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Fumigaciones Montoro & Rajoy

Antón Losada

Con su habitual contundencia, el increíble Montoro ha revelado la clave que andábamos buscando para entender el notoriamente desordenado Gobierno del Partido Popular. Lo políticamente correcto no va con nuestro incontenible titular de Hacienda. Cuando le ronda algo por la cabeza lo suelta, que para eso es ministro. Si cuando uno detenta el poder ha de andarse siempre con paños calientes, mandar pierde toda la gracia.

Ningún Gobierno había reseteado tan ferozmente la Agencia Tributaria. Siempre había sido tratada como la joya de una administración que enfrenta desde siempre uno de los fraudes fiscales más elevados de Europa. Ceses, dimisiones y escándalos se han sucedido a la velocidad de los líos del Sálvame. Unos lo atribuían al malestar por el papelón de la AET en el affaire de la Infanta que nunca estuvo en Aizoon. Otros lo apuntaban a la amnistía fiscal que tanta paz ha dado a la trama Gürtel, o a los tratos poco edificantes con grandes contribuyentes. Todos nos equivocábamos.

El increíble Montoro ha arreado la verdad como suelta sus golpes el Increíble Hulk. El problema reside en que la Agencia está llena de socialistas. La prueba debe aportarla ese empeño tan poco eficiente de los inspectores porque empresas y grandes patrimonios paguen sus impuestos. Algo que la derecha siempre ha dicho que resulta muy malo para la economía y los negocios. La infección es tan grave que hasta hay socialistas entre los cargos nombrados por el propio PP. Era natural hacer limpieza, vino a sugerir Montoro.

Nos faltaba ese dato incontestable y por eso lo entendíamos todo mal. Pero ahora se comprende todo. No es por la crisis. Es por el socialismo. El Gobierno está en una misión de limpieza ideológica. El Ejecutivo de Mariano Rajoy no está gobernando, está fumigando España.

Seguramente el resto de la administración también estaba repleta de socialistas. Muchos funcionarios y empleados públicos deben serlo porque si no resulta inexplicable que no estén en excedencia y facturando para el sector privado. Por eso casi más de 380.000 se han ido a la calle mientras el personal puesto a dedo crece en un 5%. Para hacer limpieza.

Seguramente entre los enfermos que atiende la sanidad pública abunden también los socialistas. Solo así se explica que carezcan de un buen seguro médico privado y prefieran acudir a su ambulatorio. Por eso había que implantar el copago y deteriorar los servicios. Por pura profilaxis.

Seguramente los colegios públicos también anden plagados de socialistas. Solo eso puede explicar que no estudien o trabajen en la educación privada, que cunde mejor. Por eso había que reducir becas y echar maestros. Para acabar con tanta molicie socialista.

Aún resultaba peor el caso de la Seguridad Social. Un nido infestado de socialistas que prefieren cotizar para una pensión pública a disfrutar de las ventajas de un buen plan de pensiones privado con el que cualquier banco dobla los bonus de sus ejecutivos. Por eso había que reformarlas dos veces en dos años, y tres y cuatro y las que hagan falta. Cuanto sea menester para librar a España de cualquier rastro de bienes o servicios públicos, que siempre acaban llenos de socialistas y poniéndolo todo perdido.

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