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Del Gobierno a la Justicia pasando por Chaves Nogales, doce deseos para 2016

Gumersindo Lafuente

Hay años grises, hay años tristes y los hay vertiginosos. 2015 será recordado como el año en el que empezó a cambiar todo, al menos en el ámbito político. En 2013 ¿se acuerdan? María Dolores de Cospedal, con su particular forma de ordenar y transmitir la ideas, retaba a los indignados a presentarse a unas elecciones. Pues bien, lo hicieron y ahí están, gobernando ya en las ciudades más importantes de España y, en pocos días, sentados en el Congreso de los Diputados. La pluralidad ha empezado a dar color a una sociedad atrapada en la red del bipartidismo y sumergida en el fango de la crisis y la corrupción.

Si 2015 ha sido importante, 2016 debería ser definitivo. Tenemos por delante 366 días para demostrar que la nueva política impulsada por millones de españoles es capaz de empujar cambios globales. Para lograrlo necesitaremos, por parte de todos, capacidad de autocrítica y mucho diálogo para llegar a pactos generosos que pongan por delante de los intereses personales y sectarismos el bienestar común.

Mirando hacia delante, en este punto en el que un año termina y otro lleno de esperanzas empieza a caminar, me permito soñar con doce deseos que, aunque difíciles, ojalá sean alcanzables.

 

1.- Un gobierno de progreso que supere ambiciones individuales y partidistas para afrontar un plan ambicioso de regeneración democrática, un pacto social para el rescate de los más afectados por la crisis económica, y la derogación de las leyes que coartan la libertad individual.

 

2.- Recuperar la dignidad de los trabajadores. En las fórmulas de contratación y en los salarios. Establecer unos mínimos suficientes y obligar a las empresas, empezando por las que prestan servicios públicos, a cumplirlos de verdad, sin atajos ni artimañas.

 

3.- Lograr que la Justicia funcione, que garantice los derechos de los ciudadanos, que se rija por la ley y el sentido común, no por la ideología.

 

4.- Proteger la educación pública como el bien más preciado para nuestro futuro. Valorar y animar el trabajo de los profesores. Transformar las clases magistrales en verdaderos laboratorios de formación. Fomentar el pensamiento crítico. Y respeto. A todos, pero muy especialmente a los diferentes.

 

5.- Demostrar con datos y hechos que la sanidad pública funciona y solo en casos muy excepcionales hay motivos para sustituirla por la privada. Impulsarla, dotarla de medios y trabajar para que llegue a todos los que vivimos en España.

 

6.- Que la generosidad con los refugiados no se quede en un dato de las encuestas. Recibirlos, acogerlos y cuidarlos. Demostrar que no olvidamos nuestra historia y que somos capaces de dar lo que hace muchos años, en circunstancias parecidas, otros nos dieron.

 

7.- Repensar nuestra mirada hacia los inmigrantes. Ahora, de nuevo, también nosotros, nuestros hijos, lo somos. Las vallas no son la solución, son el símbolo de un fracaso colectivo.

 

8.- Que la televisión pública esté al servicio de todos y no de los políticos que la controlan. Y que la privada cumpla estrictamente las normas de funcionamiento y los requisitos de adjudicación de los canales. Hay que lograr que el espacio radioeléctrico, que es de todos, se administre con rigor.

 

9.- Humanizar las ciudades. Hacerlas amigables, vivibles, respirables. Más peatones, más bicis, menos coches. No hay otro camino. 

 

10.- Acabar con los crímenes machistas, con el acoso, con la violencia, con el miedo. 

 

11.- Lograr la liberación de Antonio Pampliega, José Manuel López y Ángel Sastre, los tres periodistas españoles secuestrados en Siria.

 

12.- Y ya puestos a pedir, aprovechando la oportunidad de las 30 calles sin nombre que habrá pronto en Madrid, proponer que una recuerde al periodista Manuel Chaves Nogales, redactor jefe del Heraldo de Madrid, director de Ahora, símbolo de la independencia y la decencia en los tiempos más difíciles. Ejemplo de periodismo comprometido tan necesario hoy en el depauperado panorama del oficio en España.

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