Pueblos bonitos de Navarra: 10 lugares con encanto que cautivan al viajero

Roberto Ruiz

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Navarra y sus pueblos merecen un punto y aparte. Intentar acaparar todos los sitios en los que deberíamos detenernos sería imposible en un solo viaje, a no ser que tuvieses la suerte de que ese viaje durase meses. Por lo que si, como el común de los mortales solo dispones de unos días libres, vamos a seleccionar algunos de los más bonitos, esos que siempre cautivan a los viajeros, para que puedas aprovechar al máximo tu tiempo recorriendo una de las comunidades autónomas más llamativas de España.

Verás cómo cuando empieces a recorrer la Comunidad Foral de Navarra y pases de los desiertos de las Bardenas Reales a los frondosos bosques del Valle del Baztan, visitando lugares de la belleza de Ujué, Estella, Elizondo, Ochagavía, Olite, Roncesvalles, Yesa, Lesaka, Zugarramurdi o Puente la Reina, te convencerás de que la próxima vez no tardarás tanto tiempo en volver por aquí porque entre su naturaleza, su arquitectura tradicional, su cultura, su gastronomía y su gente, Navarra siempre es un buen plan.

Ujué

Durante la Edad Media, Ujué/Uxue fue un bastión fundamental para la defensa del Reino de Navarra y aún conserva cierto aire de esa época, vigilante desde lo alto de una atalaya. La Iglesia-Fortaleza, románica y gótica, se hace ver desde lejos, y se rodea de empinadas y estrechas calles pobladas por casas tradicionales de piedra caliza. Desde su ubicación, hay que dedicarle un rato a disfrutar de las vistas que ofrece ​​entre los Pirineos y la Ribera del Ebro.

Estella-Lizarra

Estella-Lizarra es una ciudad, pero su centro histórico conserva el encanto de un pueblo medieval. Fue fundada por el rey Sancho Ramírez en 1090 y cobró una gran importancia al volverse una parada principal en el Camino de Santiago. Su patrimonio es extenso y en ella destacan iglesias, conventos, fortificaciones, palacios y puentes que cruzan el río Ega. De ella en otras ocasiones hemos hablado de la Ruta del Zumaque, un arbusto que vino de Oriente para quedarse.

Elizondo

Elizondo es la población de mayor importancia del Baztan, por lo que suele de hacer de referencia cuando visitamos uno de los valles más bonitos de Navarra. Nació con la calle Urrutia, que sigue el curso del río Bidasoa y en ella se conservan ilustres fachadas y escudos nobiliarios. Una de sus imágenes más típicas la encontramos cuando cruzamos el puente y la presa de Txokoto y cobró una tremenda fama gracias a la exitosa Trilogía del Baztan de Dolores Redondo.

Ochagavía

Ochagavía/Otsagabia tiene una situación privilegiada, en pleno Valle de Salazar, cerca de los Pirineos y junto a los densos bosques de la Selva de Irati. El río Anduña es su eje principal y el puente de piedra que lo cruza crea una de sus imágenes más reconocibles. Las casas de empinados tejados, las calles peatonales por las que pasear, caseríos blasonados y antiguos palacios, como los de de Urrutia e Iriarte, son algunas de las señas de identidad del que es considerado uno de los pueblos más bonitos de Navarra.

Olite

A la pequeña ciudad de Olite/Erriberri pronto se le pone cara: la de su castillo, el Palacio Real que hace que sea tan fácilmente reconocible. Fue corte de los reyes navarros y hoy permite interesantes visitas guiadas. Fuera de él, el casco histórico nos deja ver robustas casonas solariegas con imponentes blasones en las fachadas, arcadas góticas, murallas romanas y bonitas iglesias como la de Santa María la Real, que es un excelente ejemplo del gótico navarro.

Roncesvalles

Orreaga/Roncevalles marca un punto crucial en el Camino de Santiago. Para unos, porque desde ahí comienza su andadura y para otros, porque al entrar en España sienten más cerca su meta. Aquí apenas viven 20 personas y el protagonismo, además del propio enclave natural en el que se encuentra, rodeado de bosques y pastos, se lo lleva la Colegiata de Santa María de Orreaga/Roncesvalles, cuyo origen se remonta a principios del siglo XII. 

Yesa

A Yesa hay que acercarse aunque sea para conocer el monasterio de San Salvador de Leyre, que es considerado uno de los conjuntos monumentales más atractivos de Navarra. Un sitio idílico si lo que se busca es relajación y meditación, que jugó un papel fundamental en la historia del Reino de Navarra y cuyos orígenes se remontan al siglo IX. Conserva en muy buen estado elementos de un románico muy temprano y ofrece su propia hospedería.

Lesaka

A Lesaka también se la conoce como “la pequeña Venecia”, pues el agua marca el trazado de sus calles y conserva veinte viejos puentes de piedra: ocho sobre el río Onin, otros ocho sobre el Biurrana y cuatro más sobre Erdikoerrota. Grandes caserios señoriales marcan su casco histórico así como torres medievales de piedra, como la de Kasherna o Zabaleta. Tuvo un potente pasado gracias a las herrerías, los molinos, las fábricas de sidra y las carpinterías y su esplendor de entonces perdura aún en sus calles.

Zugarramurdi

Zugarramurdi, además de mostrarnos preciosas casas de la arquitectura tradicional navarra, nos cuenta muchas cosas. Sobre todo historias que van de cuevas, brujas y aquelarres. Aquí a comienzos del siglo XVII, la Santa Inquisición llevó a cabo la caza de brujas más conocida de la historia de España. Y para conocerla podemos visitar tanto el Museo de las Brujas, donde se recuerda a las víctimas condenadas por la Inquisición, como las cuevas de Zugarramurdi, un enorme complejo cárstico donde según la leyenda se llevaban a cabo reuniones y aquelarres.

Puente la Reina

Puente la Reina/Gares se encuentra a solo 22 km de Pamplona y, como su propio nombre indica, su puente románico sobre el río Arga es su principal seña de identidad. Es una población marcada por el paso del Camino de Santiago, por lo que es común encontrar peregrinos atravesando sus calles. Por tanto, no es raro que entre sus principales atractivos se encuentren la iglesia románica del Crucifijo, de finales del siglo XII y cuyo Cristo figura sobre una curiosa cruz en forma de ‘Y’, así como la iglesia de Santiago o el convento de los Trinitarios.