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El ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, y el presidente de Egipto, Abdelfatah Al Sisi

Olga Rodríguez

Por primera vez desde 2006 un presidente de Egipto visita España. Este jueves el general Abdelfatah Al Sisi, quien llegó al poder dando un golpe de Estado contra el gobierno del ahora condenado a 20 años de prisión Mohamed Morsi, será recibido por el presidente español Mariano Rajoy y después asistirá a un almuerzo ofrecido por los Reyes en el Palacio Real. De hecho fue el rey Felipe VI quien transmitió personalmente a Al Sisi su invitación a España.

El 14 de agosto de 2013, días después de haber impulsado un golpe de Estado, Al Sisi decidió disolver con violencia la concentración de la plaza de Rabaa de El Cairo, donde se congregaban decenas de miles de manifestantes contra el golpe. En aquella operación las fuerzas de seguridad mataron a 817 personas de personas, y 4.000 más resultaron heridas en el capítulo más sangriento de la historia contemporánea egipcia.

El episodio, conocido como la masacre de Rabaa, ha sido condenado por diversos organismos internacionales y organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, que han pedido que se investigue a Al Sisi por crímenes contra la humanidad, como responsable directo de la matanza.

Un año después del golpe de Estado Al Sisi ganó unas elecciones en las que algunos candidatos se retiraron por considerarlas una farsa y en las que se prohibió la participación de los Hermanos Musulmanes. La persecución contra los integrantes de esta organización islámica ahora ilegalizada -víctimas de matanzas y arrestos masivos- ha tenido efectos preocupantes en la región, puesto que ha provocado la radicalización de algunos de sus miembros.

El Gobierno de Al Sisi apostó por mano dura y represión para atajar cualquier protesta contra el golpe. Desde la matanza de Rabaa unas 3.000 personas han muerto en ataques de las fuerzas de seguridad contra manifestantes y miles más han sido arrestadas por el simple hecho de participar en protestas, por ser activistas o incluso por ser periodistas. La condena contra esta represión sistemática ha sido constante por parte de diversas organizaciones de derechos humanos internacionales, que han denunciado también los juicios masivos con sentencias a pena de muerte de hasta 720 personas en un solo juicio.

Pero nada de eso parece importar demasiado al Gobierno de Rajoy, que firmará con el presidente egipcio -a quien el exdictador Mubarak acaba de mostrar su apoyo público- varios acuerdos de cooperación y convenios sobre cuestiones de defensa e infraestructuras.

Tampoco parece importarles mucho la represión en Egipto a los reyes de España, que han optado por formular la invitación a Al Sisi con comida en 'su honor' y a los que supongo que en pleno almuerzo suculento en el Palacio Real no les apetecerá preguntar al presidente egipcio por, por ejemplo, Alaa Abdel Fatah, condenado a cinco años de prisión por el simple hecho de ser un activista conocido -bloguero, laico, sobrino de la novelista Ahdaf Soueif- y haber participado en protestas.

¿Se interesarán Rajoy, Felipe VI y Letizia por su situación? ¿Traerá algún canal de televisión español a la mujer de Alaa para que cuente su historia? ¿O al marido de Shaima Al Sabag, activista socialista muerta por la policía en una manifestación reciente? ¿Entrevistarán en algún debate televisivo a alguno de los supervivientes de las matanzas, o a los exiliados políticos?

¿Provocará la firma de estos convenios con Egipto y el almuerzo con honores en el Palacio Real ríos de tinta en la prensa española, debates acalorados en la televisión y la formulación de preguntas incómodas de manera repetida y constante sobre las relaciones del Gobierno del PP y el presidente egipcio? Hagan apuestas.

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