De Mojácar a Llastres: los pueblos más bonitos de España

El puente medieval de Frías.

Concha González

En 2011 la asociación Los Pueblos más Bonitos de España comenzó a funcionar y desde entonces 57 villas repartidas por toda la geografía comparten un sello de calidad que las identifica por su patrimonio, arquitectura, historia, geografía o gastronomía singular. El distintivo es un referente a nivel nacional que implica un prestigio en el ámbito del turismo rural y de la conservación del patrimonio. La marca nació en Francia en 1982, convirtiéndose en la primera red de este tipo que se ponía en marcha. En estos 35 años la asociación francesa ha reunido ya a 150 pueblos galos y desde entonces, además de España, la asociación se ha ramificado a Bélgica, Canadá, Italia, Japón, Rumanía y Alemania.

Para formar parte de la red, los pueblos deben tener una población de menos de 15.000 habitantes y un patrimonio arquitectónico o natural certificado. Los que cumplan estas dos condiciones deben después pasar una auditoría que valorará diferentes criterios de la Carta de Calidad, como pueden ser aspectos relacionados con la limpieza, la conservación de las fachadas, la circulación de vehículos o el cuidado de las zonas verdes, entre otras áreas.

Solo un 20% de los pueblos que solicitan formar parte de la asociación logran superar esta suerte de examen, pero lograr el sello Uno de los pueblos más bonitos de España significa que la villa destaca por su calidad y excelencia y, sobre todo, por su belleza. No lo dudes y piérdete en alguno de los pueblos que te recomendamos a continuación. Todos esconden sorpresas.

En Andalucía nos encontramos con el gaditano Vejer de la Frontera. Situado sobre una colina y rodeado de una muralla ofrece unas vistas y miradores donde nunca se cansa uno de mirar el atardecer. En Almería, en la otra punta de la Comunidad, Mojácar recibe al visitante con su inconfundible color blanco y unas cúpulas que no dejan indiferente a nadie.

En SOS del Rey Católico, en Aragón, nació Fernando El Católico – de ahí su nombre- y no solo nos empaparemos de historia por sus calles empedradas, sino que también conoceremos la cultura cinematográfica más reciente. En esta villa se rodó La Vaquilla, una de las películas más conocidas de Luis García Berlanga, y la localidad ofrece un recorrido por los lugares más emblemáticos que aparecen en el filme.

Con 17 pueblos dentro de la red, Castilla y León es la comunidad autónoma con más miembros. Hay auténticos museos arquitectónicos al aire libre como la monumental Pedraza, o sorpresas desconocidas como Ureña, también conocida como la Villa del Libro porque cuenta con más de 10 librerías donde se puede encontrar casi cualquier ejemplar.

Peñíscola y su conocido castillo templario es una de las “cuatro villas más bonitas” de la Comunidad Valenciana. Mar y montaña se unen junto al Mediterráneo y nos dan a conocer alguno de los tesoros escondidos del interior de la región, como es El Castell de Guadalest. Chinchón es la única villa madrileña que tiene el distintivo. Su singular Plaza Mayor, redondeada y sobre la que se asientan varios cerros, invita a pasear y perderse por sus estrechas y pintorescas callejuelas.

Entre los pueblos marineros, destaca el asturiano Llastres, que se levanta sobre el mar con unas vistas espectaculares al Cantábrico y ofrece una gastronomía que puede dejar tumbado al más fartón, glotón en asturiano. En la vecina Cantabria, Santilla del Mar es una de las visitas imprescindibles. No solo merece perderse en su casco histórico, sino que es donde se esconden las huellas de uno de los primeros asentamientos de la Península, la Cueva de Altamira.

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