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Franco y en botella, leche (lo normal)

Suso de Toro

Tras el Régimen la democracia española se levantó sobre ocultamientos, el juego consistió en que viviésemos como si aquí no hubiese pasado nada y compusiésemos un país unido y todas esas cosas. La división nacional siempre fue evidente y nunca se pudo ocultar que había vascos, catalanes e incluso gallegos que no se veían en la nación española, pero mentar la división social, decir que hubiese dos bandos, eso era una trasgresión en la vida pública. Es evidente que ahora la crisis muestra una profunda división social que nace tanto de un choque de intereses económicos, el gran capital engorda empobreciendo a la mayoría, como de una división ideológica, el Gobierno hace la política ideológica de una secta.

Sea en materia de religión de estado, ley de interrupción del embarazo, ley educativa, tratamiento de las lenguas... Todo se ajusta a una agenda ideológica que en España sólo puede evocar al franquismo y su ideología: una nación militarista, centralizada, castellana y católica, formada por masas sumisas que contemplaban entonces desde la distancia una “lucecita en el Pardo” o a la imagen de un presidente a través de las pantallas de plasma ahora.

Es ahora cuando alguien dice, “¡pero no exageres! ¡ya estás con el franquismo! ¡Seguro que ahora vas a meter a Hitler!”.

Precisamente esa es una pregunta tabú pero que hay que hacerse: ¿Es democrática la derecha española? ¿O es sin más una heredera directa del franquismo adaptada a las nuevas circunstancias? Si no condenan el golpe de estado que inició la guerra, ¿qué harían si se repitiesen circunstancias semejantes? (-Pero, hombre. Es que eso no va a volver a pasar!/ -Ah, claro. Disculpe.)

Son tan numerosos los casos de actuaciones descaradamente franquistas por parte de cargos públicos del PP que evidencian que efectivamente ni condenó ni rompió con el franquismo. Sería un reportaje horrible pero demoledor hacer un recuento de tantos alcaldes de esa derecha que siguieron dedicando calles a fascistas, que dificultan la recuperación de restos de familiares asesinados y enterrados en fosas comunes, que alimentan discursos homófobos, misóginos... Pero todo quedó resumido esta semana cuando una representante del Gobierno homenajeó a la División Azul, que sea la Delegada del Gobierno en Cataluña no es casual. Catalanes, no les pueden hablar a ustedes más claro.

Pero la propia División Azul era algo parecido a una patata caliente que había que pasar de una mano a otra sin saber muy bien qué decir. “Hubo gente convencida pero otra fue por necesidad, por hambre, obligados...”. Y es verdad todo eso, la borrachera megalómana de los falangistas, la astucia de Franco, la miseria y el disparate español..., pero fue un momento histórico terrible cuando tropas españolas juraron lealtad a Hitler y le ayudaron a masacrar Rusia. Eso tiene culpa. Al Régimen no le interesó recordar la División Azul desde que Alemania perdió la guerra, era un episodio incómodo cuando los nuevos protectores pasaron a ser los norteamericanos, y más incómodo resultaba a la España que quería sentirse tan demócrata y más moderna si cabe que esos vecinos europeos. Una historia de vencidos harapientos sin gloria alguna, cuentos de viejos carcamales que afeaban tanta modernidad.

Esto era así hasta esta semana en que esa Delegada del Gobierno la acaba de sacar del desván y dar brillo, desde ahora el Estado español tal como lo interpreta el PP considera que la División Azul no sólo tiene legitimidad política sino que es parte de la esencia del estado.

Ahora sí que es cuando toca decur eso de “imagínense en Alemania a una Delegada del Gobierno en un ”land“ que homenajease a las tropas de Hitler en el cerco de Leningrado, donde murieron una cifra aproximada de millón y medio de civiles por hambre y frío”. Pues eso hizo este Gobierno.

¿Es democrática la derecha española? Desde luego la Delegada del Gobierno es franquista, así que ya que no cesó en su cargo hay que suponer que el gobierno se siente bien representado. Dicen que si algo es blanco y va en botella es leche. Suele ser así. Y es que ésta gente es la leche.

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