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Intoxicados de injusticia

Calle de los Derechos Humanos/Propiedad Privada

Rosa María Artal

En Madrid, en el Barrio de , hay una calle que se dedicó en su día a los Derechos Humanos. Alguien descubrió que, torpemente, le han colocado debajo del rótulo otro letrero: Propiedad privada. Seguramente aluden a la zona que circunda las casas y utilizan de aparcamiento. Pero simboliza lo ocurrido con nuestra sociedad: ya ninguno de nuestros derechos tiene prioridad sobre el reinado oficial de la codicia. Figura así en reformada en tiempo récord, y en la práctica de los días.

(Comisión Europea, FMI y BCE) ha comunicado este lunes que aprueba las reformas hechas por España pero –siempre hay un pero- piden más. Concretamente quieren una “segunda vuelta” de Reforma Laboral (más precariedad), otra Reforma para (menos Estado), otra más para los servicios profesionales (para liberalizarlos y que sean un coladero), suprimir el déficit de tarifa en el sector eléctrico (para pagar más, aún más) y una revisión en profundidad del sistema fiscal (que difícilmente irá encaminada a que paguen más quienes más tienen porque ellos están en posesión de una bula).

Estamos ante un renovado envite de esa doctrina que desde tiempos inmemoriales trabaja para una casta sin importar el daño que causa al resto. Mariano Rajoy es el –muy complacido- ejecutor en España de la nueva ofensiva. Escuchamos a diario a su gobierno como caza al vuelo signos de recuperación. Hemos leído que él mismo deja en manos de Angela Merkel nuestro destino, el de los españoles. “Lo que más me preocupa es que Alemania tenga claro adónde vamos”, se atrevió a decir, al tiempo que mantiene que ha preservado el Estado del Bienestar y que los recortes se han practicado de forma equitativa. Está muy claro el plan de Alemania: seguir apretando las tuercas a los países del sur en beneficio suyo. El mantenimiento de Wolfgang Schäuble en del nuevo gobierno de coalición no indica otra cosa.

Pero hay más. Lo contó en otra entrevista Klaus Regling, Director Gerente Del Mecanismo Europeo De Estabilidad, un hombre con un sin par currículo de compromiso social precisamente: “Trabajó en el FMI antes de enrolarse en un hedge fund. De ahí pasó a , y después asesoró a Angela Merkel en asuntos de regulación financiera”, según nos lo presentan. ¿Qué quieren así que hagan el alto cargo europeo y su jefa Merkel? “Las recetas de la troika en Europa, y anteriormente las del FMI en Asia y América Latina, son las adecuadas para volver a una senda sostenible”, dice Regling. Sí, normalmente empiezan a funcionar cuando los países, tras mucho dolor, echan muy finamente a puntapiés al FMI y toda su parentela neoliberal. Solo así funcionan sus “reformas”. Un pequeño gesto que ayuda grandemente a la estabilidad. El puntapié.

Resulta hasta indignante que se felicite porque, según ellos (que está por ver), “España ha superado los graves problemas que tenía en partes de su sector bancario”. Aunque haya añadido un millón de parados más, aunque se desangre el país en precariedad y tantos ciudadanos se vean obligados a emigrar. Eso es secundario.

Como si esto fuera “lo normal”, políticos y algunos medios de comunicación, nos llaman a admirar “el éxito” de Irlanda, el alumno aventajado, al que le cuadra alguna cifra aunque su población sea mucho más pobre y esté mas desatendida que antes de se iniciara lo que llaman crisis. Nosotros pues, los españoles, nos ubicamos también en esa categoría de educandos ejemplares. Portugal ha aprobado igualmente, habrá que hacer más reformas, eso sí, y a los ciudadanos apenas les falta comerse las raspas del bacalao para subsistir. Si usted bombardea una ciudad y luego la reconstruye, los datos muestran un pasmoso pico de crecimiento económico, se explica en diferentes versiones. Aunque deje un reguero de dolor incalculable. Aunque sus ensangrentados balances sean a costa de las personas.

Han hecho creer a los ciudadanos dóciles y desmemoriados que fueron los servicios públicos los causantes de la crisis. Por eso hay que reducirlos. Las hipotecas basura, los fondos arriesgados (hedge funds), Lehman Brothers y toda su parentela o la burbuja bancaria y las trampas financieras (CDS y similares), el ladrillazo español y la inconmensurable corrupción, no tienen nada que ver, pasaban por allí. En jet privado. Los planes de austeridad, las ayudas a los bancos, también son una pura casualidad. Algunos han comprado la falacia. No sé si también se echan a la espalda de su conciencia las victimas que estas aberraciones están ya ocasionando.

Andamos dudando si fue un pescado podrido, yogures caducados, una lata como dios manda -de tienda y todo-, o un agente tóxico inhalado quien ha destrozado a la familia de Alcalá de Guadaira. No hacen falta demasiado análisis bioquímicos para diagnosticar que está sociedad está muriendo por una masiva intoxicación de injusticia. Hace tiempo que está prendiendo y quien más quien menos nota síntomas. Cada vez cerca el mal a más personas. Las que ya no comen lo suficiente, las que ya no encienden la calefacción, las que no saben qué será de sus vidas -de esas vidas que tenían-, con el tajo sin piedad y sin freno a sus sueldos o pensiones y tantas otras cosas. Eran derechos humanos. Ahora son propiedad privada de alguien. Y con ellos, especula y se lucra. Pero estamos tan intoxicados que apenas discernimos ya la realidad.

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