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Habla Cañizares de adoctrinamiento... ¡Vaya morro!

El cardenal Antonio Cañizares, en una imagen de archivo

Gumersindo Lafuente

Es arzobispo de Valencia y cardenal de la Iglesia Católica. En un cónclave, si tuviera lugar hoy, podría elegir y ser elegido Papa. También es académico de la Real Academia de la Historia. Y doctor honoris causa de un puñado de universidades, católicas, por supuesto. Y un retrógrado de cuidado.

Esto último podría no preocuparnos mucho o, sinceramente, casi nada, si la Iglesia Católica fuese económicamente autónoma. Es decir, no dependiese del bolsillo y los impuestos de todos los españoles. Pero no es así. Entre unas cosas y otras (subvenciones, exenciones de impuestos y tributos, etc), esta bendita institución nos cuesta cada año en el entorno de los 11.000 millones de euros, según un informe de la asociación Europa Laica que podéis consultar aquí.

Señor Antonio Cañizares, hay que tener morro. Toda una vida ganándose el pan (y del bueno), el alojamiento (sin agobios de alquiler ni de hipotecas) y los viajes (en coche oficial) con el único trabajo de adoctrinar al personal... Y ahora es justo de lo que usted acusa a los demás: “Adoctrinar a los niños en ideología de género es una maldad”, ha dicho. Quizá esta vez no lo ha pensado bien. Adoctrinar e ideología, las dos palabras en las que se basa su negocio. Por favor, un poco de coherencia. ¿O es que tiene miedo a la competencia?

La verdad es que hay que tener mucha santa paciencia para aguantar a este señor. Entre las lindezas de los últimos años se ha permitido negar la importancia de los abusos sexuales en su iglesia: “Nos atacan para que no se hable de dios; peor es el aborto”, ha dicho. También ha visto en los refugiados el caballo de Troya de Europa: “¿Esta invasión de emigrantes y refugiados es trigo limpio?”, ha preguntado. Y permite misas en su catedral, la de Valencia, en honor de Francisco Franco, el dictador. Por eso no es extraño que nos recuerde: “Dios quiere la unidad de España”. Del preservativo, la educación para la ciudadanía o la posibilidad de morir dignamente, ni hablamos.

Pues bien, imaginen que todo lo anterior, en vez de salir de la boca de un prelado subvencionado por los presupuestos generales del Estado lo hubiese dicho un tuitero de Podemos o el líder de Def con Dos. Se pasarían las semanas de juzgado en juzgado y dando ruedas de prensa hincando la rodilla y pidiendo perdón.

Pero más vale no tomar estas cosas a broma. La famosa Transición no arregló el problema de las relaciones con la Iglesia Católica, y los gobiernos del PSOE que pudieron solucionarlo prefirieron no hacer nada o, incluso, empeorar la situación. Me temo que, a estas alturas, con el gobierno de meapilas que tenemos, lo de Cañizares, como no lo arregle el papa Francisco, no lo soluciona ni dios.

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