coche para moverte a tu aire recorriendo Sarthe y Mayenne.

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